Los últimos días ha saltado a la primera línea de la actualidad una esperanzadora competencia directa entre Morante y Roca Rey, dos conceptos de toreo … antagónicos que reúnen todas las condiciones para fomentar las banderías y con ellas la pasión de los más aficionados y la necesaria curiosidad de los públicos. Todo un regalo de los cielos.
Los dos espadas son capaces de crear las emociones más fuertes y qué si no es la esencia del buen toreo. La juventud, tan necesaria para el resurgir de la tauromaquia, va claramente con el peruano; los puristas con el sevillano. Cada uno en su palo lo tiene todo: la creatividad y el sentimiento clásico es cosa de Morante y la explosividad de Roca, ambos resumen el clasicismo más depurado frente a la modernidad más rampante, son el cante jondo y el rock si me permiten el paralelismo.
El encuentro o el desencuentro de ambos en estos días, depende de cómo se quiera analizar, nos lleva a una coyuntura excepcional que no se debe desaprovechar. Con menos leña ardieron las grandes hogueras del toreo. Cabría pensar que el pulso hubiese dado más juego si hubiese pillado a Morante con menos años, pero no debe ser así porque ni el propio Morante en su plenitud veinteañera tuvo la consistencia y la ambición que muestra actualmente cuando se acerca a los cincuenta. Y otro tanto cabría decir de su creatividad y su talento para poner en escena los valores más sólidos del toreo de siempre.
El caso/choque llega en un momento clave, cuando la asistencia a las plazas tiene una línea claramente ascendente y precisa de alicientes que reafirmen esa tendencia, y no parece que haya mejor estímulo para ello que la competencia directa entre dos figuras de las dimensiones de ambos. Los propios toreros y sus administraciones niegan diferencias con su oponente y reconocen su admiración, lógico, aceptarlo sería comenzar a perder el pulso, y en esta historia tengan por seguro que nadie está dispuesto a perder.
El desencadenante de la bronca ha sido la negativa de Roca a que Morante entrase en el cartel de su segunda tarde en Santander sustituyendo a Cayetano que estaba herido.
Roca niega cualquier veto, argumenta que solo quiso respetar a los triunfadores (en este caso fue El Cid que la víspera hizo excelente faena a un Victorino) y recuerda que en lo que resta de temporada está anunciado con Morante en una docena de tardes. Nada que haya aplacado el alboroto ni siquiera entre los que reivindican la meritocracia que en esa feria señalaba claramente a El Cid.
Dos apreciaciones que conviene tener presentes en estos topetazos: la libertad de torear con quien se quiera (o interese más) no necesariamente se debe entender como veto y en cuanto pueden la practican todos sin excepción; a la vez que reconocer el haber sido vetado es poco menos que reconocer la inferioridad, cosa que ha tenido muy en cuenta Morante que no ha dicho esta queja es mía, aunque sí lo ha hecho correr el entorno del sevillano. Por otra parte, Roca está pagando el tributo que acompaña sistemáticamente a las figuras que llevan liderando el escalafón varios años, el desgaste del poder se suele decir, las consecuencias de un vicio tan nacional como el de aupar ídolos e intentar seguidamente derribarlos y en ese sentido el peruano, cuyos triunfos han dejado de ser novedad, vive el momento más crítico de esa presión; en el bando contrario, Morante genera un mayor sentimiento de protección y más allá de sus cualidades (seguramente, en su última versión, sea el torero más deslumbrante de las últimas décadas) se beneficia del gusto por el elitismo y el postureo, el yo soy de Morante da puntos sin más requisitos en el carnet de buen aficionado.
Hasta ahora, a la espera de que culmine en la arena, la batalla ha sido más mediática que real, pero muy apasionada por parte de los seguidores. Mientras Morante guarda silencio, Roca ha hecho reconocimiento público de su admiración por el primero. Una situación en la que de momento el interés y la expectación está por encima de la acritud.
Si sirve para espolearles en el ruedo y alimentar las pasiones de los aficionados, el toreo estará ante un gran hallazgo en un momento crucial. Ya se sabe que a plaza llena no hay Urtasun que pueda.
Y 111 valientes más
Felizmente el toreo no acaba con Morante y Roca. Sería catastrófico. Tras ellos se aprietan una serie de nombres que le dan consistencia a la pirámide. Junto a los más veteranos, desde Manzanares y Talavante pasando por los Luque, Perera… capaces en una tarde de inspiración de darles replica directa a los dos gallos del momento, aparecen nombres como Ortega y Aguado, dotados de cualidades para torear como los ángeles aunque lejos (por ahora) de la continuidad y el nervio competitivo que exige el liderato y una pléyade de jóvenes con cuajo y ambición como Borja Jiménez, Tomás Rufo, Galván, Navalón, Fortes, De Miranda o los más jóvenes todavía como Víctor Hernández o el recién alternativado Marco Pérez, todos con condiciones para resistir y crecer en la tensión de las temporadas que ya se sabe que el triunfo no es cuestión de una tarde. Naturalmente que la lista no se acaba con ellos, entre los ciento once matadores de alternativa que ya han toreado esta temporada en las plazas españolas y francesas puede saltar en cualquier tarde «el fenómeno» que les de réplica. El toreo es un misterio en el que las profecías son apuestas directas al equivoco.
El festival de todos los festivales
Morante está organizando el festival de todos los festivales. Por la plaza, Madrid nada menos; por el motivo, levantarle un monumento al gran Antoñete en la esplanada de su casa, las mismísimas Ventas; y por el cartel: Pablo Hermoso de Mendoza, Curro Vázquez, César Rincón, Enrique Ponce, Julio Aparicio, el propio Morante de la Puebla y la novillera Olga Casado. El suceso está previsto para la mañana del 12 de octubre con la particularidad de que horas después, en la misma plaza, Morante actuará en la corrida de toros que cierra la temporada madrileña. Según todas previsiones se espera dos llenos totales que supondrían la presencia de 46.000 espectadores en una misma jornada en una misma plaza. ¿Quién dijo crisis?…