A comienzos del siglo XX, Madrid vivía un proceso de transformación que la encaminaba hacia la modernidad. Las calles del centro se llenaban de automóviles, luces eléctricas y nuevas formas de vida urbana.
En ese ambiente, surgió la ambición de construir un edificio que representara el progreso, los avances en comunicación y la innovación tecnológica. Un edificio que, por su altura y su audacia, cambiaría para siempre el perfil de la ciudad.
El Edificio Telefónica, pionero de los cielos madrileños
En pleno corazón de la Gran Vía se alza el Edificio Telefónica, inaugurado en 1929. Con sus 89 metros de altura y sus 14 plantas, fue considerado el primer rascacielos de España y uno de los más altos de Europa en su época. Su presencia marcó un hito arquitectónico y se convirtió rápidamente en símbolo de la modernidad madrileña y del desarrollo de las telecomunicaciones en el país.
Una arquitectura entre dos mundos: tradición y modernidad

Fachada del Edificio Telefónica. | Dreamstime
El diseño del Edificio Telefónica combina la elegancia de la arquitectura española con la influencia de los rascacielos estadounidenses. Su autor, el arquitecto Ignacio de Cárdenas Pastor, se inspiró en las torres neoyorquinas que había estudiado durante su estancia en Estados Unidos, especialmente en el Barclay-Vesey Building de Ralph Walker.
El resultado es una obra que equilibra solidez y verticalidad: una base robusta de piedra caliza que asciende en forma escalonada hasta una cúspide coronada por una torre ornamental. Los detalles decorativos, de inspiración barroca y herreriana, anclan el edificio en la tradición española, pero su estructura metálica y su funcionalidad técnica lo sitúan en la vanguardia internacional de su tiempo.
El reto de su construcción

El Edificio Telefónica sobre los tejados de Madrid. | Shutterstock
La construcción comenzó en 1926 bajo la dirección de Ignacio de Cárdenas y el apoyo técnico del ingeniero estadounidense Lewis S. Weeks, representante de la International Telephone and Telegraph Company. La obra avanzó a un ritmo vertiginoso para la época: en apenas tres años se levantó una estructura que combinaba materiales modernos —acero, hormigón y vidrio— con una cuidada ornamentación artesanal.
Durante la Guerra Civil, el edificio se convirtió en un punto estratégico, utilizado como observatorio y sede de la prensa extranjera, un hecho que consolidó su papel como testigo de los acontecimientos más trascendentes del siglo XX en Madrid.
Un símbolo que mira al cielo

El Edificio Telefónica, en el corazón de la Gran Vía. | Dreamstime
El Edificio Telefónica representa un logro arquitectónico, pero también es un símbolo de la modernidad y las telecomunicaciones. Su silueta, visible desde muchos puntos de la ciudad, marcó el inicio del skyline madrileño y reflejó la entrada de España en la era de la verticalidad urbana.
Hoy, restaurado y convertido en un espacio cultural abierto al público, el edificio continúa siendo un referente de innovación y memoria. En él se condensan casi 100 años de historia: la aspiración de una ciudad que quiso tocar el cielo y la huella indeleble del progreso en piedra y acero.
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