Hacía dos semanas que su silla en De Viernes estaba vacía y este 31 de octubre ha vuelto a ocuparla. Lydia Lozano lleva días sin separarse de su marido, Charly, que ingresó de urgencia en un hospital de Madrid tras ser someterse a una intervención de espalda ya programada. La situación era grave y preocupante y su mujer ha dado todas las explicaciones en una charla con Santi Acosta y Beatriz Archidona: «Mi familia no quería que lo contase pero lo voy a contar para que no se especule», ha comenzado.

La sonrisa y la alegría con la que Lydia entraba al plató pronto se transformaban en lágrimas y angustia: «Fue una operación de espalda y todo bien hasta que empezó a salir un líquido amarillo. Se lo dije al doctor, hacen un cultivo y era una bacteria. Pusieron antibiótico en vena, pero el viernes pasado tuvieron que operarle del corazón porque la bacteria se había comido una válvula», ha desvelado completamente destrozada. «Se va a poner bien pero han sido muchas cosas en 15 días… De repente te dicen que hay que hacer una operación de urgencia, Charly es un tío sano e impresiona mucho».

La periodista asegura que la situación está controlada aunque su marido tendrá que permanecer varias semanas más en el hospital: «Le quitaron la válvula y le limpiaron todo, pero ahora tienen que hacer analíticas casi a diario para ver si se reproduce la bacteria o no. Charly va a estar en el hospital unas cinco o seis semanas porque el antibiótico es intravenoso y no se puede poner en casa». Lydia ha explicado que su marido está en planta y ella lo acompaña a todas horas: «Estoy allí todos los días. No duermo allí porque yo también tengo muchos problemas de espalda, pero tengo el teléfono encendido todo el rato por si tengo que salir corriendo en camisón. Mi casa está muy cerca del hospital».

El peligro para Charly ya ha pasado, pero Lydia todavía tiene el susto en el cuerpo: «Estuve dos días sin parar de llorar cuando me dijeron que tenían que operarlo del corazón, no he llorado más en toda mi vida», ha confesado. Y eso que su marido se lo está poniendo muy fácil: «Es muy buen enfermo, las enfermeras están encantadas con él y a mí me tratan fenomenal. Me han dicho todos que me viniera a trabajar porque me estaba volviendo loca».

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