En septiembre de 2024, los asistentes a la lectura del testamento de Juana R.P. se quedaron de una pieza al escuchar que la mujer, de 87 años, dejaba los ahorros de toda una vida al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El texto contenía instrucciones para legar a esta institución “el noventa por ciento del metálico existente” con un destino muy concreto: “para la investigación en España de las enfermedades el párkinson y alzhéimer”.
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La abultada cifra legada al CSIC —824.769,86 euros— también fue una sorpresa. Porque nada hacía sospechar que esta vecina del madrileño barrio de Fuente del Berro, que llevaba una vida extremadamente modesta, había ahorrado casi un millón de euros. “Mi madre se quedó un poco a cuadros”, dice Miguel, hijo de Juliana, amiga y vecina que cuidó a Juana en los últimos años. “Seguramente le contó que iba a donar su dinero a la ciencia, pero no sabía a qué institución”.
Según sus más allegados, Juana era una persona que no gastaba dinero y vivía prácticamente “en la miseria”, en un piso de apenas 30 metros cuadrados. “Esta mujer no tenía familia”, relata Miguel. “No había estado nunca casada, no tenía hijos y tampoco tenía hermanos. El dinero seguramente lo ahorró durante años, con los tres sueldos que entraban en su casa: el de su madre, el de su tío y el de ella”.
El dinero seguramente lo ahorró durante años, con los tres sueldos que entraban en su casa: el de su madre, el de su tío y el de ella
Miguel
— Vecino de Juana, donante del CSIC
¿De dónde le vino la motivación para donar el dinero al CSIC? Juliana cree que la idea se forjó en su mente durante los 20 años que cuidó de su madre enferma de párkinson. “Creo que se quedó siempre bastante tocada con enfermedad y la cosa pudo surgir de ahí”, comenta Miguel. “Quizá cuando escribió el testamento preguntó al notario qué institución era la más grande en investigación y este citó al CSIC, no lo sabemos. La mujer debió pensar: por lo menos que nadie pase lo que ha tenido que pasar mi madre”.
Los ángeles de la ciencia
En los últimos cinco años, el CSIC ha ingresado alrededor de 3,5 millones de euros con la fórmula de las donaciones. Algunas se dirigen a acciones concretas, como la investigación en cáncer, y otras a centros específicos, como el Instituto de Biomedicina de Valencia. La donación de mayor valor, informan desde la institución, la hizo recientemente una persona que legó varias propiedades inmobiliarias en París, Madrid, Alicante y Orihuela con un valor estimado de unos 1,7 millones de euros.
Otra institución que ha recibido la generosidad de los donantes es el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Según el departamento de Filantropía del centro, han ingresado hasta la fecha 2.851.245 euros por herencias y legados y están pendientes de incorporar una cantidad estimada de un millón de euros, aún en tramitación.
Uno de estos casos es el de María Natividad (Mari Nati para los amigos), que falleció a los 74 años en septiembre de 2023 y dejó más de 600.000 euros a la Fundación del CNIO, tras pasar por un cáncer de esófago. “Cambiamos el testamento el día antes de morirse, porque lo habíamos ido dejando”, explica Paulina, viuda y compañera de Mari Nati durante 46 años. “Nombró al CNIO como heredero universal, para sorpresa de su hermano, que no sabía sus intenciones ni que nos habíamos casado”.

Mari Nati era matemática y profesora. Antes de la enfermedad, había planeado dejar su herencia a instituciones como la Cruz Roja, pero fue su experiencia con el cáncer lo que cambió su decisión. “Le repetía a todo el mundo que ella había vivido con calidad de vida un año y medio gracias a la investigación contra el cáncer, gracias a esa quimio que le ponían. Y dijo: pues mira, vamos a dar casi todo al CNIO”, recuerda.
Nombró al CNIO como heredero universal, para sorpresa de su hermano, que no sabía sus intenciones ni que nos habíamos casado
Paulina
— Viuda y compañera de Mari Nati durante 46 años
La idea de donar a este centro les surgió a ambas mientras veían un reportaje en televisión. “Tú fíjate cómo era ella, que dijo que no quería flores en el entierro, que lo que quería era que la gente donase ese dinero que iban a gastarse en el centro de flores al CNIO”, comenta Paulina. La mujer, de 66 años, se muestra orgullosa del gesto de su pareja, tanto que ella está dispuesta a seguir sus pasos y dejar su testamento a la investigación. “Es el esfuerzo de toda una vida y quieres que sirva para algo”, asegura. “Cada uno tiene que contribuir como pueda”.
“El mal de nuestros días”
Enrique, de 69 años, también ha decidido poner al CNIO en su testamento, en parte concienciado tras el diagnóstico de un cáncer de próstata. “Aunque ahora vivo en la costa, vivía en Madrid hasta los 52 años y vivía justamente al lado del CNIO”, relata. “Me pillaba a 100 metros de mi casa”. En total, calcula, dejará a la investigación más de medio millón de euros, e informó a la institución tras llamar para pedir sus datos fiscales, requisito para incluirles en el testamento.
