Maribel Verdú, una de las actrices más reconocidas del cine español, ha construido un patrimonio fruto de tres décadas de trabajo ininterrumpido. La intérprete, que ha participado en más de 70 producciones, asegura que su estabilidad económica se debe a la constancia, la disciplina y la gestión responsable de lo ganado.

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Verdú reconoció en una ocasión sin tapujos: «Tengo tres pisos, sí, pero es que llevo trabajando treinta años. Y no tengo nada más. Todo lo he ganado haciendo cine, teatro y televisión. No he robado a nadie y todo lo he declarado a Hacienda”, declaraba en 2013 en una entrevista en prensa. 

Una reflexión que pone en valor una trayectoria sin improvisaciones. Su nombre está ligado a títulos clave como El laberinto del fauno o Y tu mamá también, dos de sus interpretaciones más celebradas.

Eugenia Martínez de Irujo y las vistas al Palacio de Liria.

En cualquier caso, a sus 55 años, evita presumir de patrimonio. Prefiere hablar de esfuerzo, cultura y estabilidad emocional. Su imagen pública muestra a una actriz alejada del derroche, centrada en su profesión y en un hogar que refleja su personalidad y su amor por la literatura.

Maribel Verdú vive en una casa luminosa, cálida y con inspiración nórdica donde priman los materiales naturales, los tonos claros y los muebles con historia. La actriz reconoce que los libros son su tesoro más visible y decoran buena parte de la casa.

Según la entrevista, la vivienda está pensada para «sentirse en calma», con pocos objetos superfluos y una clara preferencia por el orden visual.

Desde los años 80, Verdú ha trabajado sin pausa en cine, teatro y televisión, lo que le ha permitido levantar una carrera internacional y vivir de lo que ama. Ha ganado el Premio Goya y otros reconocimientos que consolidan una filmografía extensa y respetada.

Rosario Flores.

Gracias a esa continuidad, ha invertido en inmuebles y tranquilidad financiera, una estrategia poco habitual en el mundo del espectáculo.

Lejos de la imagen de lujo que rodea a otros rostros mediáticos, Verdú defiende el equilibrio: trabajo, ahorro e inversión consciente. Su declaración sobre los «tres pisos» no buscaba presumir, sino subrayar la importancia de la cultura del esfuerzo en un oficio inestable. La actriz insiste en vivir con los pies en la tierra tras más de 30 años frente a la cámara.

Esther Cañadas.

La decoración de su casa revela otra faceta: lectora voraz, amante del teatro y coleccionista de historias. La actriz apuesta por muebles con alma, luz natural y tejidos orgánicos. La conexión emocional con su hogar es evidente: es un refugio, su espacio de inspiración y su lugar de descanso tras cada rodaje.

Maribel Verdú es el ejemplo de una carrera sólida y bien gestionada, donde el patrimonio no es un símbolo de ostentación, sino de estabilidad y madurez personal. Con tres viviendas, una filmografía brillante y un hogar lleno de cultura, la actriz reafirma que el trabajo constante puede construir futuro, identidad y raíces.