La escultura del Padre Anchieta intenta convertirse en bien de interés cultural (BIC). Se trata de una obra del escultor ítalo-brasileño Bruno Giorgi y que presidió durante décadas uno de los principales accesos a la ciudad, hasta convertirse en un icono. La solicitud de incoación del expediente fue registrada el 26 de junio de 2024 ante el Cabildo de Tenerife y, desde entonces, su promotor, Antonio Hernández, no ha cejado en el empeño de que esta obra cuente con tal protección patrimonial.

Hernández es profesor jubilado y miembro de la Cátedra Cultural Padre Anchieta, y explica que acompañó la petición de un dosier con datos históricos de la pieza artística y de su autor, así como de apoyos para la declaración. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, y el rector de la Universidad de La Laguna (ULL), Francisco García, son algunos de los nombres destacados que respaldan la catalogación.

Apoyo institucional

A los anteriores se une el director de la Cátedra Padre Anchieta de la ULL, Alejandro Fajardo, y entidades como la Real Academia Canaria de Bellas Artes, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Santa Cruz de Tenerife, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), el Colegio Oficial de Delineantes y Diseñadores Técnicos, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, la Hermandad de Caballeros y Damas del Padre Anchieta, y la Embajada de Brasil en Madrid.

“Me llamaron para que abundara en más datos y, hasta ayer, en la tramitación de Patrimonio, del Cabildo, sigue estando como ‘en curso’”, explicaba este jueves Antonio Hernández, que añadió que en la actualidad se encuentra trabajando en la “argumentación jurídica que hace inseparables el monumento de Anchieta y su glorieta”.

Nacido en La Laguna

San José de Anchieta nació en 1534 en La Laguna, viajó a Coimbra (Portugal) en 1548, puso rumbo a Brasil en 1553 y, una vez allí, inició una ruta de evangelización. Fueron sus orígenes vinculados a Aguere los que llevaron a la instalación de esta escultura a la entrada de la ciudad. Se trata de una pieza realizada en bronce, de cinco metros de altura e instalada en 1960.

La llegada de la escultura a La Laguna y la peculiar selección de su primer emplazamiento las explica el cronista oficial de La Laguna, Eliseo Izquierdo, en el artículo ‘Salvemos el monumento a Anchieta’, de 2019: “El 28 de octubre de 1960, con el monumento todavía a bordo del trasatlántico ‘Cabo de San Vicente’, que lo había traído de Brasil, su autor el gran artista brasileño Bruno Giorgi (Mococa, Sao Paulo, 1905-Río de Janeiro, 1993) recorrió nuestra ciudad con el alcalde Benítez de Lugo y eligió, para situarlo, un amplio óvalo de césped en la confluencia de la autopista del norte con la avenida de La Trinidad. Pero en apenas una década, aquella zona experimentó una transformación radical”.

Cambios de ubicación

Desde entonces hasta hoy, la obra ha tenido repetidos cambios de ubicación debido a obras viarias. La última, de carácter definitivo y que la ha hecho perder protagonismo, generó rechazo, fundamentalmente en el casco antiguo y entre agentes vinculados al patrimonio histórico y la cultura.

Precisamente Izquierdo, en otro texto titulado ‘El monumento a Anchieta, gravemente dañado’, se detenía en abril de 2024 en su actual localización, en una plazoleta junto a la Facultad de Biología. El cronista oficial escribió: “La ciudad que tuvo la fortuna de recibir en 1960 la insuperable muestra de gratitud del pueblo brasileño, por haber nacido en ella quien fue uno de sus grandes artífices y padre de su literatura, tiene la obligación inexcusable de conservarlo como oro en paño y exaltarlo, colocándolo en un enclave privilegiado, de máximo honor, que los hay, y no en los márgenes de una autopista”.

La restauración de la escultura

La escultura de San José de Anchieta requiere de una restauración. El Área de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de La Laguna informó el pasado año de que se encontraba analizando los resultados del estudio integral sobre el estado del monumento al Padre Anchieta, un trabajo que había sido encargado a la empresa española GEA Asesoría Geológica y que contó con la colaboración del restaurador Pablo Klett Fernández. Fruto de ese análisis técnico sobre los elementos químicos y físicos que afectan a la escultura, así como de los procesos de limpieza y protección más adecuados tras la prueba ‘in situ’, GEA presentó un proyecto de restauración integral para la escultura de bronce y la base de granito, cuyo coste inicial se estimaba en 48.678 euros. Sobre esos trabajos pendientes de ejecución, el promotor de la declaración del monumento como bien de interés cultural, Antonio Hernández, muestra cierto malestar. “Respecto a la reparación pendiente de la escultura me han dado largas con aquello de que están elaborando el expediente de licitación”, apunta. “Tampoco me han permitido acceder al informe que emitió GEA del estado de la escultura (aunque yo fuera uno de los colaboradores para tal informe)”, lamenta.

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