El artista burgalés señala que el momento clave es previo a todo el proceso. «Es muy importante mirar referencias de la figura que se va a pintar para elegir los colores a utilizar, así como referencias de composición y de ambientación en caso de que la miniatura vaya insertada en una escena», explica, al tiempo que señala que «tener un buen conocimiento de los volúmenes es clave en la pintura de miniaturas».

A partir de ese momento, es hora de imprimar y empezar con los colores base. Poco a poco, Kike va incorporando color. Lo hace con pincel, no con aerógrafo, tal y como hacen muchos artistas del mundillo. «Prefiero el pincel porque siempre lo he hecho así y el aerógrafo lo utilizo de vez en cuando como una herramienta más», apunta.

Después se van incorporando luces y sombras. «En mi caso, pinto primero de forma tenue dónde quiero poner las luces y sombras y luego ya lo pinto de forma definitiva». De esta manera, «ves cómo le queda a la figura ese tipo de iluminación y si lo quieres cambiar». De esta manera, con una habilidad especial para dar detalles a una obra que cabe en una mano, Kike consigue que una figura sea una interpretación real a escala. ¿El material? Pintura acrílica y muchos pinceles.