El sector del diseño en Valencia, un año después de la DANA: “Juntos podemos con todo”
Cuando hablamos con NATYAL, su nave, en mitad de las terroríficas inundaciones, se había quemado por completo. Solo ahora, un año después, podrán entrar a trabajar en una similar: “Nuestra nave no se pudo rehabilitar. De hecho, ha tenido que ser destruida por peligro de derrumbamiento. Es impactante pasar por la puerta y ahora no ver nada…”, explican Álvaro y Natalia, fundadores de esta empresa de muebles artesanales.
“Desde la DANA hemos estado alquilando un espacio para los productos en una empresa de transportes con la que trabajamos, pero era pequeña para nuestras necesidades, algo temporal, por lo que no hemos podido tener la organización necesaria. Este mes, un año después, nos mudamos por fin a una nueva nave en la que vamos a poder tener oficinas y espacio suficiente de almacenamiento, lo que nos va a permitir crecer en los próximos meses y años”.
La empresa valenciana ha optado por seguir, pero bien podrían haber tirado la toalla: todavía no han podido volver a trabajar como lo hacían antes, y la recuperación no ha sido sencilla: “No solo hemos tenido que invertir muchísimo esfuerzo económico en volver a poder tener stock, sino que las gestiones administrativas relativas a los seguros y la solicitud de subvenciones llevan mucho tiempo, que no le hemos podido dedicar tanto a otras partes importante del e-commerce. Esto ha supuesto el retraso, por ejemplo, del lanzamiento de nuevas colecciones de productos que teníamos ya preparadas”.

Los diseños de Natyal pronto se desarrollarán en su nueva nave.
Natyal
Las ayudas, finalmente, llegaron, aunque la del Gobierno tuvieron que pelearla: “Tardaron seis meses en tramitarla y nos la denegaron automáticamente sin ni siquiera llamarnos o pedir información. Sucedió por un error suyo, de no comprobar la documentación: decían que no teníamos la sede en un municipio afectado por la DANA, imagínate. Tuvimos que recurrirla y, finalmente, nos la concedieron”.
HB Estudi d’Arquitectura, por su parte, pudo volver a su sede en julio. “Al principio, tuvimos que buscar un espacio donde poder trabajar hasta que reparamos Espai HB, y era muy complicado, porque todos buscábamos algún piso, local o despacho que estuviera disponible, en altura y no afectado por la DANA. Al final, encontramos un espacio muy pequeño y nos tuvimos que adaptar mientras el despacho se deshumidificaba y reparábamos todos los daños”, recuerda Ester Blasco, una de las fundadoras del equipo.