El abogado y ex diputado de la ya extinguida CiU en el Congreso, Jordi Casas, hoy presidente de la Asociación de Accionisas Minoritarios del Banco Sabadell, explica, cuando apenas han pasado unos días del fracaso de la opa hostil de BBVA … sobre el banco vallesano, que para entender el resultado de esta operación hay que remontarse nada menos que a 1559. Ese año se fundó el Gremio de Fabricantes de Sabadell, que tres siglos después, en 1881, se plantearía la necesidad de disponer de un socio financiero que respaldara las ambiciones de crecimiento e internacionalización de sus socios. De esa necesidad nació el Banco Sabadell.
«Hay que entender que el Sabadell no nació para impulsar una economía financiera sino para apalancar al tejido empresarial y responder a las necesidades de crecimiento de la industria local. Y las empresas catalanas siguen viéndolo así», argumenta.
La reunión anual del Instituto de la Empresa Familiar, el lobby impulsado a principios de los noventa por algunas de las familias más prominentes de la tradicional burguesía empresarial catalana, celebrada esta semana en Burgos, ha permitido a ABC constatar el peso que el vector identitario y el vínculo sentimental ha tenido en el posicionamiento militante que el tejido asociativo empresarial catalán ha asumido contra la oferta de BBVA y tal vez en el resultado de la misma.
«Un banco que nos conozca»
«Es posible que BBVA haya puesto demasiado énfasis en la dimensión financiera de la operación, cuando lo que ocurre con Sabadell es que ha sido el socio histórico del tejido empresarial catalán, especialmente de las pymes, y tiene una relación que va más allá de la tradicional de banco-cliente», explica el presidente de una centenaria empresa industrial catalana.
«Sabadell ha operado históricamente como un banco de proximidad y muchos de sus clientes son también accionistas. El nivel de fidelización es muy grande», añade Jordi Casas.
«El Sabadell ha sabido explotar muy bien ese factor identitario», observa desde un punto de vista más analítico, otro empresario catalán, miembro de la patronal Fomento del Trabajo. «España es un país en el que el poder está muy centralizado en Madrid, la absorción del Sabadell por BBVA habria debilitado el ya debilitado polo de poder económico que aún queda en Cataluña. Un banco es más que una empresa, es un elemento tractor esencial en una economía», observa.
ABC aprovechó el cónclave de la empresa familiar en Burgos para pulsar la opinión de media docena de empresarios catalanes de diferentes sectores y tamaños sobre la operación. No hubo uno solo que no mencionara el factor identitario y de arraigo como causa del rechazo mayoritario del tejido empresarial catalán a la opa. «Necesitamos un banco de aquí, un banco que nos conozca. El resultado de la opa ha sido un alivio», recalcaba una directiva de una empresa industrial.
Un empresario del sector servicios, que se presenta como no nacionalista, profundiza en el asunto identitario. «La operación ha despertado un fuerte sentimiento de identidad, no necesariamente independentista o nacionalista, que ha alentado el rechazo de los accionistas minoritarios, muchos de ellos empresarios catalanes. Es muy difícil que una operación prospere con un rechazo tan manifiesto por parte de los clientes», subraya.
Algunos ven en esa revuelta de los minoritarios el principio del fin de la opa de BBVA. «Mi opinión es que ha habido fondos que han decidido echarse atrás porque no han visto sentido en apoyar una opa que los clientes rechazaban de forma clara», remacha el responsable de una multinacional.