Viernes, 1 de agosto 2025, 17:44
| Actualizado 18:17h.
Mikel Landa volverá a lucir un dorsal en competición. El ciclista alavés, que se fracturó una vértebra tras una brutal caída la primera etapa del Giro de Italia, reaparecerá este martes 5 de agosto en la Vuelta a Burgos. Las dos carreras por etapas que más han engrandecido su trayectoria vuelven a servir como escenario de amor y odio para una trayectoria que espera levantar por enésima vez.
«Estoy un poco nervioso», reconoce el escalador de Murgia, dos veces podio en Italia y otras tantas ganador en Burgos (2017 y 2021). En los días previos a su regreso percibe que «ha pasado mucho tiempo» desde su dura caída en Albania, tras la que estuvo varios días hospitalizado antes de regresar a su casa. Casi tres meses recluido en su domicilio, primero inmovilizado boca abajo y poco a poco regresando a la vida normal, un camino que culminará en tierras castellanas, testigo de cinco de las 16 victorias de su carrera. De la primera, en 2011, y la última, la general en 2021.
«Estoy contento de volver a lucir un dorsal, pero al mismo tiempo, no sé qué esperar, ya que es mi primera carrera en tres meses y la lesión que sufrí fue muy dura. Será una prueba importante para ver si puedo volver a competir con calma», cuenta Landa en la web del Soudal, que le alineará en Burgos con varios de los que iban a ser sus gregarios en Italia: Gianmarco Garofoli, James Knox, Pieter Serry, Antoine Huby, Luke Lamperti y Louis Vervaeke.
«El plan es ir día a día y disfrutar de la carrera sin expectativas», sentencia el alavés, que tiene un idilio con Burgos. Allí comenzó a estudiar arquitectura cuando la bicicleta aún era una afición. Tuvo que dejarlo para convertirlo en oficio. Allí consiguió su primera victoria como profesional en su primer año, al dominar las rampas de la subida a las Lagunas de Neila, que volverá a ser el colofón de la prueba en esta 47ª edición. Antes, en la tercera de cinco etapas, la carrera le ofrece un guiño al de Murgia. 50 kilómetros por Álava, el valle de Ayala y Orduña.
A sus 35 años, espera un regreso sin contratiempos a la competición mientras mejora su forma para la segunda parte de la temporada. La primera se acabó casi de inicio. Tras correr la Strade, Tirreno y Cataluña, tenía previsto correr el Giro y el Tour, pero se destrozó la espalda en la primera etapa de la corsa rosa. El diagnóstico fue más amable de lo que en principio podía parecer. La fractura de vértebra fue estable. Le obligó a estar inmovilizado en la cama varios días y después con un corsé y analgésicos para soportar el dolor. Dijo adiós al Tour, pero espera verse bien y disputar la Vuelta a España, que arranca el 23 de agosto en Turín.
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