Mientras pasa desapercibido para la mayoría de transeúntes, en el corazón de Palma aguarda sobre un bloque de cemento un fragmento de historia hasta ahora ignorado. A las afueras del Cecili Metel los árboles permanecen con vida. Dentro, huele a cerrado, a escombros, como si la única vida que quedara fuese la del recuerdo. Entre carteles descoloridos, calendarios que fechan 2010 (año de su último cierre), restos de cables y electrodomésticos, la neblina y la luz se filtran por las pocas ventanas no tapiadas y por las que además se cuelan algunas palomas.
Escombros que guarda una de las antiguas salas. Foto: T.A.
Por las paredes, en los pasillos y las escalares pueden vislumbrarse los años no tan lejanos de toda una generación de palmesanos y palmesanas que, mientras estuvo abierto como antigua sede de la Conselleria de Salut acudían a vacunarse, a las prueba de audición o se les hacían la prueba del talon.
«Es un edificio muy querido por la gente de Palma, tiene algo de hogar colectivo, de memoria compartida. Todos los palmesanos, de una forma u otra, han pasado alguna vez por aquí», expresa la arquitecta responsable del proyecto, Ana Pilar.
Origen e Historia
El edificio comenzó a levantarse en la década de los años treinta del siglo XX, ya que la Diputación Provincial de Baleares buscaba un espacio propio para el recién creado Instituto Provincial de Higiene. Su inauguración, el 7 de mayo de 1936, dos meses antes del Golpe de Estado el 18 de julio, fue celebrada por la prensa local, entre ellas Ultima Hora, como un triunfo de la ciencia y la modernidad.
Antigua sala donde se ponían las vacunas a la población. Foto: T.A.
Durante el franquismo, pasó a ser Instituto Provincial de Sanidad, y décadas después, sede de la Conselleria de Salut hasta su cierre en 2015 por riesgo estructural. Desde entonces, la fachada racionalista atribuida al arquitecto Josep Alomar aún corona el escudo de la Segunda República. Emblema del silencio durante los últimos quince años, se posa como símbolo de historia y resistencia, testigo de los últimos instantes de la Segunda República, de la Guerra Civil, de la represión franquista y del resurgir democrático que devolvió la voz a las calles.
Catalogado como futura sede de varios departamentos sanitarios, la reforma consistirá en la demolición del interior del edificio, ya que como sostiene la arquitecta, Pilar, «la estructura ha agotado su vida y no aguanta más». Según informa se va a mantener el volumen, la fachada exterior y la zona ajardinada del exterior, la cual se extenderá y se incluirá vegetación autóctona propia del mediterráneo. El equipo de arquitectos ha pensado en el detalle de marcar en el futuro jardín del conjunto histórico, catalogado con grado de protección B, la identificación del fragmento de muralla encontrada mediante una fina línea metálica grabada con la inscripción: ‘Por aquí pasa la antigua muralla de Palma’.
Personal de seguridad en el túnel del refugio antiaéreo. Foto: T.A.
Pero sin duda, la gran experiencia se halla en el refugio antiaéreo que aún conserva las instalaciones eléctricas originales, los cables y bombillas que iluminaron aquel pasillo, pudiendo imaginar los días oscuros que los refugiados pasaron. «Solo limpiaremos y añadiremos una iluminación mínima, lo justo para que se pueda recorrer sin linterna», declara. Así y todo, el final del túnel del refugio despierta inquietud, pues en él se encuentra un pozo de ventilación de más de trece metros que hoy se encuentra parcialmente colapsado pero que como informa Pilar, «será restaurado para devolverle su función original y permitir que el aire vuelva a circular bajo tierra».
Símbolo de resistencia
También, se conservan el escudo de la Segunda República y los restos de la antigua muralla. «Aquí se encontraba uno de los bastiones de la antigua muralla de Palma. Se rellenó con tierra para poder construir encima, pero el terreno nunca tuvo la resistencia suficiente», detalla. Por ello, Pilar explica que hay que reforzar la cimentación mediante el sistema de micropilotaje, cilindros de hormigón que alcanzan la capa resistente del terreno, a unos quince metros de profundidad.
Escudo de la segunda república en la fachada.
En cuanto al interior, la idea es realizar una estructura completamente nueva con ascensores, rampas, contraincendios, etc. que cumplan la normativa vigente. Asimismo, otra de las novedades añadidas son los criterios de eficiencia energética con placas fotovoltaicas y un sistema de geotermia que aprovechará la energía del subsuelo, buscando un consumo casi nulo, todo siguiendo la metodología BIM (Building Information Modeling) para la creación y gestión de datos durante su ciclo de vida mediante un modelo 3D.
Igualmente, el objetivo es que los 3.220 metros cuadrados que ocupa la parcela puedan ser recorridos por los residentes. Por ello, una de las intenciones es organizar visitas para acceder al refugio antiaéreo o a los jardines.
La periodista de este periódico y responsables de la Conselleria de Salut en la planta baja del edificio Cecili Metel. Foto: T.A.
Con todo, el inicio de su rehabilitación integral, con un presupuesto de 12,5 millones de euros (financiado con fondos provenientes del Factor de Insularidad del Régimen Especial de Balears) arrancó el pasado miércoles. La intención es que acoja departamentos de la Conselleria, aún por definir, voluntades anticipadas y un punto de vacunación.