Eva Illouz es una socióloga judía, nacida en Marruecos y criada en Francia, que ha destacado por sus ensayos sobre el impacto de las emociones, mediatizadas por el efecto tecnológico, los cambios culturales y la publicidad, en la vida particular y pública de los individuos, un campo de trabajo nuevo y muy prometedor para los científicos sociales. En uno de sus últimos ensayos, por ejemplo, aborda la influencia venenosa del asco en ciertas actitudes políticas disolventes que se observan en las democracias.
Con afinidades marxistas, simpatizante de la teoría crítica de Adorno, izquierdista del ala socialdemócrata, ha sido una crítica severa del Gobierno ultranacionalista de Israel, hasta el punto de firmar una petición al Tribunal de la Haya para que investigara la comisión de crímenes de guerra, hecho que provocó que un ministro de Benjamín Netanyahu se negara a hacerle entrega de un premio que le habían concedido.
Cuenta Eva Illouz que al día siguiente del despiadado ataque perpetrado el 7 de octubre de 2023 por Hamás, con destrozos, torturas, violaciones y más de 1.200 muertes, quedó paralizada por el asombro con que recibió las numerosas muestras de simpatía hacia los terroristas y de odio hacia los judíos exhibidas por diversos grupos y nombres conocidos de una izquierda. Le costaba entender que esa izquierda no tuviera un gesto de compasión hacia las víctimas. Se pregunta cómo es posible que quienes reaccionan así den por sentado que «la causa palestina, incluso cuando la defiende un grupo genocida, es intrínsecamente buena, mientras que Israel, incluso cuando responde a un ataque, encarna el mal».
Este ensayo, en sintonía con otros intentos guiados por la misma inquietud, abre camino a una exploración más profunda de la izquierda actual
Este ensayo, escrito en los meses siguientes al ataque, resulta de la búsqueda de una explicación. Responde al deseo de comprender una postura tan perturbadora para ella. Dos pistas confluyeron para conducirla a una sospecha. Una encuesta a votantes estadounidenses judíos le indicó que el porcentaje de quienes pensaban que Israel estaba cometiendo un genocidio era muy inferior entre los mayores de 40 años. El segundo dato que le llamó la atención fue que la mayoría de los profesores de la Universidad de Columbia firmantes de una carta a favor de Hamás eran de humanidades y la mayoría de los que se pronunciaban en contra y a favor de Israel pertenecían a los departamentos de las ciencias duras.
Conclusión
Eva Illouz no tardó en llegar a una conclusión. La izquierda desalmada, que no se conmovía e incluso celebraba el asalto de Hamás, se había formado bajo el influjo de los postestructuralistas de la ‘french theory’, una de las creaciones más esotéricas de la historia de la filosofía, que durante un tiempo causó una extraña fascinación en los campus norteamericanos, con su amalgama de ideas abstrusas, deconstrucción, posmodernismo, decolonialismo y crítica abstracta del poder, en la que también mezclaron, en un batiburrillo de ‘antis’, el antisionismo.
Esa izquierda, termina Illouz, ha optado por la comodidad de tomar atajos a la hora de interpretar la complejidad del mundo y simplificar las cosas, tratando de someter la realidad a un orden moral expeditivo, con el propósito principal de reforzar su identidad. Es la izquierda que se ha rendido al pensamiento rápido, que declina ante los problemas y recurre a las malas artes del populismo, que ha dictado una sentencia inapelable sobre Gaza y ha desconcertado a Illouz.
Este ensayo, en sintonía con otros intentos guiados por la misma inquietud, abre camino a una exploración más profunda de la izquierda actual. El lector podrá sorprenderse del silencio que guarda sobre la desproporción del contragolpe israelí y de que se abstenga de emitir un juicio. Illouz ha expuesto la visión que tiene de Israel y su Gobierno en varios escritos, cuya lectura es más oportuna que nunca. Este breve texto está redactado exclusivamente con el ánimo de interpelar a la izquierda, de la que ella forma parte y, en esta ocasión, discrepa con honda preocupación. Lo que la socióloga de las emociones desea es que la izquierda no pierda la sensibilidad y no deje de pensar.
El 8 de octubre. Genealogía de un odio virtuoso
Eva Illouz
Traducción de Alejandro Katz
Katz
95 páginas
14 euros