Ya resulta extraño el hogar donde no hay un perro o un gato. Los animales de compañía se han convertido en un miembro más de la familia y, como tal, se les cuida. Sin embargo, los peludos que tanto se quieren pueden entrañar un riesgo para las personas que conviven con ellos, sobre todo, cuando se ha descuidado el control de sus parásitos.

En épocas del año con temperaturas elevadas se incrementa la actividad de diversos parásitos externos e internos que pueden afectar a perros, gatos y, en algunos casos, representar un riesgo para la salud humana. “En esta época del año, pulgas, garrapatas y otros parásitos encuentran condiciones ideales para su reproducción. Si no se realiza un control adecuado, pueden convertirse en un problema sanitario que trasciende el hogar y afecta también a las personas”, advierte la Dra. Galia Ramírez, veterinaria de la Universidad de Chile.

Parásitos de animales, vectores de enfermedades infecciosas

La experta destaca la presencia de pulgas y garrapatas, que no solo provocan molestias y reacciones alérgicas en animales y humanos, sino que también pueden actuar como vectores de enfermedades infecciosas. En el caso de las garrapatas, por ejemplo, pueden transmitir bacterias como Ehrlichia o Anaplasma, que afectan la salud.

Las pulgas también tienen sus propios parásitos, en su estado de larva pueden infectarse con Dipylidium caninum, que luego pasa a un hospedero definitivo como perros, gatos e incluso humanos. La especialista explica que, como consecuencia, se desarrollará una tenia, que a menudo puede pasar inadvertida o provocar trastornos digestivos.

“En perros y gatos, el médico veterinario o el tutor puede notar pequeños segmentos de esta tenia, que es un gusano plano, similares en tamaño y forma a los granos de arroz, adheridos al pelaje. Este parásito se transmite cuando las mascotas ingieren una pulga infectada, por lo que el control de estos ectoparásitos es clave para romper su ciclo de vida”, detalla la académica.

Toxoplasmosis, un peligro para mujeres embarazadas

El Toxoplasma gondii es el parásito responsable de la toxoplasmosis, una enfermedad parasitaria producida por un protozoo (Apicomplexa) que puede afectar a muchas especies animales y a los seres humanos. El gato cumple un rol especial porque es hospedero definitivo de estos parásitos y, en su primera infección, elimina formas infectantes en sus heces por entre 7 a 20 días, las que pueden ser ingeridas accidentalmente por otros felinos o personas lo que podría tener graves consecuencias, sobre todo en mujeres embarazadas, ya que se describen como causa de aborto.

Sin embargo, puntualiza la Dra. Ramírez, estas mismas formas parasitarias también pueden ser ingeridas por especies de abasto como vacas, ovejas, cerdos, entre otros, las que, como consecuencia, albergarán un estado infectante de este parásito en su musculatura que puede transmitirse a otras especies, incluido el ser humano, al consumir carne cocinada inadecuadamente.

“Por lo tanto, aunque los gatos son hospedadores definitivos, la transmisión a las personas se asocia con el manejo inadecuado de las heces, con el consumo de alimentos contaminados, pero también con carnes insuficientemente cocinadas. Por eso, la educación sobre medidas higiénicas es fundamental”, agrega la Dra. Ramírez.

Una estrategia preventiva frente a los parásitos de los animales

La especialista hace hincapié en la importancia de mantener una estrategia preventiva integral, que combine el control médico veterinario frecuente con análisis de laboratorio de sangre y heces, la limpieza frecuente de los espacios donde habitan las mascotas y medidas higiénicas para la preparación de alimentos.

“Muchos parásitos internos eliminan formas de diseminación y resistencia, huevos o quistes microscópicos, a través de las heces de la mascota al ambiente. Estos elementos contaminan la tierra, el agua o algunos alimentos que crecen en ella o que se riegan con agua contaminada. A su vez, algunos de estos elementos requieren ciertas condiciones, como alta temperatura y humedad, para tornarse infectantes. Por lo tanto, muchos ciclos de vida de estos parásitos involucran distintos animales, incluido el ser humano, pero también ciertas condiciones ambientales, por lo que deben ser controlados con una mirada de Una Sola Salud para su control, tratamiento y prevención”, destaca la Dra. Ramírez.

Considerando la diversidad de parásitos que pueden afectar a las mascotas, el peligro para las personas y sus distintas formas de transmisión, la académica acota que es muy relevante evitar conductas de riesgo “como la caza, el acceso a desechos orgánicos en la basura, el deambular libremente fuera del hogar, el contacto estrecho con otros animales de condición sanitaria desconocida, por ejemplo, a través del lamido, el contacto con aguas estancadas o sin potabilizar, es decir, hay que promover una tenencia responsable de las mascotas”

En este contexto, las mascotas que presenten algunas de estas conductas probablemente requieran un control médico veterinario más frecuente y exhaustivo, ya que están sometidas a un mayor riesgo de infección.

Solo dar antiparasitarios de forma rutinaria no sirve, ya que muchos parásitos que afectan a nuestras mascotas se han vuelto más tolerantes o resistentes a algunos fármacos que utilizamos para su control o tratamiento. Por esta razón, es importante acompañar la terapia con un diagnóstico de laboratorio, previo y posterior al uso de estos fármacos, y así determinar el éxito de su utilización, o realizar algún ajuste en su posología. Es decir, necesitamos avanzar en un uso más responsable de los fármacos antiparasitarios, considerando factores como el tipo de hogar de la mascota, sus conductas, el tipo de alimentación y el entorno”, enfatiza la especialista.