El robo en el Louvre del domingo nos ha recordado el episodio de Picasso con el museo parisino, tras la sustracción de dos bustos íberos a principios del siglo XX que el pintor ocultó en su casa y por los que fue investigado. Una anécdota curiosa de un hombre con claroscuros, que revolucionó el arte contemporáneo y mantuvo una controvertida relación con las mujeres. Un pintor que fue un genio y que desde su posición forjó una amistad de décadas con Eugenio Arias, su barbero, al que regaló un buen puñado de obras que el alfajeme donó a Buitrago de Lozoya, su lugar de nacimiento. Allí hay un museo y precisamente de la visita a esa colección surgió la idea de El barbero de Picasso, escrita por Borja Ortiz de Gondra.
Pepe Viyuela en el papel del pintor malagueño y Antonio Molero en el de Eugenio Arias dan vida el viernes en el Principal a la comedia que dirige Chiqui Carabante y en la que hay visos de todas las caras del artista: «Intento hacer un Picasso humano, es decir, no fijarme en la parte monstruosa ni en la genial exclusivamente, sino en un ser humano con todas las caras como las que todos y todas tenemos», detalla Pepe Viyuela, consciente de que no podían obviar su imagen de maltratador, pero tampoco cargar todas las tintas en ese sentido. «Hay momentos en la función que presentamos a un Picasso intratable, soberbio y absurdo al que dan ganas de darle un bofetón, y en otras, a un hombre cordial y atento, amante de su mujer, divertido y amigo de sus amigos».
De todas maneras, como Viyuela recalca, no es un biopic ni un retrato de la época (los años 50 del siglo pasado). «Tomamos un pellizquito del gran pastel que es la vida de Picasso» para presentar la historia de una amistad «profunda, extensa e intensa» entre el pintor y Eugenio Arias, dos hombres convertidos en confidentes, unidos por el exilio (ambos se conocieron en la localidad francesa de Vallauris), su afición a los toros y su afiliación política. Sin olvidar el peso de la identidad cultural: «Eso es fundamental. La obra empieza con el pintor creyendo que el barbero es francés y cuando se entera que es español, empieza a interesarle».
La comedia que comparte también con Mar Calvo (como Jaqueline Roque) y Juan Carlos Talavera (que sustituye a José Ramón Iglesias) le ha servido a Viyuela para profundizar en la figura de Picasso y cambiar la imagen que tenía de él: : «Antes lo veía como un icono del siglo XX, pero al acercarme a él desde un punto de vista más humano me hace verle ahora como alguien imperfecto, como un señor muy listo e inteligente que también tuvo mucha suerte en la vida, aparte de un gran talento. Suerte porque se le empezó a valorar pronto como un gran artista, sin olvidar que eso venía de su gran capacidad para el trabajo, que investigaba constantemente y que hizo pintura, escultura, cerámica… que era inagotable trabajando. Un ser profundamente vitalista, con una visión de la vida de querer bebérsela a tragos. Veo a un hombre interesante al que me hubiera gustado conocer personalmente» (el viernes, en el Teatro Principal, a las 20:30 horas).