Yo considero que la ciencia es indispensable hoy en día, y apoyar a los investigadores creo que es primordial
Enrique
— Paciente de cáncer de próstata de 69 años que ha incluido al CNIO en su testamento
“Pienso que el cáncer es el mal de nuestro día”, asegura Enrique. “Conozco un montón de gente con cáncer y muchos están muriendo, gente que lo tuvo al mismo tiempo que yo y que, por desgracia, ha muerto. Mi padre también falleció de cáncer a los 69 años, que es la edad que tengo yo ahora. Yo considero que la ciencia es indispensable hoy en día, y apoyar a los investigadores creo que es primordial”.
Compromiso contra el alzhéimer
Creada en 2008, la Fundación Pasqual Maragall es seguramente la institución de carácter privado que más donaciones recibe en España, en este caso en la lucha contra el alzhéimer. Los primeros testamentos empezaron a llegar a partir de 2019, 11 años después de su nacimiento. “Desde entonces hemos recibido más o menos 4,5 millones provenientes de 25 distintas herencias o legados que han ayudado a acelerar la ciencia contra esta enfermedad que hoy en día sigue sin tener un tratamiento”, asegura Gloria Oliver, directora general adjunta de la fundación. “Y una de cada dos provienen de socios y de personas que han vivido situaciones muy duras por culpa de esta enfermedad”.
Desde 2019 hemos recibido más o menos 4,5 millones provenientes de 25 distintas herencias o legados que han ayudado a acelerar la ciencia contra el alzhéimer
Gloria Oliver
— Directora general adjunta de la fundación
En el caso de Isabel y Joan, de 63 y 69 años, han adquirido un compromiso en vida con la fundación. “En el testamento hemos puesto como beneficiario a la Fundación Pasqual Maragall, como heredero universal”, explica ella. “Si yo muero antes, está mi marido como heredero universal. Y cuando muera él, entonces es para la fundación”. La decisión la tomaron hace alrededor de siete años, de nuevo por haber tenido cerca a alguien enfermo.

“Yo tengo la experiencia con mi madre que padeció alzhéimer durante unos años y, como no sabíamos a quién podíamos dejar el dinero, porque no tenemos un familiar directo, pues dijimos: nos parece bien que vaya para la investigación sobre esta enfermedad”, asegura Isabel. “Podría resumirse en que nos gustaría ayudar a quien lo necesita”, explica Joan. “Somos ella y yo que no tenemos descendencia. Bueno, yo tengo dos hijos, pero ellos viven en el extranjero y no nos tratamos. En los tiempos que corren, cuando el dinero es la prioridad, y hay tanto egoísmo, nos parece que es la mejor forma de ayudar a la gente”, resume.
Un bizum para la ciencia
Pero no hace falta morirse para donar dinero a la ciencia, también se puede hacer en vida. “Cada vez más, personas con patrimonios importantes deciden donar en vida en vez de esperar a dejar su fortuna cuando fallecen”, explica Mercedes Antona, responsable del departamento de Filantropía del CNIO. “Resultado de esto es la donación de 700.000 euros que recibimos de una persona, cada año nos ingresaba una cantidad, o los 100.000 euros de otra persona donados este mismo año, gracias a la cual hemos podido adquirir un equipamiento de última generación que está ayudando a reforzar la capacidad investigadora del CNIO”, señala.
En las últimas semanas, el CSIC ha ido un paso más allá y para facilitar este tipo de donaciones en vida ha habilitado la opción de hacerlo sencillamente desde el teléfono mediante Bizum. La institución también permite indicar a qué centro se quiere hacer la donación y recuerda que puede ser desgravable: deducción del 80% si donas hasta 250 euros y del 40% por donaciones superiores puntuales o del 45% si son continuadas.
En el caso de la Fundación Pasqual Maragall, las donaciones de sus socios en vida son fundamentales para su supervivencia, al tratarse de una entidad privada que no recibe fondos del Estado. “En toda España tenemos 108.000 personas que nos dan soporte de forma recurrente, con una media de 180 euros al año”, informa Gloria Oliver. El aumento de esperanza de vida ha aumentado la prevalencia y cada vez más gente tiene casos cerca. “Cuando llegamos a 65 años, la posibilidad de enfermar es de 1 de cada 10, pero a los 85 es de uno de cada dos”, subraya Oliver. “Si tienes dos hijos, como yo, los datos dicen que uno sería el cuidador y otro el que desarrolla alzhéimer”.
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Si estos casos han despertado tu interés, en los siguientes enlaces hay información sobre las formas de donar, en vida o a través de un cambio en el testamento: