Las cucarachas se extienden por Wall Street. La última semana se han visto fuertes turbulencias en los principales índices a medida que la quiebra de First Brand y Tricolor (empresas relacionadas con el motor) hizo emerger en las cuentas de la banca regional de EEUU una posible crisis por los créditos subprime (alto riesgo). Los temores rápidamente se resolvieron pero este no es el primer susto que da un sistema financiero en el que los episodios de pánico permanecen. Ya ocurrió con los bonos en SIlicon Valley Bank y ha habido alertas por la exposición al inmobiliario comercial (oficinas). Los analistas están avisando de que pese a que no ven una crisis financiera sí se ha entrado en una fase de ‘ataques de pánico recurrentes’ que irán a más y detrás de esto está una deriva peligrosa de la economía de EEUU.
En su último informe Fitch comenta que ha aumentado claramente el riesgo de los bancos regionales debido a las pérdidas vinculadas a instituciones no financieras. Estas instituciones, IFNB por sus siglas en inglés, no son bancos sino aseguradores, fondos de cobertura, empresas dedicadas a la financiación al consumo, fintech de crédito… etc. Firmas más pequeñas que están enclavadas dentro del sistema financiero, pero que pueden caer y que están vinculadas a créditos y fórmulas mucho más arriesgadas.
El ejemplo claro es lo ocurrido con Tricolor y con First Brands. Empezando por la última, está quebró por el ‘factoring’, un tipo de deuda con los fondos de inversión que se basaba en vender parte de los ingresos a futuro a cambio de liquidez inmediata. Esto provocó que si bien se estimaba que tenía 5.900 millones de deuda a largo plazo contra 1.000 millones de efectivo, escondía una deuda de hasta 50.000 millones con unos activos que solo tenían un techo de 10.000 millones. Tricolor directamente era una financiera dedicada a créditos subprime en el sector del motor que, ante la realidad del sector, tuvo que detener su actividad.
Este tipo de fórmulas provocan que cuando llegue un momento de flaqueza, como las medidas de Donald Trump que, con sus aranceles, sacudieron el sector del motor. O las medidas de inmigración que aumentaron la morosidad de Tricolor, estas empresas estén abocadas a la quiebra. Un peligroso tobogán que las golpea a ellas en primera instancia, pero que posteriormente emerge como un agujero en el sistema bancario y, en caso de pánico, puede devenir en una crisis.
De este modo, los expertos de Fitch consideran que es peligroso el rápido crecimiento de la última década de las instituciones bancarias no financieras. Su avance «podría indicar un riesgo más alto en este segmento crediticio en crecimiento. La rápida expansión de la exposición a las IFNB aumenta la probabilidad de que la concentración de contrapartes, combinada con una suscripción deficiente, presione las ganancias y la confianza de los bancos más allá de los bancos afectados individualmente».
Según la agencia los préstamos a través de IFNB han pasado de representar solo el 3% del total hace una década a ser más del 10% y tocar los 1,2 billones de dólares en junio de 2025. La agencia dice que Fifth Third, JPMorgan Chase, Zions y Western Alliance han mostrado que, tanto en esta última crisis como en los cargos adicionales de la crisis de las oficinas, «se trata de pérdidas que ponen de relieve la interconexión de las NBFI con el sistema bancario regulado y que las debilidades del primero pueden generar un impacto desproporcionado en las ganancias del segundo, especialmente cuando las exposiciones son más significativas para los bancos».
Desde Moody’s también hacen el mismo diagnóstico. «Los bancos han adoptado nuevas estrategias en respuesta al cambiante entorno del mercado, centrándose en el aumento de los préstamos a instituciones financieras no depositarias (IFND), que alcanzaron los 1,2 billones de dólares a finales de junio para bancos estadounidenses con registro nacional. Aproximadamente 300 000 millones de dólares de estos préstamos se otorgan a proveedores de crédito privados, lo que contribuye a impulsar la expansión del sector».
«La reciente quiebra de Tricolor demuestra que los préstamos bancarios a las IFND pueden generar pérdidas significativas»
A medida que los bancos compiten con prestamistas no bancarios y simultáneamente los financian, «pueden surgir problemas de calidad de los activos. La reciente quiebra de Tricolor demuestra que los préstamos bancarios a las IFND pueden generar pérdidas significativas». Sobre cómo se relaciona la banca y este tipo de instituciones, muchas entidades bancarias sí tienen exposición gracias a que compran directamente tramos de deuda emitidos por estos o que tienen crédito con los mismos. Firmas más pequeñas como Tricolor son el caso perfecto.
