Los dos grandes vectores de crecimiento de la cadena de supermercados ya son rentables y centrarán los esfuerzos de inversión de la compañía valenciana para los próximos ejercicios.
Mercadona no crecerá con la apertura de más establecimientos en España, donde suma ya más de 1.660 establecimientos, sino con la ampliación de su negocio en Portugal y el desarrollo de su negocio de comida preparada, según explicó ayer el presidente del grupo valenciano, Juan Roig, durante el Congreso Aecoc de Gran Consumo.
Mercadona inició su actividad en Portugal en 2019 y actualmente ya tiene 66 establecimientos en el país, seis de ellos inaugurados en lo que va de año, aunque prevé abrir otras cuatro tiendas antes de acabar el ejercicio. Su plantilla en el mercado luso es de 7.000 trabajadores y las inversiones previstas por la cadena en el país este año ascienden a 157 millones de euros.
Además, Mercadona abrió en julio en Portugal su mayor almacén logístico, situado en Almeirim, con 440.000 metros cuadrados y en el que ha invertido un total de 290 millones de euros. La puesta en marcha de este bloque complementará al otro centro logístico del grupo ubicado en Póvoa de Varzim (Oporto).
Mercadona ya está presente en doce de los dieciocho distritos que constituyen Portugal y en los próximos años crecerá hacia el sur, hacia Faro. La apuesta por el país ya está dando sus frutos, puesto que la cadena comenzó a ganar dinero en Portugal el año pasado, con un beneficio de siete millones de euros, que prevé duplicar este año.
«Estamos muy orgullosos de nuestra expansión en Portugal y creo que los españoles no hemos tratado a los portugueses como se merecen», afirmó ayer Roig. Por el momento, este es el único país fuera de España en el que Mercadona estará presente, aunque Roig indicó en marzo que el siguiente llegará cuando Portugal esté consolidado.
«No habrá cocinas»
El presidente de Mercadona apuntó también a la comida preparada como gran vía de crecimiento de la compañía, debido a los cambios sociales. «Hemos dado muchas materias primas para que el jefe cocinara, pero ahora hay tecnología para que no cocine en su casa», dijo, recordando su vaticinio de que «a mediados de este siglo no habrá casi cocinas en las casas». Y añadió que «si nuestras tatarabuelas hubieran tenido esta tecnología, tampoco habrían cocinado».
La sección Listo para Comer está actualmente presente en todas las tiendas de Portugal y en 1.470 establecimientos de Mercadona en España. En el resto, unas 200, se ha iniciado un proceso de reforma para añadir este servicio. Esta sección, que durante mucho tiempo fue deficitaria, empezó a dar beneficios a la cadena el año pasado y se espera que siga creciendo.
Aparte de la sección de obrador, también está ganando peso la alimentación preparada y envasada. De hecho, su proveedor Platos Tradicionales está ampliando su fábrica, especialmente en la categoría de asados, para alcanzar una superficie de 20.000 metros cuadrados.
La estrategia, explican fuentes de la cadena, es «acercar cada vez más el producto a la boca del cliente y que pueda comprar alimentos que pueda comer en la tienda, en casa o en el trabajo».
De hecho, Mercadona está planificando un cambio en la distribución de las tiendas, en la que los precocinados ganarán terreno progresivamente y los productos frescos se acercarán a la zona de comida preparada para responder mejor a la tendencia de compra de los clientes.
«Ganar dinero es necesario y satisfactorio»
El presidente de Mercadona, Juan Roig, defendió en el Congreso Aecoc el orgullo de ser empresario y la necesidad de que las empresas ganen dinero. Ante un auditorio de 1.450 asistentes, pertenecientes a más de 500 empresas, Roig afirmó que a veces «nos da vergüenza decir el dinero que ganamos», pero «ganar dinero es bueno, es necesario y es satisfactorio». Roig afirma que la rentabilidad es indispensable para pagar bien a los trabajadores y a los proveedores, y para reinvertir en las empresas y pagar impuestos.
Además, el empresario defendió que los empresarios no solo deben estar orgullosos, sino «salir del armario». El empresario, dijo, debe preguntarse «qué puedo hacer yo por España», y no al revés.