Avanzado a su tiempo, el Palau Sant Jordi contribuyó a cimentar el prestigio que condujo a Arata Isozaki a recibir el premio Pritzker, algo así como el Nobel de la arquitectura. El Ayuntamiento de Barcelona busca ahora a quién encomendar la profunda remodelación que concibe para agrandar la sala de conciertos y espectáculos Sant Jordi Club, anexa al pabellón futurista que el célebre autor japonés entregó a la ciudad para los Juegos Olímpicos de 1992. El derribo del auditorio de 4.600 plazas para reconstruirlo con un aforo adaptable para un máximo de 9.000 espectadores acapara una de las inversiones más notables que el consistorio reserva para los próximos años, hasta 70 millones de euros aportados por la empresa pública BSM. Quién sabe si, como su hermano mayor que le da nombre, el rehecho edificio puede ser obra de un próximo Pritzker.

No en vano, aspirantes habituales al preciado galardón se disputan agrandar el espacio. BSM lanzó un concurso de proyectos en julio para elegir el diseño que reforme el Sant Jordi Club. A la convocatoria se han presentado 17 candidaturas, incluidas ocho que alían a dos bufetes de arquitectos para formular una oferta.

En total, concurren 26 despachos, sumando seis internacionales (dos con sede en París y otros radicados en Bruselas, Ámsterdam, Nueva York y Berlín) y 20 españoles, en su mayoría de Barcelona o su entorno, salvo dos madrileños y uno valenciano. El jurado -formado por miembros de BSM y expertos escogidos por el Col·legi d’Arquitectes de Catalunya- debe preseleccionar un máximo de cinco ofertas para que se midan en la evaluación final.

Público en un concierto reciente en el Sant Jordi Club, en Barcelona.

Público en un concierto reciente en el Sant Jordi Club, en Barcelona. / MANU MITRU

Un buen puñado de los concursantes han imprimido su sello en construcciones destacadas de los cinco continentes, con las que han adquirido relevancia mundial y reconocimientos. La nómina de grandes nombres que se ofrecen a replantear el recinto situado en Montjuïc sintetiza parte de lo más selecto de la arquitectura contemporánea.

De Japón a Estados Unidos

Entre los pretendientes a recibir el encargo del ayuntamiento figura el japonés Kengo Kuma, uno de los arquitectos más reputados en la actualidad. El equipo del compatriota del creador del Palau Sant Jordi se ha asociado con el bufete local Pich Aguilera para tomar parte en el concurso. Kuma es autor del Estadio Nacional de Japón -sede de los Juegos de Tokio 2020– y su empresa acumula proyectos en marcha en más de 50 países.

Kuma ha aparecido en la clasificación de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista ‘Time’, igual que los arquitectos Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio, fallecido este 2025. Ganadores del premio de arquitectura de la Royal Academy of Arts de Londres en 2019, fundaron el despacho neoyorquino Diller Scofidio + Renfro. El estudio ideó la ampliación del MoMA de Nueva York y se ha unido al bufete barcelonés Enric Ruiz Geli Project para competir por reformar el Sant Jordi Club.

Vista de la Anella Olímpica de Barcelona, con el Sant Jordi Club y el Palau Sant Jordi en el centro.

Vista de la Anella Olímpica de Barcelona, con el Sant Jordi Club y el Palau Sant Jordi en el centro. / FERRAN NADEU

Las demás firmas foráneas que se postulan son el estudio belga Office, de los arquitectos Kersten Geers y David Van Severen; el neerlandés Unstudio, corresponsable de la reforma de la estación madrileña de Chamartín; el grupo alemán GMP, artífice de la remodelación del estadio Santiago Bernabéu, la estación central de Berlín y el histórico aeropuerto Tegel de la capital germana, y el bufete Bruther, de los franceses Stéphanie Bru y Alexandre Theriot. Todos ellos atesoran distinciones y se han juntado con socios barceloneses para trazar propuestas para el nuevo auditorio.

Ilustres locales

La lista de candidatos se nutre también con importantes despachos locales. El histórico Bofill Taller de Arquitectura es uno de ellos. El bufete del fallecido Ricardo Bofill -autor del Teatre Nacional de Catalunya, el hotel Vela y la ampliación del aeropuerto del Prat– se ha coaligado con los valencianos Erre Arre para participar en el concurso.

Otro notorio despacho que pugna por el contrato es el de los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, que alumbró la rehabilitación del mercado de Santa Caterina. También lo pretenden Idom y b720 Arquitectura, dos de las tres consultoras que han ideado el nuevo Camp Nou y que ahora rivalizan para renovar el Sant Jordi Club. Idom tiene varios estadios en su catálogo -como el de San Mamés, en Bilbao, el de la Cerámica, en Villarreal, o el Monumental, en Buenos Aires– y J720 se ha implicado en grandes proyectos, como la estación de la Sagrera y el ‘Hall Zero’ de Fira de Barcelona en L’Hospitalet.

A la liza se suma el estudio Barozzi Veiga, que diseñó la Filarmónica de Szczecin (Polonia), merecedor del premio Mies van der Rohe en 2015. El mismo galardón se concedió en 2007 por el Musac de León al arquitecto Emilio Tuñón, cuyo bufete Tuñón y Albornoz comparece en el concurso junto al barcelonés Camps Felip. Entre los aspirantes españoles también se cuenta Nieto Sobejano Arquitectos, acreedores del premio Aga Khan en 2010 por el museo Madinat al-Zahra de Córdoba.

El cuadro de ofertantes lo completan los despachos Batllé i Roig, Dilmé Fabré Torras, Bis Mep y Lagula Arquitectes. El ayuntamiento pagará hasta 2,83 millones de euros por el contrato que rubrique con el ganador para que redacte el proyecto al completo, incluido el derribo de las instalaciones actuales. Uno de los requisitos es que, al mismo tiempo que posea una identidad propia, la futura sala se harmonice con el Palau Sant Jordi, tanto por lo que se refiere a la arquitectura como para que los dos edificios puedan albergar eventos de forma simultánea, imposible hasta ahora por deficiencias en la insonorización.

Suscríbete para seguir leyendo