El guitarrista gallego Óscar Rosende lidera Great Straits, considerada la mejor banda homenaje a Dire Straits a nivel mundial, un grupo que después de años batiendo records y llenando cada teatro o auditorio en el que se presenta actúa este domingo en el Lienzo Norte, ofreciendo un espectáculo muy cuidado no sólo en su calidad musical sino también con una cuidada puesta en escena que emociona al público. 

Vuelve a Ávila la que dicen que es la mejor banda tributo a Dire Straits, hace unos años como Brothers in band y ahora como Great Straits, ¿qué ha cambiado en este tiempo?

Estuve en Ávila hace unos años con Brothers in Band, la banda yo fundé, y ahora vuelvo con el nuevo grupo, en el que la mitad de los músicos y todo el staff técnico, que en conjunto sumamos unas 20 personas, somos los mismos.

Pero ahora sobre el escenario son nueve músicos, lo cual ofrece una riqueza musical mayor.

Ahora somos nueve músicos porque en la última gira de Dire Straits, que terminó en Zaragoza en octubre del 92, la banda la formaban nueve músicos, y hemos querido rendir ese pequeño homenaje. Sobre el escenario hay batería, percusión, dos teclistas, saxo, bajo, guitarra rítmica, pedal steel guitar y guitarra solista, y como tú dices la riqueza que todos esos instrumentos pueden aportar a los temas de Dire Straits es enorme.

Y eso seguro que el público lo agradece mucho.

Por supuesto que sí, hay que tener en cuenta que la mayor parte del público que nos viene a ver es gente que creció con la estupenda música de Dire Straits, un grupo que es parte de su vida, y por eso es muy exigente… a lo mejor no son conscientes de lo exigentes que son pero se fijan en todos los detalles.

Cuando uno se esfuerza en hacer las cosas bien ¿agradece ese nivel de exigencia?

Así es, ellos quieren lógicamente lo mejor y a nosotros esa actitud nos ayuda a trabajar con la máxima responsabilidad porque nosotros siempre queremos hacerlo bien, siempre queremos ir a por la matrícula de honor; otra cosa es que lo consigamos o no, pero siempre intentamos hacerlo lo mejor posible y eso el público lo nota y lo agradece.

El público sabe perfectamente cuándo, como en nuestro caso, hay una producción muy profesional en la que no se escatima ni en recursos humanos ni en recursos técnicos porque es de primer nivel. Luego te puede gustar más o menos lo que puedes ver o lo que suena, pero lo que es cierto es que ofrecemos una producción muy grande, de primer nivel.

Imagino que lanzarse a tributar a una banda tan grande como Dire Straits fue en gran reto, casi una osadía, por tratarse de una de las mejores bandas de rock de la historia.

(Risas) Sí, estoy de acuerdo. Lo que ocurre es que por la parte que a mi me toca empecé a tocar la guitarra en los 90, de manera autodidacta, y el motivo único fue porque yo quería aprender a tocar la guitarra para tocar las canciones de mi grupo favorito, que era Dire Straits.

¿Y cómo es eso de tocar sin púa, como suele hacerlo Mark Knopfler?

Me he acostumbrado tanto a hacerlo así que para mí es más fácil que tocar con púa; de hecho, cuando me dan una púa la miro extrañamente y me pregunto que para qué sirve, es como un cuerpo extraño en mi mano. Al haber aprendido a tocar con los dedos, la técnica del fingerpicking que usa Knopfler, para mí ya es algo completamente natural, lo antinatural para mí es tocar con púa.

Volviendo al tema de su calidad a la hora de tributar a Dire Straits, creo que alguna vez un miembro de la banda les ha felicitado.

Sí, tenemos en ese sentido una anécdota con sus añitos. Y es que Guy Fletcher, uno de los dos teclistas de Dire Straits que hasta la fecha sigue trabajando con Mark Knopfler, coincidió con nosotros un día que estábamos tocando y llegó a escribir en su web que pensaba que lo que sonaba era una grabación que habían realizado ellos y no música nuestra.

Un grandísimo piropo, ¿no? 

Es un gran aval, no vamos a decir lo contrario. Pero siempre comento en las entrevistas que nuestro mejor aval, sin olvidar nunca esa valoración de Fletcher, es conseguir el aplauso y la satisfacción del público en cada concierto que ofrecemos.

Con el repertorio tan amplio que tiene Dire Straits, lleno de canciones ‘diez’, ¿cuál es el criterio para seleccionar las canciones que interpretan?

Para la gira que estamos haciendo ahora, titulada The greats song of Dire Straits, no nos focalizamos en una gira concreta, un disco o una etapa en concreto de la banda sino que abrimos el espectro. En cada concierto solemos tocar 14 ó 15 canciones, y entre ellas hay 9 ó 10 que son las que tienen que ser, y con eso digo que no pueden faltar Romeo y Juliet, Money for nothing o Sultans of siwng. Pero es verdad que hay otras con las que solemos jugar y solemos cambiarlas de una noche para otra, incluso en algún caso nos atrevemos a introducir alguna canción de la carrera de Mark Knopfler en solitario de sus primeros años, que todavía tienen un poquito del regusto de Dire Straits.

Estamos haciendo un repertorio de una duración de unas dos horas y cuarto, dos horas y veinte, y lo bonito de todo esto es que podemos repetir ciudades un año después de haber ido y la gente que nos había visto la primera vez y venga la segunda va a notar cambios en el repertorio.

Veía esta mañana en la lista de los mejores guitarristas que tiene la revista Rolling Stone que Mark Knopfler está en el puesto 27. Yo lo pondría más arriba, seguro que usted también.

Estoy completamente de acuerdo contigo. Yo, obviamente, de manera subjetiva lo pondría en el primer puesto, y de manera objetiva lo metería en el top 10 o incluso en el top 5. En cualquier caso, esas valoraciones son algo muy particular porque cada guitarrista es completamente diferente, depende de su técnica a la hora de tocar, de cómo frasea… Es muy complejo eso de hacer una lista, pero estoy seguro de que Mark Knopfler se merece estar en el ‘top 5’ de los mejores guitarristas de la historia del rock.

Para la mayoría de su público seguro que las canciones de Dire Straits son no solamente música magnífica sino también una parte de su formación personal y sentimental, ¿son conscientes de ese plus de intensidad en ellos?

Lo sabemos y lo notamos, y por eso más que de un concierto prefiero decir cuando empieza una actuación que vamos a vivir una experiencia personal intensa. Hace 33 años que se deshizo Dire Straits, y desde 2019 Mark Knopfler se ha retirado de los escenarios y no va a volver a girar, y por eso su música tiene un valor un poco más especial; a mí me lleva a la época de mi infancia, pero a la gente de la edad de mis padres les llevará a su adolescencia o su juventud, y nuestro objetivo es dar nueva vida a esos temas que comenzaron a sonar en vinilo, poder vivir juntos la experiencia de que las canciones sigan latiendo. Vemos que la gente se emociona, baila y sonríe, y siempre digo que si conseguimos que al salir de cada concierto la gente sea un poquito más feliz que cuando entró sería cumplir un objetivo maravilloso.