Los que lo conocen saben que no es un grupo cualquiera, porque, como diría uno de sus socios fundadores, Julio Santiago, «parecemos una fundación». No hay persona que desee tocar en algún momento con «Kilika» y que su deseo no sea concedido. Pero para saber algo más, para ahondar en la historia de esta banda que es (presuntamente) la más querida del concejo, hay que volver al pasado. En concreto, al año 2016.

«Había un profesor en la escuela de música municipal que siempre nos animaba a matricularnos», recuerda Julio Santiago. Aquel profesor era Moisés Álvarez, hoy afincado en Madrid. De aquel interés y de aquella insistencia de Moisés, «un tipo muy creativo», surgió todo. «Un buen día, lo hicimos», cuenta otro fundador, Guillermo Lastra, quien es propietario del bar El Trasgu, «donde se coció todo».

Empezaron a ensayar fuera del centro musical, siempre sin pretensiones ni expectativas, «teniendo claro que lo que queríamos era pasarlo bien», dicen Julio y Guillermo. Sin embargo, la pelota «se fue haciendo más grande» y hoy en día son muchos los «kilikeros» fans. Pero, ¿cómo ‘sucede’ el éxito? «Cuando haces las cosas con autenticidad», explica Julio Santiago. «Nos juntamos, lo pasamos bien y, además, hacemos música», añade desvelando el secreto número uno.

Todo lo recaudado, para los equipos

Secreto número dos: Todo lo que recaudan se reinvierte en el grupo, en los recursos que necesitan para poder seguir haciendo conciertos «y casi una década después seguimos juntos«, detalla Lastra. «Por el grupo pasó mucha gente; gente que quiso tocar con nosotros y que hicieron que todo esto sea especial», opina. Nadie de los integrantes de Kilika Santa quiere ser profesional de la música. Todos sus integrantes se ganan la vida en otros sectores. Y quizás esa sea el secreto número tres.

Con esta filosofía han viajado mucho por todo el concejo cangués, también por Asturias, León y Villablino. «No podemos ir a todos los lugares que desearíamos por motivos laborales», confiesa Julio Santiago.

Suelen ensayar los lunes y este año sorprenderán a sus seguidores con un nuevo disco, el segundo de su historia. Se trata, dicen, de composiciones propias que se pueden escuchar en sus conciertos. «Seis o siete» en los que han trabajado todos, pero especialmente «Julio y David, que son creadores natos y dan con temas muy buenos». Todo depende del grupo. Desde la grabación a la postproducción. Es algo que «nos caracteriza, que nos encargamos de todo y no queremos dejar que nadie nos gobierne».

«El calor de la gente»

Después de tantos años de viajes y conciertos siguen sintiendo «el calor de la gente». «Es lo más importante para nosotros, que el público se lo pase bien», dice Julio Santiago. «En Cangas nos apoyan mucho; hacemos camisetas para mejorar el equipo de altavoces y se venden; y después ves que la gente te acompaña», detalla Guillermo Lastra, quien, a sus 62 años, dice que la música «me aporta todo y me persigue».

Cabe recordar a todos los que pasaron por la banda y dejaron huella, «La Chispa, la batería, o Pablo, el dermatólogo». Hay un secreto número cuatro que no es menor en importancia: «No aspiramos a la perfección y no queremos sonar enlatados, somos lo que somos. Kilika Santa», advierten sus fundadores.

La funeraria con alma musical

En Cangas del Narcea y todos los lugares donde la banda tiene vínculo conocen bien un vehículo muy especial. Una antigua funeraria que utilizan casi desde su primer año de vida para trasladar los equipos. «Es una reliquia, además tiene muchas pegatinas y publicidad que nos recuerdan tantas vivencias….», subraya Julio Santiago, quien se atreve a elegir una canción de su primer disco, «Merkel» y a desafiar al mundo con una advertencia: «Nunca se sabe, igual damos un pelotazo y nos llaman (si España finalmente acude) a Eurovisión».

La funeraria de Kilika santa.

La funeraria de Kilika santa. / Kilika Santa

Hoy en día, integran el grupo, además de Guillermo Lastra y Julio Santiago, los «Luises» de los bajos, Manu, David Mancebo, Miguel, Juan Rodríguez y Rafa Sorriba. Su carta de presentación: «A las orillas del Narcea nace la única música con olor a pólvora y sabor a rock». Larga vida a Kilika Santa, el grupo que recuerda, por cierto, la vulva de la mujer (de ahí su nombre).

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