La matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, Meta, ha presentado esta noche sus resultados, con todas las miradas puestas sobre su fuerte apuesta por la IA para crear contenido: desde el lanzamiento de su sección de vídeos generados artificialmente, Vibes, las descargas de su app de IA se han disparado un 56% mensual, algo que había disparado las expectativas de los inversores. Pero las cuentas de Meta han defraudado a los analistas por un motivo inesperado: la reforma fiscal de Trump, que prácticamente ha ‘expropiado’ los beneficios trimestrales de la firma.

La compañía encabezada por Mark Zuckerberg ha registrado unos ingresos cifrados en 51.242 millones de dólares frente a los 49.400 millones que se esperaban, firmando, así, un aumento interanual del 26%. Sin embargo, los beneficios netos de Meta se han derrumbado hasta los 2.709 millones, el equivalente a 1,05 dólares por acción, una mengua del 83% respecto al mismo periodo del año pasado.

La firma ha señalado al responsable del hundimiento de sus ganancias: la reforma fiscal de Trump, la «Gran y Bella Ley», la cual ha obligado a la firma a pagar el 87% de su margen operativo en impuestos como forma de reconocer pagos aplazados. Como consecuencia de estos resultados, la firma ha llegado a registrar descensos del 7% en el after-hours.

Paralelamente, Meta ha anunciado un incremento de los gastos de capital hasta una horquilla situada entre los 70.000 – 72.000 millones de dólares, batiendo la expectativa inicial ubicada en los 66.000 – 72.000 millones de dólares. Esperan, eso sí, que la presión fiscal de EEUU baje del 87% hasta el 12% o 15%, un rango superior, en cualquier caso, al 12% que estaban pagando antes de la reforma fiscal.

Por otro lado, una de las claves de la reducción de los beneficios han sido los gastos, que avanzaron un 32% interanual hasta los 30.707 millones de dólares frente a lo 23.239 millones del año pasado. En este sentido, la compañía advierte que estos costes crecerán «a un ritmo significativamente más rápido en 2026, principalmente por los costes de infraestructura, los gastos de la nube y la depreciación de los centros de datos de IA».

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