El Real Valladolid es sexto, en puesto de promoción. Se ubica, después de diez partidos, a tres puntos de la zona de ascenso directo y cuatro del liderato. No es el colista Zaragoza ni el alicaído Málaga, último antes de la zona de descenso.

Pero en Zorrilla hay tensión. Se podía palpar en el entrenamiento del lunes a puerta abierta. Mucho más silencio del habitual, jugadores poco comunicativos. Miradas bajas o al infinito.

La causa puede estar en los tres partidos seguidos en Zorrilla sin ganar, con dos derrotas y un empate, junto a su consecuencia: una clasificación parcial de los cinco últimos partidos en la que el Real Valladolid figura en el decimoctavo puesto con 4 puntos, sólo por delante de Mirandés, Málaga, Huesca y Alavés, todos con 3 y los oscenses con un partido menos.

La imagen clasificatoria es la opuesta de los primeros cinco encuentros. En esa tabla el Pucela era tercero con 11 puntos, empatado con el Deportivo, segundo, y a uno del líder Racing. El mismo equipo blanquivioleta que recaudó el 73,3% de los puntos en sus primeros cinco enfrentamientos, sólo ha podido obtener el 26,6% de los cinco siguientes, dando la vuelta a la tortilla. Los que dejó escapar en el primer tramo son los que ha sumado en el segundo.

Esta caída, agravada por la disputa de tres de esos cinco partidos en casa, más la falta de rivales de enjundia para explicar los resultados negativos -siete de ellos son de la zona media y baja de la tabla- han prendido las alarmas en parte de la afición, que ve un proceso de desintegración del equipo. Ni presiona como al principio, ni en muchas ocasiones sabe qué hacer con el balón, pues carece de juego elaborado y su verticalidad es cada vez menor.

En Zorrilla, al menos por el momento, no se comparte este diagnóstico. La confianza en Guillermo Almada es total y se le considera el técnico ideal para llevar al Real Valladolid a buen puerto, lo que significa luchar por el ascenso, aunque no se logre. «Es un entrenador top», asegura una fuente del club. «Lo conocemos, sabemos cómo trabaja y veremos pronto los resultados. La Segunda española es muy larga y hay tiempo para caer y para levantarse», indica otra.

Los antecedentes dan la razón a esta segunda afirmación. La temporada pasada, tras la décima jornada, el Oviedo era séptimo con 16 puntos, el Levante noveno con 15 y el Elche undécimo con 14. Fueron los tres que ascendieron y el mejor clasificado de ellos lo hizo en la promoción.

Respecto al último partido, la responsabilidad de la derrota no se carga en Almada desde Zorrilla, sino en los errores individuales, tanto en defensa como en ataque. No se señala a los jugadores, pero se piensa que sin estos fallos el resultado pudo haber sido favorable al Real Valladolid, y con diferencia de goles. «Entonces nadie se acordaría del entrenador», comentan.

La placidez del calendario inicial desaparece para mostrar una senda mucho más abrupta. El domingo el Real Valladolid visita al Deportivo, que ha pasado del liderato al cuarto puesto después de sus dos últimas derrotas a domicilio, por lo que saldrá a saco en Riazor. Después, los pucelanos reciben al Granada de Pacheta, que lucha por salir del pozo y encadena cinco partidos sin perder. Luego, visita al Cádiz, tercero. La serie se remata en Zorrilla ante Las Palmas, segundo en la tabla.

En esta Segunda División nadie se come a nadie y es posible que ante equipos punteros que se abran y quieran el balón, el Pucela encuentro el mejor caldo de cultivo para ensamblar su fútbol.

Otra opción es que este cuarteto aumente el roto que padecen los de Almada, y los malos resultados abran una crisis en la que ya no sea posible defender al técnico. También puede haber altos y bajos, que parece la tónica habitual de este equipo.

ENTRENAMIENTO

No fue nada que no haya ocurrido antes, ni el contacto estuvo motivado por ningún tipo de crisis interna, que tampoco se hubiese desarrollado a la vista de todos. Pero chocó que Almada abandonase por un instante el entrenamiento para hablar con el director deportivo Víctor Orta, el secretario técnico Gaby Ruiz y el enlace entre plantilla y área deportiva, Bruno Mazziotti.

Charlaron los cuatro durante un buen rato en una charla seria pero distendida, con especial vehemencia gestual por parte del brasileño, que fue quien más habló. Después, el trío de oficinas se dirigió a la tribuna de los Anexos para ver el partido a campo completo que enfrentó a jugadores del primer equipo suplentes y que no actuaron frente al Sporting, mezclados con algunos del Promesas.

Nadie aprovechó la ocasión para reivindicarse con fuerza, incluido Marcos André, quien protagonizó la nota divertida del enfrentamiento cuando se quitó el peto para dárselo a un rival que llevaba agarrándole durante un buen rato

para arrebatarle el balón. De destacar algo, cabe reseñar los excelentes centros de Alejo, a quien se echó de menos ante el Sporting. Volverá en Riazor tras cumplir su partido de sanción .

Los ausentes de la sesión grupal fueron el lesionado de larga duración Garri, más Amath y Canós, con trabajo específico para recuperarse de sus respectivas lesiones. El equipo descansa el martes, trabajará miércoles y jueves desde las 17.00 a puerta cerrada, al igual que viernes (11.00) y sábado (10.30), antes de viajar hasta La Coruña.