Mientras los motores rugen en el Autódromo Hermanos Rodríguez y las tribunas vibran con la emoción del Gran Premio de México, en el otro extremo de la pista, sin reflectores ni aplausos, se corre otra carrera: la de la logística.

Es la “race behind the race”, como le llaman los especialistas; una maquinaria perfectamente sincronizada que hace que toneladas de autos, herramientas y tecnología crucen fronteras en cuestión de horas.

“México es un mercado enorme para todos nosotros, y esta carrera demuestra lo importante que es para la compañía y para el deporte”, comentó Christian Pollhammer, Operations Manager – Sporting de Fórmula 1 (F1).

Desde su experiencia, la capital mexicana se ha ganado una reputación de eficiencia. Si todas las carreras estuvieran tan bien organizadas como la de México, tendríamos una vida muy fácil, bromeó.

Y es que en la F1 nada se deja al azar. Ni la potencia del motor, ni el color del neumático, ni siquiera el enchufe que alimenta una cafetera.

“Nosotros lo traemos todo: nuestra cocina, nuestros generadores, nuestro sistema de televisión. No queremos depender de nadie más que de nosotros mismos”, dijo Pollhammer.

La tarea no es menor. Apenas unas horas después de que concluye el Gran Premio de Estados Unidos en Austin, la operación se activa: el primer vuelo rumbo a México despega entre las tres y cuatro de la madrugada del lunes, y el último lo hace a la una de la mañana del martes.

“Todo se mueve a velocidad de pit stop”, explicó John Williams, Managing Director Motorsports & Events Logistics en DHL Global Forwarding.

Y ese nivel de detalle se replica en cada tuerca del paddock. El orden de los equipos, por ejemplo, se mantiene igual toda la temporada, basado en el campeonato de constructores del año anterior.

“Esto nos da velocidad. Venimos de Austin y no sabemos cómo terminará la carrera, pero si cambiamos el orden cada vez, sería imposible montar todo a tiempo”, comentó Pollhammer.

El volumen estimado de carga ronda las mil 200 toneladas de equipo aéreo, que incluye desde autos y piezas hasta combustible y sistemas de transmisión televisiva.

A eso se suma el transporte marítimo desde Europa, que moviliza estructuras de hospitalidad, mobiliario y paneles para los garajes, con más de 10 días de anticipación.

“Mientras el equipo aéreo viaja directo desde Austin, otro grupo ya está aquí desde el sábado anterior, montando hospitalidades y estructuras del paddock”, detalló Tom Sherwood, Event Manager – Sporting de F1.

Personas

La F1 funciona como una ciudad autosuficiente: genera su propia energía, alimenta a miles de personas y transmite su propio contenido. Detrás del glamour hay una operación logística milimétrica donde cada minuto cuenta.

En cuanto a personas, las reglas también son rígidas. Cada escudería puede tener hasta 90 personas operativas, registradas ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA), y están sujetas a un “toque de queda”: deben cumplir horas de descanso antes de regresar a trabajar.

Los equipos grandes como Ferrari, Red Bull, McLaren, movilizan cerca de 180 personas, pero solo la mitad puede tocar el auto. El resto se dedica a hospitalidad, mercadotecnia y patrocinio.

Combustible y neumáticos

En cada carrera, DHL transporta unos 15 mil litros de combustible, repartidos entre los cuatro fabricantes actuales.

“El combustible es uno de los aspectos aduaneros más complejos. Lo importamos, se consume y no se puede reexportar. En países como China, ese proceso puede tomar semanas de coordinación”, detalló Pollhammer.

Otro gigante silencioso es Pirelli, quien realiza su propia logística y envía por mar siete contenedores cargados de neumáticos a cada circuito.

“Todo vuelve a Italia: los neumáticos usados se trituran y se reciclan, el caucho se reutiliza y nada se desperdicia. Es una cuestión de sostenibilidad, pero también de confidencialidad: Pirelli no permite que nadie más tenga acceso a su tecnología”, explicó el directivo.

Cada goma pasa por un proceso ritual en el que el equipo entrega el rin, Pirelli monta la llanta, el ingeniero asignado verifica la presión, y luego se envuelve en una manta térmica para alcanzar la temperatura ideal antes de la carrera.

“Queremos eliminar las mantas, porque consumen muchísima energía, pero todavía no hemos encontrado una solución que iguale su rendimiento”, subrayó.

Sustentabilidad

Pero más allá de la precisión técnica, la sostenibilidad se ha convertido en una pieza clave del engranaje. Formula 1 y DHL han asumido el compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono para 2030, y la logística juega un papel crucial.

“Estamos incrementando el uso de transporte marítimo y de combustibles sostenibles en nuestras operaciones aéreas y terrestres”, explicó Pollhammer.

Agregó que en Europa todos los camiones de DHL ya funcionan con combustible sustentable, y las fuentes de energía para hospitalidades y garajes provienen de baterías, paneles solares y generadores de biocombustible.

John Williams complementó que DHL ha invertido en combustibles sostenibles para aviación en sus principales hubs en Leipzig, Cincinnati y East Midlands, además de colaborar con socios marítimos como MSC en el uso de combustibles verdes para transporte marítimo.

“Es un proceso en construcción, pero ambas organizaciones estamos tirando del mismo lado de la cuerda”, aseguró.

Detrás de cada movimiento hay planeación milimétrica, protocolos de seguridad y redundancia.

“Ningún equipo viaja en un solo avión. Cada uno clasifica su carga por prioridad -uno, dos, tres- y se distribuye en distintos vuelos. Si uno se retrasa, el equipo puede seguir trabajando; y si algo sale mal, nadie pierde todo”, explicó Pollhammer.

El resultado es una operación que no se detiene nunca, que salta de continente en continente con precisión suiza y corazón mexicano.

Porque, como dijo entre risas John Williams: En términos de carrera, no sé quién va a ganar… pero nosotros ya ganamos al traer todo hasta aquí a tiempo.

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