¿Recuerdas Algunos hombres buenos? Cómo olvidarla: la película de 1992, dirigida por Rob Reiner (La princesa prometida) y con Aaron Sorkin como guionista, ofrecía un enfrentamiento épico entre Tom Cruise (por entonces currándose los galones de actor ‘serio’) y un Jack Nicholson uniformado y dispuesto a dejarse las cuerdas vocales gritando «¡Tú no puedes aceptar la verdad!» en la mítica escena del juicio. 

Esta frase de Nicholson, parece ser, se acercaba mucho a la realidad. Al menos en lo que respecta a una Demi Moore que también participaba en el filme, y cuyas declaraciones durante el New Yorker Festival (vía People) pintan a un Cruise cuyas relaciones con su compañera de reparto fueron incómodas cuanto menos. 

¿Qué ocurrió entre Tom Cruise y Demi Moore?

Resulta que la actriz rodó Algunos hombres buenos embarazada de Scout Willis, su segunda hija. Embarazadísima, más bien, porque cuando participó en las primeras lecturas de guion estaba ya de ocho meses. Algo que, prosigue, pareció hacerle poca gracia a Tom Cruise. 

«Creo que Tom se sentía muy incómodo», explica Demi Moore. «Y yo me encontraba bien, en realidad. Podía moverme y todo eso, ¿no? Pero me daba cuenta de que, para él, era algo embarazoso». 

¿Cuál era el motivo de esa incomodidad? Pues, según la actriz de La sustancia, que pocas actrices de su generación se decidían a tener hijos, temerosas de que eso afectara a sus carreras. Y menos aún se presentaban embarazadas en los platós. 

«Era una de tantas cosas que no tenían sentido para mí», continúa. «Así que lo desafié para decir que, ya sabes, ‘¿por qué no? ¿Por qué no puedes tener las dos cosas?’. Pero con eso me cayó encima un montón de presión que yo misma me había buscado para, en cierto sentido, demostrar que aquello era posible».

Finalmente, ni Moore ni Cruise se llevaron una de las cuatro nominaciones a los premios Oscar que recibió la película: el único candidato fue Nicholson, que perdió frente al Gene Hackman de Sin perdón. Y la actriz reconoce ahora que se presionó demasiado a sí misma. 

«Ahora vuelvo la vista atrás y me quedo en plan ‘¿en qué coño estaba pensando?’. ¿Qué intentaba demostrar? Pero era algo que no recibía tanto apoyo como ahora», prosigue. «Ya sabes, estar dando el pecho y después haciendo las pruebas de cámara y ensayando una escena». 

De hecho, Moore achaca el hecho de que su hija no naciera a término a la preparación física para su papel. «El día en el que rompí aguas, hice una caminata de dos horas, un recorrido en bici de 38 kilómetros y después me fui a bailar a un club de reggae: normal que [Scout Willis] llegase con dos semanas y media de adelanto».