José Mari Argoitia era uno de los últimos supervivientes de aquellas delanteras que se recitaban con cinco nombres. Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo fue … la que más prosperó a finales de los años sesenta, cuando Ronnie Allen tomó el mando de las operaciones del Athletic y llevó al equipo al subcampeonato de Liga. Pero, además, el futbolista de Galdakao que acaba de fallecer a los 85 años obligó nada menos que a la International Board, a modificar, o al menos aclarar, una regla del fútbol que tenía diversas interpretaciones hasta que sucedió aquello que el 16 de enero de 1971 se conoció como el ‘gol de Argoitia’.

Aquella jugada que Antonio Camacho, el árbitro del partido, años después expulsado del oficio por corrupción, dio como gol, hizo correr ríos de tinta en los periódicos bilbaínos y del resto de España. El programa de Televisión Española ‘Ayer domingo’, que los lunes ofrecía los resúmenes filmados de los partidos de Liga, repitió la acción una y otra vez. Horas después, en el informativo ’24 Horas’ que dirigía Manuel Martín Ferrand, José María García convocó al exárbitro Pedro Escartín para analizar la jugada. Durante más de una semana fue la polémica en el mundo del fútbol.

En Bilbao comenzaron a llamarlo el telegol. Fue nada más comenzar la segunda parte, con el marcador en empate a cero. José Mari corrió la banda camino de la portería de Misericordia, entró en diagonal y, al llegar a la línea de fondo, centró atrás mientras él se salía del campo. Hubo varios rebotes, y Argoitia corrió, por fuera, hasta llegar cerca del poste. Cuando volvió a entrar al terreno de juego, Martín II, con el balón en los pies, intentaba despejarlo. El jugador del Athletic se adelantó al de la Unión Deportiva Las Palmas y marcó el único gol del partido.

Argoitia era, desde unos años antes, la bestia negra del equipo canario. Sus goles habían supuesto varias derrotas amarillas. El controvertido gol de San Mamés fue la guinda. «Fue una obsesión para nosotros. Hubo un tiempo en que jugar contra el Athletic era sinónimo de derrota», le confesaba un jugador del Las Palmas al periodista bilbaíno Carlos Bacigalupe, «pero que se alineara Argoitia era una señal de que iba a batir nuestra puerta. De nada servían los marcajes individuales, algunos incluso múltiples. Él salía crecido y nosotros empequeñecidos».

Después de aquella jugada, la IB tuvo que aclarar la acción. Argoitia se enteró un día que, en su coche, llevaba hacia Ibaigane a Michel Platini, entonces presidente de la UEFA, y Ángel María Villar, rector de la Federación Española. «Por un gol de este tuvo que introducir la International Board una aclaración a la Regla del Fuera de Juego», le dijo Villar a Platini señalando a su improvisado conductor. Argoitia no lo sabía, aunque sí fue consciente de la polémica que se organizó por esa jugada. Él, una persona discreta, se colocó en el foco de manera involuntaria.

Argoitia jugó 308 partidos con la camiseta del Athletic, club al que llegó procedente del Basconia, para debutar frente al Sevilla el 2 de octubre de 1960, a las órdenes del brasileño Martín de Francisco; marcó 69 goles y jugó tres finales de Copa, aunque solo ganó una, la de 1969, donde fue el autor del pase a Antón Arieta en el único gol del partido. En la anterior, frente al Valencia, anotó el tanto del Athletic que solo sirvió para acortar diferencias. Fue también el primer jugador español que marcó un gol en Anfield, frente al Liverpool, en una eliminatoria que ganaron los rojiblancos jugándosela al lanzamiento de una moneda. Su inseparable amigo Koldo Agirre eligió bien.

Brazalete negro contra el Getafe

José Mari Argoitia, que también jugó en el Sestao y el Racing, fue fiel al Athletic, del que fue entrenador en Lezama y actuó como embajador ante las peñas durante algunos años junto a Koldo Agirre. El jueves, horas antes de su muerte, sus familiares cercanos acudieron al acto en el que se entregaron las insignias de la fidelidad a los socios con más de 75 años como miembros de la entidad rojiblanca. Y José Mari era uno de ellos.

Como futbolista manejaba las dos piernas, y sin tantas alharacas como otros jugadores, él ya practicaba la Lambretta antes de que esa acción se bautizara en los medios de comunicación cuando su ejecutor fue Neymar. Él lo llamaba diábolo, lo aprendió a hacer por su cuenta, cuando nadie le veía, mientras jugaba en el Basconia. Lo hizo alguna vez en el Indautxu, cedido, y ya en el Athletic, la primera vez pudo salir con una de ellas en una acción comprometida ante el Valencia. Enfrente estaba Chiscao, que tras la jugada se acercó a Argoitia, que pensó que le iba a pegar, pero sin embargo le tendió la mano en señal de admiración. Ante el Atlético lo hizo con Rivilla, que reaccionó intentando sacar la pelota de chilena y le hizo una brecha en la cabeza a Argoitia que, pese a todo, se llevó la pelota.

En el partido frente al Getafe, los jugadores del Athletic portarán brazaletes negros en memoria de uno de los grandes en aquel Athletic de los años sesenta.