La princesa de Asturias destacó este sábado «el esfuerzo colectivo» de los vecinos de Valdesoto e hizo suyo el adjetivo utilizado por los valdesotinos al afirmar, en bable: «¡Valdesoto es un pueblo ‘afayadizu’ (acogedor)!», lo que provocó una carcajada en su padre, el rey Felipe.
La familia real se trasladó este sábado a Valdesoto, Pueblo Ejemplar de Asturias 2025, para hacer entrega a sus vecinos del galardón por el que la Fundación Princesa de Asturias reconoce «su compromiso y esfuerzo colectivo por mantener vivas y potenciar tradiciones ancestrales que transmiten de generación en generación». Por primera vez, ha sido la princesa la que ha entregado el premio.
Ese «esfuerzo colectivo» fue destacado precisamente por la princesa de Asturias en su encuentro con los vecinos, donde por primera vez la heredera pronunció unas palabras en el acto de entrega de este galardón, una tarea realizada hasta ahora por el rey, y que cada año tiene lugar durante la jornada posterior a la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, que ayer se entregaron en Oviedo.
La princesa de Asturias, en bable, hizo suyo el adjetivo usado por los vecinos para calificar su localidad: «¡Valdesoto es un pueblo ‘afayadizu’!», que significa que es un lugar acogedor, como dijo Manolín Hevia, primer presidente de la Asociación Todos Juntos Podemos e impulsor de la candidatura de Valdesoto como Pueblo Ejemplar. Una candidatura que lleva 21 años esperando a ser reconocida. Ese empeño de los vecinos por poner en valor sus representaciones de los ‘Sidros’ y ‘les Comedies’ y el desfile de ‘les Carroces’ reflejan fielmente «su espíritu de unión y asociacionismo, que transciende el ámbito local», tal y como destacó el jurado del premio.
El galardón del Pueblo Ejemplar de Asturias, dotado con 40.000 euros, premia de este modo la representación que la Asociación El Cencerru de la localidad logró recuperar hace 20 años y que fue declarada Bien de Interés Cultural en 2019.
Valdesoto es una parroquia del concejo de Siero que comprende 14 núcleos de población, con 1.800 vecinos dedicados al campo, la minería, la industria y los servicios. Su capacidad de unirse para promover el desarrollo de la parroquia se refleja en una treintena de asociaciones dedicadas al ocio, la cultura, la tradición, el folclore, la gastronomía, el deporte o el medio ambiente.
Alrededor de la Casona de Leceñes, edificación de finales del siglo XVIII ejemplo de casa hidalga de planta rectangular y dos alturas, la Familia Real disfrutó de las representaciones que los vecinos realizaron de estampas costumbristas, como la producción de embutidos como se hacía tradicionalmente. Unas representaciones que hasta la pandemia congregaban cada mes de junio a cientos de vecinos en un mercado que duraba dos días y que los vecinos esperan recuperar tras la visita real.