Elene Arandia


Paula Dalla Fontana

Sábado, 25 de octubre 2025, 13:38

La tristeza suena hermosa. Era 1995, el mundo miraba hacia el nuevo milenio con resaca de grunge y hambre de épica, y The Smashing Pumpkins entregaban ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’, un disco que hablaba del dolor y la belleza, aunque contenida y en su forma más pura.

El 23 de octubre, el mundo amaneció envuelto en una melancolía cósmica. El ambicioso doble álbum de los Pumpkins irrumpía como una supernova en el cielo del rock alternativo. En la segunda mitad de los noventa, cuando la MTV era una religión y el grunge agonizaba, Billy Corgan imaginó un disco capaz de contenerlo todo: la rabia, el amor, la nostalgia, la autodestrucción y la liberación.

En plena era del desencanto, Corgan decidió hacer lo contrario: nada de minimalismo ni de discos de 40 minutos. ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’ fue un doble LP de 28 canciones que mezclaban guitarras furiosas, pianos delicados, cuartetos de cuerda, electrónica incipiente y letras que parecían escritas desde una galaxia interior. Junto a Flood y Alan Moulder, el líder de los Pumpkins orquestó un viaje sonoro del cielo al subsuelo, desembarcando en el estallido.

La gestación del álbum fue tan ambiciosa como caótica. Corgan, obsesivo y perfeccionista, llegó a registrar más de medio centenar de canciones. Grababan durante jornadas maratonianas en los estudios de Chicago, a menudo de madrugada, mientras la tensión entre los miembros de la banda crecía.

El álbum ganó un Grammy, vendió más de diez millones de copias y convirtió a los Pumpkins en la banda más ambiciosa de su generación. Pero también fue el principio del caos: tensiones internas, adicciones, despidos y reconciliaciones marcaron su estela. «Una vez que estallamos en 1996, ya nunca fuimos los mismos», reconocería Corgan años después.

Mellon Collie and the Infinite Sadness

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Más allá del drama, nació un álbum inmenso que dejó un rastro imborrable en la cultura popular. Corgan lo concibió como una especie de sinfonía para una generación perdida, dividido en dos actos: ‘Dawn to Dusk’ y ‘Twilight to Starlight’. El primero representaba la inocencia y el despertar; el segundo, la caída y el misterio. Y entre ambos, una emoción universal: la búsqueda de sentido en medio del ruido.

El arte visual del disco también se convirtió en icono. La portada, creada por John Craig a través de mosaico, mezclaba el rostro de una musa renacentista con el cuerpo de una figura astral. Esa imagen —la mujer sobre una estrella dorada flotando en el cosmos— se volvió inseparable de la estética de los noventa.

‘Tonight, Tonight’ llegó acompañado de un videoclip inspirado en el cine de Méliès, con globos aerostáticos, planetas y trajes victorianos. ‘1979’, en cambio, mostraba el lado opuesto: una postal suburbana en sepia, donde la adolescencia se dejaba notar entre fiestas, coches viejos y una melancolía sin nombre. Entre ambas coexistía todo lo que definió a los Pumpkins: lo celestial y lo cotidiano.

James Iha, Billy Corgan y Jimmy Chamberlin, miembros de The Smashing Pumpkings.

James Iha, Billy Corgan y Jimmy Chamberlin, miembros de The Smashing Pumpkings.

En un año en que las reediciones parecen multiplicarse, pocas tienen el peso emocional, laescala y la hondura que conserva esta obra firmada por Billy Corgan y compañía, que tres décadas después suena a eternidad. Y en tiempos en que las canciones duran dos minutos y la atención veinte segundos, ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’ sigue exigiendo algo tan radical como escuchar. La banda está en activo desde 2018. Ese año, los miembros originales se reunieron para la gira ‘Shiny and Oh So Bright Tour’, marcando su primer tour juntos desde los años 90, que acompañado del lanzamiento del álbum ‘Shiny and Oh So Bright, Vol. 1″https://www.diariovasco.com/»LP: No Past. No Future. No Sun’.

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Desde entonces, la banda ha mantenido una presencia activa con lanzamientos de ‘Cyr’ (2020), ‘Atum: A Rock Opera in Three Acts’ (2022–2023) y ‘Aghori Mhori Mei’ (2024). Y actualmente, se encuentra envuelta en la gira internacional ‘Rock Invasion 2025’, con conciertos en Asia, Europa y América. En 2024, también realizaron una gira por el Reino Unido e Irlanda junto a Weezer.

Para celebrar su 30 aniversario, la banda prepara una reedición monumental, con grabaciones inéditas de la gira de 1996 y una edición en vinilo de seis discos que rescata el imaginario visual y simbólico del álbum. Además, en noviembre la Lyric Opera de Chicago acogerá ‘A Night of Mellon Collie and the Infinite Sadness’, una reinterpretación sinfónica y coral de la obra, donde Corgan se atreve a fundir el rock alternativo con la ópera moderna.

Quizá la melancolía no tenga fecha de caducidad, pero el disco de los Pumpkins demostró que tampoco la tiene la ambición. En tiempos de singles desechables y nostalgias instantáneas, sigue siendo un monumento a lo que pasa cuando alguien decide tomarse la tristeza en serio.

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