Mi primer viaje a Egipto lo hice gracias a una beca para una estancia en el Museo de Tahrir de El Cairo, con el fin de preparar y elegir las piezas para la gran exposición de Arte Faraónico que iba a tener lugar en España. … Al entrar en sus salas me sobrecogí y me llevé una impresión que no he podido olvidar en toda mi vida. Delante de mí estaban los faraones, sus momias, su cultura, su arte, su religión y todo lo que yo había estudiado. Pasé allí varios meses y cada día, a pesar de su abigarrada exposición, descubría una pieza distinta que me aportaba nuevos conocimientos. Entendí, entonces, el lenguaje de los antiguos habitantes del Nilo y lo que podían trasmitir a la posteridad. Desde ese momento, pude establecer un diálogo con ellos que he mantenido siempre.

Mi vocación para trabajar en los museos se hizo realidad al acceder por oposición al Museo Arqueológico Nacional, al Departamento de Egipto y Próximo Oriente, donde he ejercido mi profesión durante 45 años, investigando en su colección, publicando piezas, haciendo exposiciones y dando conferencias. Pero el museo me reservaba otra gran sorpresa. La primera excavación española en Egipto después de la campaña de Nubia, en Heracleópolis Magna (actual Ehnasya el-Medina), era un proyecto iniciado en 1966 y adscrito al Museo Arqueológico Nacional, cuya concesión fue otorgada al profesor Martín Almagro. Tras unos primeros años, la guerra en la región hizo que se paralizaran los trabajos, aunque en 1980 se hizo un reparto de excavaciones y una parte de los hallazgos ingresaron en el MAN.

En 1984, Almagro recibió una llamada del Servicio de Antigüedades egipcio en la que le preguntaban si quería continuar en Heracleópolis, porque podíamos perder la concesión. Don Martín me dijo: «¿Quieres continuar tú como directora del proyecto Heracleópolis Magna?». Me dio un vuelco el corazón y le contesté: «Mañana mismo cojo un avión y me voy a El Cairo para preparar la documentación y continuar las excavaciones».

Desde entonces y durante 40 años he trabajado en el yacimiento, rodeada de un equipo multidisciplinar, investigando y aportando novedades a la historia de Egipto. Las piezas encontradas han sido numerosísimas y muy importantes, algunas únicas. El proyecto debe continuar con patrocinios privados y públicos, que hoy no tiene.

Imagen principal - Carmen Pérez Die, ante los vasos canopos de Heracleópolis Magna que descubrió el equipo español, en el exterior del GEM y ante la Triada de Ramsés que fue encontrada en el templo de Heryshef, donde han realizado las últimas excavaciones

Imagen secundaria 1 - Carmen Pérez Die, ante los vasos canopos de Heracleópolis Magna que descubrió el equipo español, en el exterior del GEM y ante la Triada de Ramsés que fue encontrada en el templo de Heryshef, donde han realizado las últimas excavaciones

Imagen secundaria 2 - Carmen Pérez Die, ante los vasos canopos de Heracleópolis Magna que descubrió el equipo español, en el exterior del GEM y ante la Triada de Ramsés que fue encontrada en el templo de Heryshef, donde han realizado las últimas excavaciones

Carmen Pérez Die, ante los vasos canopos de Heracleópolis Magna que descubrió el equipo español, en el exterior del GEM y ante la Triada de Ramsés que fue encontrada en el templo de Heryshef, donde han realizado las últimas excavaciones
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En torno a 2004, las autoridades egipcias comenzaron a construir un nuevo museo, el GEM, cerca de las pirámides de Giza. Como miembro del Comité Internacional de egiptología de Museos, (CiPEG), fui invitada a conocer las líneas generales de la museología, aunque después no he participado en la realización del proyecto. Supimos de la inclusión de la gran escalinata bordeada de esculturas que terminaría en su parte superior con la visión de las Pirámides, y nos informaron sobre el proyecto museológico y sobre la presentación de muchas piezas, unas traídas de otros museos y otras rescatadas de distintos almacenes egipcios que nunca habían sido expuestas. El colofón sería la colección de todos los objetos hallados en la tumba de Tutankamón y la barca de Keops.

«Una emoción indescriptible»

En enero de este año he tenido la oportunidad de visitar el GEM, donde existen todos los departamentos y servicios que un museo debe tener. El edificio en sí es impresionante y la arquitectura sobrecoge y abruma. Solo pude ver el exterior, el hall, la gran escalinata y las piezas expuestas. Entre ellas, la triada de Ramsés hallada en el Templo de Heryshef de Heracleópolis, donde excavamos actualmente, los colosos de Kom el Akareb y los vasos canopos encontrados por nosotros en 2003 en la necrópolis.

Recuerdo que los hallamos colocados sobre el suelo, inclinados unos sobre otros, cubiertos con un potente muro de adobe y rodeados por figurillas funerarias; las inscripciones de ambos conjuntos mencionan el nombre del propietario, Ankhsmatauy, y sus títulos, sacerdote del dios Heryshef, que vivió en torno al siglo VIII a.C. Fue una emoción indescriptible. Heracleópolis Magna está muy presente en el GEM, lo que muestra la importancia del yacimiento.

Durante una larga visita, pude examinar en las vitrinas muchas piezas conocidas y otras que veía por primera vez. Las falsas puertas, los guerreros de Asyut, las estelas, los relieves, las estatuas… Deseo volver al GEM y contemplar todo lo que entonces no estaba expuesto. Es una de mis prioridades, que espero hacer realidad lo antes posible.

SOBRE EL AUTOR

Carmen Pérez Die

Conservadora emérita del Museo Arqueológico Nacional y directora de las excavaciones españolas en Heracleópolis Magna