Alejandro Rivas y María Laura Bustamante son unos de tantos vecinos que se han instalado una barrera antiinundación en la puerta de entrada a su … casa. Ellos viven en Paiporta, a menos de 50 metros del barranco del Poyo. Su hogar, la planta a pie de calle de una finca de cinco alturas, quedó destrozado el pasado 29 de octubre. «Estábamos viendo una película de dibujos con mi hija. No había llovido, pero a partir de las 18 horas empezó a entrar agua», recuerda él. María Laura fue de las vecinas que fue al garaje a rescatar el coche. Mientras ella ponía a salvo el vehículo, su marido e hija se resguardaron en casa de los vecinos de arriba. María Laura estuvo un par de horas desaparecida: «Esa noche fallaron las comunicaciones». Salvó el coche, lo aparcó en el punto más alto de Paiporta y no pudo regresar a casa dado el volumen de agua que recorría las calles del municipio. «Me resguardó una vecina», rememora María Laura. Esa noche y otras tantas durmieron bajo techo prestado. «Al quinto día nos fuimos caminando hacia Valencia. La casa, la que habíamos comprado el 15 de octubre de 2024, estaba destrozada. Habíamos hecho la mudanza y lo perdimos todo, salvo una guitarra acústica», recuerdan la pareja de músicos.


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Alejandro y Maria Laura, naturales de Perú y de 39 años, llegaron a España en mayo de 2023. Se afincaron en Paiporta. Primero, vivieron de alquiler, y luego adquirieron una casa a pie de calle. El desbordamiento del barranco del Poyo acabó con el hogar de los músicos, pero no con sus sueños. «Vinieron un montón de voluntarios», recuerda ella. Con su ayuda y la de los vecinos, lograron recuperar la casa. «Volvimos aquí hace tres meses», remarcan tras haber estado alquilados en un piso en la Malvarrosa. Ambos hablan con calma, sentados en el sofá de su amplia terraza, donde el pasado domingo por la tarde ofrecieron un concierto y bajaron los vecinos de la finca. Cerca de donde se mantiene la conservación, se sitúa un piano, que el agua inutilizó. «Le están brotando plantitas», sostiene Alejandro, que se resiste a deshacerse del instrumento.

Fue en Paiporta donde hace un mes recibieron una excelente noticia: su disco ‘Dos hemisferios’ había sido nominado a los Latin Grammy en la categoría de álbum de cantautor. «No nos lo creíamos. Fue una alegría enorme», recuerdan. ‘Dos hemisferios’, como casi todo lo que atañe al dúo musical, tiene su propia historia. El trabajo musical consta de dos partes. Para la primera la pareja encargó la producción de mil vinilos. «Era la primera vez que editábamos un disco en vinilo. Tras la mudanza, se quedaron en cajas en el trastero. Se perdieron. Sólo pudimos recuperar 50», rememora ella. La segunda parte de ‘Dos hemisferios’ se lanzó en dicimebre de 2024, cuando el duelo por el 29-O todavía era latente. «Recuerdo que la primera semana no escuchábamos música», apunta María Laura. «No sé la primera canción que escuchamos a la segunda semana, pero sí sé que la primera que cantamos a nuestros vecinos fue ‘Una fiesta cualquiera’», matiza Alejandro. Su alejamiento de la música fue muy temporal: a la tercera semana ya estaban trabajando en la composición. «La música nos ha salvado», enfatiza la pareja desde la zona cero de la dana.

«Después de la dana tuvimos un par de sesiones de terapia con una psicóloga voluntaria. Ella nos sugirió hacer dos cartas: una de rabia y otra de agradecimiento. Y la carta de rabia se convirtió en la canción ‘El río no tiene la culpa’», explica María Laura. Esta canción captó la atención de Greenpeace, que la ha incluido dentro de una campaña sobre concienciación del cambio climático. El tema tiene un videoclip que ha sido grabado en la Albufera.

JL. Bort

La letra de la canción deja muy claro lo que piensan sus autores: «No le tengo rabia al río, que sólo sabe llegar al mar. El agua no tiene culpa, no tiene cargo ni autoridad». La pareja tiene claro que los políticos han de aprender de lo sucedido y no repetir errores. «Cuando llegó la alerta a las 20:11 horas, nuestra casa ya estaba completamente inundada y la ayuda posterior que tendría que haber llegado por instituciones al instante, llegó una semana después. Al final se trata de que el culpable no ocupe un cargo más. No va de ideologías, sino de preservación de la vida. Los gobernantes han de ser responsables y la gente ha de elegir a los competentes», explica Alejandro, a quien le gustaría que ‘El río no tiene culpa’ para un himno para aquellos que alzan la voz.

La música que salva a Alejandro y María Laura, que participaron en la manifestación del pasado sábado («fue la primera vez que fuimos a una concentración porque antes no estábamos preparados», afirman) es el pasaporte para acariciar uno de los premios internacionales más codiciados. El 7 de noviembre viajarán a Las Vegas y días después acudirán a la gala de entrega de los Latin Grammy.