El Madrid sufrió en Múnich una nueva remontada, la enésima en este inicio de temporada, y firmó su tercera derrota consecutiva en la Euroliga. Tras un excelente segundo cuarto liderados por Lyles, los blancos llegaron al descanso con una ventaja de trece … puntos. Y, como ante Maccabi, Estrella Roja o Baskonia, tiraron por la borda todo su trabajo para que los germanos, de la mano del excelso Mike, les endosaran otra derrota a domicilio. De hecho, tras cinco encuentros lejos del Movistar Arena, aún no conocen el sabor de la victoria.

Un tifón bávaro fue lo que se encontró el Madrid a su llegada a Múnich. El 10-0 de parcial para los locales, liderado por Isiaha Mike, obligó a Scariolo a pedir el primer tiempo muerto cuando solo habían transcurrido dos minutos de encuentro. Los síntomas de los blancos eran los habituales, un importante atasco cuando había que atacar en estático e incapacidad defensiva para cerrar los caminos hacia su aro. Lyles, con siete puntos casi consecutivos, puso calma en el opresivo escenario mientras que Maledon, tras un triple, redujo la diferencia a solo tres puntos. El Madrid parecía haber pasado lo peor, se había repuesto en tiempo récord, aunque cometió el error de dejar de remar y, con un nuevo fogonazo, el Bayern llegó al segundo cuarto con ventaja (27-25).

Los visitantes, con el paso de los minutos, mostraban cada vez más fluidez. Campazzo recordaba al hiperactivo duende de antaño, Tavares machacaba la zona y, tras un tiro libre de Llull y un posterior palmeo del caboverdiano, el electrónico señalaba una ventaja de seis tantos. Intentaban los germanos contratacar, pero el Madrid ya había perfilado su versión más seria, incluso en defensa. Un bache que culminó con la expulsión de Kratzer tras sumar su segunda falta antideportiva en tan solo dos minutos en la cancha. Olían sangre los blancos, Lyles solo sabía anotar. Los aficionados del Bayern se levantaban de sus asientos para intentar animar a los suyos pero el parcial, hasta el descanso, fue imposible de digerir (44-57).

Como en el inicio, los locales salieron de los vestuarios en estampida y el Madrid parecía dispuesto a cometer los errores del pasado. Mike, que cuajaba un duelo fantástico, volvió a ser un ente incontrolable para, casi en soledad, reducir la distancia a cuatro puntos. Habían pasado poco más de tres minutos y los merengues solo habían sabido sumar tres. En el mismo tiempo, el Bayern, 12 nada menos. Deck daba todo un recital en el rebote ofensivo, aunque sus esfuerzos se antojaban insuficientes si el Madrid quería salir de Alemania con vida pues el Bayern, a falta de disputarse el último acto, mandaba en el marcador (69-67).

Rathan-Mayes, ex del Madrid, calentó su muñeca a tiempo y comenzó a martillear sin piedad a sus antiguos compañeros. Gracias a las canastas y asistencias del canadiense, la ventaja germana alcanzó los diez puntos cuando llegó el ecuador del cuarto definitivo, mientras que el Madrid necesitaba a la desesperada un héroe al que seguir. Nadie pidió paso, Mike no falló desde la línea de personal y el Madrid tropezó una vez más en la misma piedra.