Se estima que en el mundo aproximadamente 500 millones de personas podrían estar sufriendo osteoporosis sin saberlo, una enfermedad crónica y progresiva que debilita los huesos y aumenta el riesgo de sufrir fracturas. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), esta enfermedad produce una media de 70 fracturas por minuto en todo el mundo, según recoge EFE.
Las personas que sufran esta enfermedad muchas veces no son conscientes de ello, puesto que no suele presentar síntomas hasta que no se produce una fractura. Entre las principales causas que puede propiciar el desarrollo de la enfermedad están la tiroides, los desajustes hormonales, un bajo consumo de calcio o, simplemente, por antecedentes familiares. Basándonos en esto último, las personas con algún familiar con osteoporosis tienen entre un 50% y un 85% más de probabilidad de desarrollar la enfermedad.
En España, aproximadamente el 10,7% de los mayores de 50 años sufren osteoporosis, según explica la Sociedad Española de Reumatología (SER). No reconocer a tiempo esta enfermedad implica que no se lleve a cabo la atención necesaria, agravando así el número de fracturas y la carga económica en los sistemas de salud.
Los síntomas de la osteoporosis
En las etapas tempranas de la enfermedad, los síntomas son apenas perceptibles, según recoge el portal Mayo Clinic. No obstante, conforme va avanzando, es habitual identificar algunos problemas como:
- Dolor de espalda.
- Pérdida de estatura con el tiempo.
- Postura encorvada
- Huesos que se rompen más fácilmente de lo esperado.
Por ello, a partir de los 50 años —sobre todo si hay antecedentes familiares— se aconseja hacerse una prueba de densitometría ósea, la cual mide la densidad mineral de los huesos y permite evaluar el riesgo de fractura, diagnosticar la enfermedad y monitorear la respuesta al tratamiento.
Otras terapias novedosas
Así, el tratamiento de la osteoporosis tiene como principal objetivo reducir el número de fracturas, el cual pasa por mantener una dieta equilibrada, rica en calcio, combinado con la práctica regular de ejercicio físico así como evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol.
Otras terapias más recientes emplean anticuerpos monoclonales que contribuyen a reducir la degradación ósea y disminuyen el riesgo de fracturas hasta en un 68%. En general, los expertos advierten de que los avances científicos permiten mejorar la calidad de la vida de las personas que sufren la enfermedad, así como reducir el impacto económica en la economía pública.
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