Yendo al caso de las oficinas. Las instituciones financieras no bancarias, como podría ser Blackstone o Apollo, dieron liquidez al mercado para que firmas se hiciesen con bienes comerciales (oficinas) y las alquilasen. Sin embargo, muchas veces se trata de firmas más pequeñas y vulnerables y con fuertes vínculos con entidades tradicionales. Con la subida de los tipos de interés y una demanda desmoronada, muchos jugadores de este mercado optaron por no pagar. Según la Universidad de Florida, «de los 158 bancos más grandes, 59 se enfrentan a exposiciones a bienes raíces comerciales superiores al 300% de su capital social total».
A esto hay que sumar las pérdidas no realizadas por sus bonos, cuyo precio ha caído tras la subida de los tipos de interés por parte de la Fed. Esto fue lo que hizo caer a Silicon Valley Bank y, según la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) los bancos estadounidenses aún tenían más de 480.000 millones de dólares en pérdidas no realizadas en sus bonos en el primer trimestre de 2025. Si bien son cifras que añaden mucha tensión al sistema, este factor debería diluirse poco a poco a medida que la Fed baje los tipos de interés y pase el tiempo. Sin embargo, esta carga se suma a los otros frentes, un terreno abonado para las ‘minicrisis’.
¿Crisis bancaria general? No tan rápido
Estas firmas no bancarias tienen una regulación mucho más largas por las que pueden exponerse a fórmulas mucho más arriesgadas. Desde Capital Economics dicen que la situación de ‘minicrisis bancaria’ se mantiene viva desde 2023. «Las recientes noticias sobre pérdidas crediticias que alarmaron al mercado en general parecen una extensión de la problemática exposición al sector inmobiliario comercial que ha lastrado a los bancos regionales desde 2023». De hecho, la firma se pregunta si se había formado desde entonces una burbuja en el crédito privado que pueda estar enraizada en el sistema financiero de EEUU, provocando esa fragilidad sistemática.
«La caída de los precios de las acciones de los principales actores del mercado de crédito privado es una señal de que los inversores también están preocupados, ya sea por nuevas pérdidas crediticias en curso, la desaceleración del crecimiento de las ganancias de los gestores de activos alternativos, o ambas» comenta la firma. Por su parte alude a que, pese a que no hay una crisis bancaria a corto plazo «los indicadores que publican sí apuntan a un debilitamiento de la calidad crediticia en general, y la FDIC sugiere que el crédito privado estadounidense ha crecido más de un 20 % anual desde 2010, hasta alcanzar aproximadamente 1,7 billones de dólares a finales de 2024».
«Incluso si surgen problemas más generalizados en esa clase de activos en particular, es improbable que se convierta en una amenaza sistémica para la estabilidad financiera»
Al igual que Fitch defienden que «una mayor dependencia de los IFNB para la financiación también podría causar problemas de liquidez durante una recesión del mercado, ya que los bancos centrales, como la Reserva Federal, se centran principalmente en actuar como prestamista de última instancia para el sistema bancario». En consecuencia, advierten de que un mayor impacto de los mismos genera un potente impacto económico. Sin embargo, señalan que se está muy lejos de los niveles que había antes de la crisis de Lehman Brothers. Según Capital Economics a diferencia de entonces la deuda por préstamos apalancados es solo de 1,4 billones de dólares frente a los 21,6 billones de dólares. «Incluso si surgen problemas más generalizados en esa clase de activos en particular, es improbable que se convierta en una amenaza sistémica para la estabilidad financiera».
«Es cierto que ahora los préstamos de las IFNB suponen cerca del 10% del total, algo que podría preocupar. Sin embargo, por ahora el otro 90% son créditos de mucho menor riesgo que los préstamos tradicionales a hogares y empresas (que reinaban en 2006-2007)». Por su parte señalan otro detonante de la crisis financiera como fueron los bonos respaldados por activos. El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, afirmó esta semana tras la minicrisis bancaria que «estamos empezando a ver, por ejemplo, lo que antes se denominaba ‘slicing and dicing’ y ‘tranching’ de las estructuras de préstamos». Sin embargo, desde Capital Economics desmienten que esto pueda ser comprable a los niveles precrisis pues solo el 5% del PIB frente al 30% que dominaban en la era precrisis. En resumen «no vemos evidencia de que se esté generando una burbuja que pueda causar una repetición de la crisis financiera».
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