A los siete años, Cristina Torrens empezó a golpear pelotas de tenis en Pamplona de la mano de su padre, exfutbolista profesional. Lo que comenzó como un juego familiar acabó convirtiéndose en una carrera de élite: la navarra llegó al puesto 27 del ranking mundial y fue una de las referencias del tenis español femenino durante los años noventa y principios de los 2000.

Una beca que recibió a los 13 años para trasladarse a Valencia, en un programa impulsado por la Federación Española y el COE con vistas a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, lo cambió todo.

«Mis padres me dijeron: ‘Si tú quieres vas, si no quieres no vas’. Y decidí irme», explica Torrens. Aquella elección marcó su destino y también el de su familia. Su madre lo pasó mal al principio, se sentía culpable, «pero siempre le he dicho que fue la oportunidad de mi vida«.

Durante cuatro años, Cristina vivió en Valencia, becada y rodeada de un equipo profesional con nutricionista, psicólogo, preparador físico y entrenador. «Aprendí muchísimo, no solo de tenis, sino de la vida. Me curtí como persona y como jugadora».

A los 18 años, cuando terminó la beca, ya era la número 180 del mundo y pudo dar el salto al profesionalismo.

EL TENIS, UN DEPORTE CARO

Torrens recuerda que el tenis «es un deporte muy caro» y que hasta entrar en el top 100 no se puede vivir de ello. En ese momento, fue clave la ayuda de su tío Enrique, que le consiguió un patrocinio de Pulco, la marca de zumos de Marie Brizard.

«He tenido suerte«, admite. «Si no llega a ser por él, no sé qué hubiera pasado. Gracias a ese patrocinio pude competir dos años más, justo hasta que entré entre las 100 primeras y ya pude autofinanciarme».

Su carrera profesional fue larga y estable: ganó 11 títulos del circuito Challenger y cuatro del circuito WTA (dos individuales y dos en dobles). «Una vez que entré entre las 100, me mantuve muchos años. Lo difícil no es llegar, es mantenerse», explica.

LA CABEZA, EL GRAN RIVAL EN EL TENIS

Torrens concede gran importancia al aspecto mental. «En el tenis estás solo. La cabeza te puede ayudar o hundir. He visto jugadoras con más talento que yo quedarse en el camino por no saber manejar la presión».

Recuerda que durante su etapa de formación en Valencia tuvieron psicóloga deportiva, «algo muy avanzado para la época», y que esas enseñanzas le sirvieron durante toda su carrera.

«Nos enseñaban rutinas para no pensar entre punto y punto. Parecía un tostón, pero luego me ayudó muchísimo«.

Su mayor orgullo no fue un título, sino la capacidad de remontar. «Dos veces me fui del top 100 y volví. Esa sensación de superarte a ti misma es la mejor de mi vida».

DE LA WTA A LA GESTIÓN DEPORTIVA EN NAVARRA

Cristina se retiró en 2005, con 30 años, después de más de tres lustros viajando por el mundo. «Sabía que se había acabado. Llevaba desde los 14 años viajando. Fue duro, pero era el momento».

Tras su retirada, regresó a Pamplona y empezó una nueva etapa profesional. Hoy gestiona siete escuelas de pádel y organiza campamentos deportivos en la Universidad de Navarra. «No doy clases, pero gestiono grupos, profesores, torneos y actividades. Lo que más me gusta es ver a los niños disfrutar haciendo deporte».

Defiende con convicción la educación deportiva como herramienta de valores: «En mis escuelas no busco campeones, busco niños que hagan deporte, que se diviertan y aprendan». 

UNA CARRERA HECHA DE VALORES Y HUMILDAD

En la entrevista, Torrens reconoce que su carácter influyó tanto en su carrera como en su vida posterior. «Soy una persona humilde, no me gusta destacar. Quizá eso me restó patrocinios, pero no cambiaría mi manera de ser».

Recuerda con admiración a sus compañeras Conchita Martínez y Arantxa Sánchez Vicario, con las que compartió generación: «Conchita tenía un talento enorme, Arancha era una hormiguita de trabajo. Cada una a su manera, las dos fueron grandes y nos abrieron el camino». 

También reivindica la igualdad en el tenis: «Peleamos mucho para que hombres y mujeres cobrásemos lo mismo en los torneos. Ahora los ‘Grand Slam’ pagan igual y eso me parece justo».