[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE NADIE QUIERE ESTO, TEMPORADA 2]

Nadie quiere esto llegó a Netflix en otoño de 2024 para reivindicar un amor maduro, sano y comunicativo entre Joanne (Kristen Bell), una podcáster agnóstica, y Noah (Adam Brody), un rabino irresistible. La audiencia global no tardó en convertir la serie en todo un fenómeno seriéfilo y la crítica la catapultó aún más alto sumándola a las listas con las apuestas televisivas del año. 

Sin duda, la ficción inspirada en la historia real de su creadora, Erin Foster, fue una sorpresa arrolladora que acaparó la conversación a finales del año pasado. Ahora, Netflix ha estrenado su segunda temporada, que sigue ahondando en la relación de su pareja protagonista tras dejar atrás la fase de enamoramiento. 

La primera entrega se despidió con Noah apartando sus ambiciones profesionales para poder seguir con Joanne, que aún no estaba segura de querer convertirse en judía. En los nuevos episodios, la dupla, cada vez más afianzada y comprometida, continúa lidiando con el fantasma de la conversión de la protagonista, una conversación ignorada por miedo a lo que pueda provocar. 

Durante nueve capítulos, los vemos compartir un sinfín de festividades con el resto de secundarios recurrentes, eventos en los que se dejan entrever nuevas rencillas y viejos conflictos. Organizan su primera cena, celebran Shabat, acuden a su primer Purim (o Halloween judío), asisten a la ceremonia oficiada por Noah en la que se pone un nombre judío a un bebé y se someten a un trivia de preguntas profundas.

Para cuando llegamos a Cuando Noah encontró a Joanne, el décimo y último episodio de la temporada, la pareja está en crisis. La negativa de él a vivir juntos los ha obligado a enfrentar la incómoda realidad sobre la conversión de Joanne: ella no sabe si estará preparada alguna vez para sumarse a la religión de Noah, pero quiere que el vínculo crezca; Noah siente que no puede dar un paso tan grande en la relación sin la conversión.

Los despedimos en casa de Joanne, con ella zanjando: «Merecemos estar en relaciones en las que podamos ser quienes somos y a la vez avanzar». 

‘Nadie quiere esto’, temporada 2: final explicado

Cuando Noah encontró a Joanne arranca con los protagonistas elegantemente vestidos, coincidiendo en un ascensor. La tensión se palpa en el ambiente, algo que ellos mismos reconocen, pero optan por fingir que todo está bien durante la fiesta de compromiso de Morgan (Justine Lupe) y su terapeuta, el Dr. Andy (Arian Moayed), que está a punto de celebrarse. 

En media hora, las parejas principales de esta segunda temporada son golpeadas por la realidad. Morgan admite que no quiere casarse con Andy y que apresuró su vínculo por envidia al de su hermana y Noah. Tras la intervención de su madre instándola a que siga sus instintos, Morgan rompe con su prometido. 

Por otro lado, tenemos a Sasha (Timothy Simons) y Esther (Jackie Tohn), el matrimonio consolidado que se ha visto asfixiado por el desgaste y el autodescubrimiento de ella. La cuñada de Noah ha ido liberándose, cansada de ejercer de madre de su marido, y pese a los mejores intentos de Sasha de reconducir la relación (incluyendo bailar al son de Ariana Grande), su mujer decide separarse para poder arreglar lo que no está funcionando en ella. 

En cuanto a los protagonistas, Noah intenta encontrar una solución al bloqueo. Propone a Joanne darse seis meses para disfrutar de su amor sin pensar en el futuro, pero ella no acepta. Finalmente, tras una conversación con Sasha en la que le hace ver que una relación no debería ser tan difícil, Noah decide poner fin al noviazgo. «No quiero forzarte a ser otra persona, en 20 años me odiarías», le dice a una Joanne destrozada. Antes de irse, el rabino le asegura que no se está rindiendo, sino que está aceptando su situación, y si bien la quiere, no puede seguir así.

En los últimos minutos del episodio, Sasha y Morgan comparten confidencias y él desvela que esperará a Esther. Esta, por su parte, se encuentra con Joanne y le hace ver que, con o sin Noah, ella ya es judía: es afectuosa, le gusta hablar de todo, es divertida, comparte, está obsesionada con su familia. Todo eso, esos sentimientos, la convierten en judía, y no la revelación que ha esperado sentir. 

Después de la esclarecedora charla, la rubia echa a correr tras Noah justo cuando él vuelve al edificio en el que se celebra la fiesta en su busca. Vemos como uno sube en un ascensor mientras la otra baja en otro. El protagonista entra en el recinto, donde su hermano le dice que Joanne se ha ido. Por suerte, una vez fuera, el dúo se reencuentran en las farolas del LACMA que han servido de escenario a otras tantas ‘rom-com’ como Sin compromiso (2011). 

Noah, que ha estado rememorando su historia de amor con Joanne durante su breve paseo nocturno tras la ruptura, se ha dado cuenta de que le da igual que ella se convierta o no: «Tú eres mi alma gemela. No me importa si eres judía, no me importa si no lo eres. Te elijo a ti, siempre». «Estás de suerte», responde ella a la declaración, antes de sellar su reconciliación con un beso. 

‘Nadie quiere esto’: ¿Tendrá tercera temporada?

Por lo pronto, Netflix no ha confirmado una tercera temporada de Nadie quiere esto, pero la serie termina su segunda entrega con muchas preguntas sin respuesta y tramas que piden a gritos un mayor desarrollo. 

Ahora que Joanne se ha dado cuenta de que es mucho más judía de lo que pensaba, no sería descabellado verla abordar su conversión en una tercera parte. Recordemos que la serie se basa en la historia de amor real de su creadora, Erin Foster, que se convirtió en judía por amor. 

La propia Foster ha asegurado (vía People) que le gustaría protagonizar un cameo junto a su hermana Sara en una posible temporada 3. «Siempre he pensado que sería divertido, pero nunca he creado el personaje perfecto para eso», afirmó Erin, a lo que Sara propuso: «Tal vez en la temporada 3 Morgan y Joanne se toman un año sabático y aparecemos nosotras». «Las sustituimos», añadió Erin.

Sea como fuere, esta entrega nos ha dejado con ganas de seguir viendo más de sus personajes, también de sus secundarios. ¿Qué pasará entre Esther y Sasha? ¿Conseguirá Esther reconectar consigo misma, lejos de sus papeles de esposa y madre? ¿Volverá con Sasha? ¿Y Morgan? ¿Qué nuevos amores sorprenderán a la hermana de la protagonista? Netflix, por favor, no nos dejes con tantas dudas.