Monbus Obradoiro consiguió un triunfo casi vital en la cancha de uno de los grandes candidatos al ascenso en Primera FEB, Movistar Estudiantes. Una victoria que no se hizo efectiva hasta el último suspiro en un choque vibrante y muy disputado de principio a fin que acabó decantando Barcello desde la línea de tiros libres tras dos errores consecutivos del conjunto madrileño.
El encuentro comenzó con un Obradoiro muy exigente, que defendía con uñas y dientes, ahogando el juego interior de Movistar Estudiantes, mientras Westermann castigaba el aro contrario. Aguantaban los locales gracias a su acierto exterior, pero pese a sus tres triples los locales veían como el equipo de Diego Epifanio se iba hasta los 9 puntos de renta en apenas seis minutos de juego (9-18). Paraba el partido el técnico local, que aunque seguía teniendo muchos problemas en la pintura, conseguía frenar la escapada del rival y se mantenía acertado en el triple para llegar al final del primer cuarto con 18-24 en el luminoso.
Ya en el segundo cuarto, Movistar conseguía cerrar mejor en defensa, neutralizando el juego interior de los gallegos y, sobre todo, a Westermann, lo que les sirvió para recortar diferencias en el electrónico. Por suerte, Monbus Obradoiro encontró a Quintela, que se convirtió en la luz del equipo y con un triple desde la bombilla y una gran canasta posterior volvía a lanzar a los visitantes hasta los 8 puntos de renta (23-31). Pero duraba poco la alegría. Estudiantes conseguía frenar también a Quintela y con un triple de Garino ponía el 28-31 y obligaba a Epi a pedir tiempo muerto a falta de 6´50 para el descanso.
No conseguían los gallegos frenar el acierto exterior de su rival, aunque Barrueta mantenía a los suyos por delante también con dos triples convertidos (33-37, minuto 17). Una vez más, sin embargo, el décimo triple convertido por los locales ponía el 39-39 en el luminoso, obligando de nuevo al técnico visitante a parar el partido a 1´31 para el descanso. Un tiro libre de Lundqvist ponía el 39-40 y en la recta final ninguno de los dos equipos conseguía ver aro.
Ya en el inicio del tercer cuarto, la igualdad seguía reinando en la cancha del Movistar Arena. La entrada de Kravic en las filas locales complicaba el juego interior de los visitantes y nada más empezar Vaulet ponía por delante a los locales, por primera vez (41-40). Obradoiro replicaba y metía una marcha más en ataque para, tras unos minutos de alternancias, volver a abrir una pequeña brecha de 6 puntos mediado el cuarto (44-50). Duró poco. El acierto de Garino y el poderío de Nwogbo, que forzaba una y otra vez las personales de Kravic, cambiaban la decoración del partido. Movistar Estudiantes conseguía romper los esquemas del cuadro gallego y firmaban un parcial de 12-2 que le daba por completo la vuelta a la situación, colocando el 56-52 y obligando a Epi a parar de nuevo el partido a 1´40 para el final del tercer cuarto.
Reajustaba su defensa el cuadro visitante, que conseguía frenar el ataque local mientras un triple de Anderson y una canasta de Quintela les mantenían en el partido y dejaban el luminoso en un ajustado 60-57 para afrontar los últimos diez minutos. Un cuarto que comenzaba con Estudiantes lanzado, firmando un parcial de 9-3, con Sanli anotando su quinto triple para poner el 69–63. Obradoiro no se rendía, pero no conseguía frenar al rival y los madrileños seguían a 7 puntos (74-67, minuto 35). Apareció entonces Barcello para echarse el equipo a la espalda, acompañado de Quintela y un buen juego de equipo para volver a poner a los santiagueses por delante a falta de tres minutos para el final (74-76).
Le tocaba ahora al técnico local pedir tiempo muerto y Nwogbo volvía a imponer su poderío para darle de nuevo la vuelta al electrónico (78-76). Quedaban 52 segundos para el final. Obradoiro no estaba dispuesto a rendirse y Dos Anjos, tras un buen rebote, conseguía igualar el partido a 78 puntos. Sin embargo, la última posesión iba a ser para los locales. Nwogbo llevaba la pelota, pero se equivocó a la hora de la verdad, dando alas a un Barcello que conseguía robar el balón y forzar la personal de Salin. Anotaba el primero el estadounidense, poniendo el 78-79, y lanzaba a fallar el segundo tratando de dejar sin tiempo a su rival. Lo intentaron los locales a la desesperada con un lanzamiento lejano que no entró, permitiendo a Monbus Obradoiro consumar su victoria en la capital.