
Los arquitectos Estellés (con sombrero) y Tenreiro, el 22 de junio de 1922, supervisando la obra de construcción del edificio del Banco Pastor
CEDIDA por José Elías de la Puente
Que el Banco Pastor está levantado sobre pilotes de madera se ha dado por hecho desde siempre. Así figura en el libro canónico sobre el edificio, escrito por cuatro especialistas, y así se dice en las visitas guiadas a símbolos arquitectónicos de la ciudad que organiza la sede coruñesa del COAG. Son dos ejemplos, pero se podrían poner más. No es un detalle baladí si pensamos que se trata del que en su día fue el inmueble más alto de España. Justo cuando están a punto de cumplirse cien años de su construcción, una investigación ha venido a desmentir este hecho. El autor de la misma es el arquitecto técnico José Elías de la Puente Formoso, trabajador del Banco Santander (actual propietario del edificio) y responsable de la obra de reforma de la emblemática construcción que da inicio al Cantón Pequeño. Ayer presentó los resultados de este trabajo: lo hizo en el propio inmueble, en forma de ponencia titulada ‘La cimentación del Edificio Pastor. Revelándonosla la verdad a través de la evidencia’.
La tesis de De la Puente es que los arquitectos Antonio Tenreiro, coruñés, y Peregrín Estellés, valenciano, no emplearon pilotes de madera en los cimientos del Banco Pastor, sino pozos de cimentación (de dos tipos). Para llegar a esta conclusión, este acreditado especialista ha estudiado a fondo cómo fue el proceso de construcción. Leyó todos los libros sobre el particular, consultó hemerotecas, recorrió archivos, habló con antiguos empleados.
De los planos del edificio, conservados en el Archivo Histórico Municipal, no extrajo demasiadas conclusiones. Sin embargo, un reportaje publicado en la revista ‘Alfar’ en 1923 ofreció una pista significativa. Dice así: “Se invirtieron en la obra ocho meses, dos de los cuales fueron dedicados a la cimentación, cuya profundidad media es de 7 metros, alcanzando una máxima de 13, en la cual, a más de luchar con el obstáculo de los fangos y arenas que constituyen el subsuelo de esta parte de la Coruña, se han tenido que realizar importantes agotamientos de aguas”, se puede leer en la citada publicación. “Al decir que tienen que achicar agua está describiendo un pozo de cimentación. Porque cuando realizas pilotes nunca tienes que achicar agua, simplemente hincas el pilote. Sin embargo, en los pozos de cimentación sí que hay que achicar”, explica el arquitecto técnico.
Tres fotografías que localizó, a través de Todocolección, en la tienda Tesoros del ayer, de Cercedilla (Madrid), resultaron fundamentales en la investigación. De autor desconocido, fueron tomadas el 22 de junio de 1922, en plena cimentación del edificio. El escaneo en alta resolución de las imágenes proporcionó detalles cruciales, además de alguna curiosidad, como localizar a los arquitectos Tenreiro y Estellés junto a los muchos obreros. Ahí brillan por su ausencia los pilotes de madera, pero sí se ven los dos tipos de pozos de cimentación a los que alude el experto. Uno cuadrado y más simple, para menos profundidad, y otro circular, para llegar más hondo.
Al estilo de Chicago
“El objeto de la ponencia es desmentir un mito”, explica De la Puente, que tras su exhaustiva investigación presentó sus conclusiones ante un público que abarrotaba el mismo edificio que era objeto de la disertación. Su experiencia como arquitecto técnico le decía que no tenía sentido que se emplearan simples pilotes de madera para soportar una estructura tan pesada como es el primer rascacielos de España. Sus pesquisas lo confirmaron. ¿Cómo lo hicieron Tenreiro y Estellés?: pues tomando como referencia los arquitectos de Chicago, que aún hoy en día es considerada la ciudad americana de los rascacielos por antonomasia, junto con la más famosa Nueva York.
De hecho, el edificio cumple con las normas urbanísticas de Chicago, lo que resulta consecuente, puesto que el suelo es muy parecido al de la Pescadería, al estar formado por una mezcla de arena y arcilla limosa. Por ello resulta lógico que se usara el mismo sistema que se emplea allí para llegar a más profundidad el llamado ‘Chicago caisson’. Consiste en un anillo de hormigón, con un diámetro de entre 1,5 y 2,5 metros, se excava por debajo y, a medida que desciende el pozo, se añade otro anillo, y otro, sucesivamente. Ya en el fondo, se vierte el hormigón y se instala la zapata. Este, sistema, más habitual, de pozo de hormigón con un entibado en madera, es el que se usó para las zonas que necesitaban menos profundidad.
El uso de cemento fue muy innovador, aunque para conseguir este efecto contaban con un equipo de primera categoría, en el que se encontraba un pionero, un constructor bilbaíno llamado Valentín Vallhonrat, innovador en el uso del hormigón y el primero en usarlo bombeado para construir presas en España.

El Banco Pastor, poco antes de la finalización de su construcción
CEDIDA por el Banco Santander
El motivo de la confusión
El desmentido de José Elías de la Puente no hace de menos al edificio. “Todo lo contrario. Es una cimentación más novedosa, distinta y más acorde con el edificio. Un pilote de madera era de lo más normal en la época, pero este es un tipo de cimentación que nunca vi en A Coruña, ni en Madrid”, apunta el arquitecto técnico.
Pero si las pruebas obtenidas por él son tan abrumadoras, ¿de dónde puede haber salido la leyenda urbana de que el Pastor se levantó sobre simple pilotes de madera? Para eso también tiene respuesta De la Puente, que se ocupó de atar todos los cabos de cara a su exposición de ayer. El origen del bulo hay que buscarlo en la ampliación que se hizo en la parte trasera mucho más tarde, en 1964.
“El edificio son dos cuerpos: el original y el anexo, y hay que diferenciarlos”, explica el aparejador, que nuevamente recurre a pruebas gráficas. Existe una foto de Durán Loriga en la que se puede ver como hincan grandes estacas de madera en el suelo. “Tiene más sentido, porque es un edificio mucho más bajo. El original tiene diez plantas y es de hormigón, y eso es mucho peso para los pilotes de madera”, comenta.
Según este experto, para soportar semejante masa habría sido necesario hincar tantos que ni siquiera habría habido espacio para saneamiento. Conclusión: “El edificio del Banco Pastor se cimentó con dos tipos de pozos de hormigón, de más y menos profundidad, y el anexo, con pilotes de madera”.
Para construir el inmueble hubo que traer artesanos y materiales de muchos puntos del globo. De la Puente los enumeró en su ponencia: hierro y cemento de Bélgica, cerámica de Ponferrada, mosaicos de Barcelona, mármol de Italia, suelos de madera de Bilbao… Intervinieron también canteros coruñeses, los Escudero. Un edificio que tiene un poco de todas partes y, desde ayer, un secreto menos, el de su cimentación.