Nuevos galardones para Rafer y, por ende, para Gijón. El fotógrafo Ramón Fernández se ha alzado, por cuarta vez ya, con un Premio «Quijote» de Fotografía, convocado por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Castilla La Mancha. En esta edición, Rafer se impuso en las categorías de Libre Creación y Gráfico. «Estoy muy contento, esto representa que el trabajo da sus frutos», subraya Rafer, que festeja los reconocimientos en unos premios «muy prestigiosos». «Es más que satisfactorio», indica el fotógrafo, que estaba nominado con cinco de sus obras.

La fotografía de la figura de una bailarina, premiada en la categoría de Libre Creación. | RAFER

La fotografía de la figura de una bailarina, premiada en la categoría de Libre Creación. / | RAFER

En cuanto a la Libre Creación, la génesis de su trabajo se encuentra en Cuba, adonde viajó hace unos meses. Allí ejerció de «maestro» de una joven aprendiz, a quien le enseñó, por ejemplo, la técnica de los bodegones. «Con ella fuerzas la mente para crear de manera muy bonita y es muy buena para hacer composiciones», comenta Rafer. La protagonista de la imagen vencedora es la figura de una bailarina adquirida en el país caribeño, que fue la inspiración para la fotografía. Le acompaña un cielo que simboliza la distancia entre España y Cuba. «La pasé a blanco y negro y así es cómo deja esa atmósfera de impacto que casi no se sabe qué es», desarrolla Rafer.

Ramón Fernández es claro. «No puedo dejar la fotografía, es como una droga para mí», apunta el gijonés que destaca la «pasión» que pone en la disciplina, que le ayuda a «contar la historia de lo que ocurre». «Cuanto más hago, más me doy cuenta de lo importancia de captar esos momentos y transmitirlos a la gente», sostiene Rafer, que se coronó en la categoría de Gráfico en los Premios «Quijote» con unas imágenes tomadas en Mandalay, ciudad de Myanmar, la antigua Birmania.

En concreto, a una comunidad de monjes budistas que van en fila por el pueblo para buscar la comida del día. «Son sus costumbres; en el reportaje les digo desde que salen de la pagoda hasta que van llenando el carro; son cientos de ellos que llevan su pota para llenarla y van caminando ordenadamente», afirma Rafer, que remarca que, cuando realiza un reportaje de este estilo, su objetivo no es lograr una foto «de concurso». «Hago el trabajo con amor y cariño, nunca pensando en los premios», asevera. En el conjunto de imágenes que le valieron el galardón en la categoría de Gráfico predominan las «perspectivas, diagonales y curvas», métodos para añadir «dinamismo» a las fotografías.

Rafer, en 2024, se alzó con la distinción del Premio «Quijote» en el campo de Paisaje y Naturaleza. Ahora se añaden a su colección de logros los reconocimientos en Libre Creación y Gráfico, prueba de la versatilidad del autor, inseparable de su cámara. «Va conmigo a todas partes», reivindica Ramón Fernández, al que cada triunfo en certámenes de este tipo le sigue generando una sonrisa de satisfacción. Su ojo fotográfico no pierde el tino.

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