Fiodor Dostoyevski nos demostró que la novela negra es la mejor manera de retratar una sociedad. La trama y los personajes muestran la complejidad humana, los instintos más primarios y las pasiones más inconfesables. La psicología de los personajes rezuma los traumas colectivos, sus carencias y sus anhelos. Sabemos más sobre el costumbrismo de mediados del siglo XIX en el Imperio ruso a través de ‘Crimen y castigo’ que por los sesudos libros de historia.
Probablemente sea por eso, por la versatilidad del género, que Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) se haya decidido por la novela problema. Aparte de que me estimula descubrir quién es el malo, le agradezco a su ‘Misterio en el Barrio Gótico’ que me haya devuelto la Barcelona literaria, con efecto proustiano, con aquel sabor dulzón de la nostalgia. Sus paseos por la Barcelona medieval consiguieron trasladarme a la ciudad del medievo, pero también a la Barcelona de Eduardo Mendoza y de Manuel Vázquez Montalbán. Quizá sea un homenaje al ‘Misterio de la cripta embrujada’ o a Pepe Carvalho, a pesar de que esa Barcelona ya no existe y que Víctor Balmoral, el protagonista, es mucho menos Carpanta que el detective que tanto se parece a Juanjo Puigcorbé.
Los ingredientes de la trama son infalibles: anónimos, misterio, muertos, personajes oscuros, escenarios históricos y un periodista cultural sénior responsable de desentrañar el enigma
De hecho, albergo el convencimiento que fueron los escritores mencionados los que construyeron esa Barcelona de nuestro imaginario. Los forasteros, los de la comarca nos visita, percibimos la ciudad influenciados por estas magníficas páginas escritas. Algunos dirán que seguramente la romantizamos porque forman parte de la ficción y no de nuestra rutina.
Ingenioso y eficaz truco
Para mí, la intriga que plantea ‘Misterio en el Barrio Gótico’ es un ingenioso y eficaz truco que mantiene la tensión narrativa para tener al lector pegado a sus páginas. Ahora bien, lo que me parece sumamente interesante son los pasajes históricos que se desarrollan en los escenarios de la novela. Episodios revelados, o ya olvidados, que consiguen despertar la curiosidad del lector. Realmente muy bien contado por el escritor diletante, que sabe muy bien de lo que habla por ser miembro de la Real Academia de las buenas letras. Fíjense si es así, que me parecería muy acertada la ruta Vila-Sanjuán por las calles del Gótico.
Hay un personaje secundario interesante, Tomás Riquelme, un tipo socarrón, amigo del protagonista que ejerce como voz de la consciencia. Tiene la particularidad de que es un fantasma. ¿Como no va ser socarrón? Sin embargo, los diálogos entre ambos me recuerdan a ‘Pedro Páramo’, por el diálogo entre la vida y la muerte, señalando lo que uno pierde y el ‘carpe diem’. Con lo cual le añadimos una pizquita de Juan Rulfo como condimento.
El resto de ingredientes de la trama son infalibles. Anónimos, misterio, muertos, personajes oscuros, escenarios históricos y un periodista cultural sénior, con mucho oficio, responsable de desentrañar el enigma. ‘Misterio en el Barrio Gótico’ ha merecido el Premio Fernando Lara 2025, el mismo galardón en el que quedó finalista ‘La sombra del viento’ de Carlos Ruiz Zafón en 2001, un libro magnífico con el que comparte algunos rasgos. Además, se trata de un reconocimiento especialmente entrañable para la familia de Planeta. Por todo ello… lean, lean.
Misterio en el Barrio Gótico
Sergio Vila-Sanjuán
Planeta
256 páginas
20,90 euros