No se puede creer que los árbitros no conozcan cómo juegan los equipos de Bordalás, que hacen bien en jugar así, porque el entrenador del … Getafe no maneja una plantilla millonaria y se tiene que apañar con lo que le compran o le venden cada verano y cada invierno. Pero lo que no tiene un pase es que los encargados de juzgar los partidos no sepan que los futbolistas actúan muchas veces al borde de la ley, como el abogado del Lincoln, esa magnífica serie en la que el protagonista retuerce las leyes en favor de sus defendidos Cada truco, cada simulación, cada exageración de los hombres de azul tenía la respuesta en forma de pitazo del árbitro, incluso de tarjeta amarilla en algún caso. No hay más preguntas, señoría.

Juan CarlosLatxaga

Dicho esto: el arbitraje puede desesperar, pero más lo hace la ausencia de fútbol, y el Athletic jugó frente al Getafe una primera parte infame, infumable, que hizo pensar a bastantes de los asistentes a San Mamés que más les valdría haberse quedado en casita, con ese tiempo que cada vez se iba poniendo peor. Del equipo dinámico, aunque a veces precipitado, del pasado miércoles en competición europea, se pasó a la incapacidad para superar la presión del Getafe, que se adelantaba siempre en las disputas, que robaba y aprovechaba los errores rojiblancos. Mal asunto sería que los jugadores del Athletic se olvidaran de que la Liga es lo importante, y que jugar bien en Europa no garantiza nada, sobre todo cuando hay que lidiar con los grandes expresos europeos. Jugar la Champions se gana disputando la competición doméstica.

Lo peor es que la probable filípica de Ernesto Valverde en el descanso no encontró eco entre sus pupilos, porque siguieron repitiendo errores, uno tras otro. Cuando los rebotes en todas las jugadas caen siempre del mismo lado ya no es un accidente. En el fútbol interviene muy a menudo el azar, porque a esa velocidad a la que se juega cualquier circunstancia puede modificar lo que sucede en el césped, pero para que te toque la lotería hay que jugar al menos un número, y el Athletic no tenía ninguno, entre otras cosas, porque hay futbolistas que no están por mucho que se les espere. El juego de Nico Williams está bajo mínimos, y no es que no se esfuerce, sino que no le sale. Para ver una de esas acciones frescas a las que nos acostumbraba Sancet hay que recurrir a los vídeos de la temporada pasada. Y son los jugadores más determinantes del equipo, los que marcan las diferencias. Si ellos no aparecen, es muy complicado que los demás traten de establecer las diferencias.

Así que, con este panorama, muchos cruzábamos los dedos rogando porque el Getafe no tuviera ningún instante de lucidez, pero lo tuvo por desgracia, y todo el frágil andamiaje rojiblanco se vino abajo cuando ya quedaban pocos minutos para reaccionar. Con ese panorama, claro está, el Getafe estaba en su salsa, incluso disfrutaba, valga la expresión, como cochino en charca. Después del triunfo europeo, la decepción entre la parroquia fue suprema. El equipo no pudo dedicarle el triunfo a José Mari Argoitia, como había deseado Valverde en la rueda de prensa del sábado. Cabizbajos y desanimados, el derbi de Anoeta nos espera. Que no nos desespere.