El abordaje integral a los pacientes mayores ha sido el eje sobre el que ha girado el Oncosenior Forum – Kintsugi. Un encuentro de expertos en el que los debates se han centrado en la importancia del enfoque multidisciplinar para ofrecer un tratamiento más personalizado y seguro a una población que sigue siendo uno de los colectivos menos investigados y, en ocasiones, infratratados en oncología.
Bajo la organización de compañía biofarmacéutica Takeda, el encuentro ha contado con la participación de Paul J. Bröckelmann, del University Hospital de Colonia, uno de los principales referentes internacionales en el estudio del linfoma de Hodgkin, quien ha compartido los últimos avances en investigación clínica y terapéutica, así como las nuevas estrategias de tratamiento en pacientes sénior.
El linfoma de Hodgkin clásico constituye la forma más común de esta enfermedad y representa aproximadamente entre un 10 % y un 15 % del conjunto de los linfomas.
Aunque es una neoplasia poco frecuente y potencialmente curable, su manejo clínico plantea retos específicos en las personas mayores. Se estima que entre un 20 % y un 25 % de los nuevos diagnósticos se producen en pacientes de 60 años o más, un grupo que presenta con frecuencia mayor fragilidad, comorbilidades y menor tolerancia a los tratamientos intensivos, factores que se asocian a peores resultados clínicos y menor supervivencia global en comparación con la población más joven.
Los expertos insisten en la necesidad de repensar los protocolos terapéuticos e incorporar la visión de distintas especialidades médicas. “Los pacientes mayores tienen más comorbilidades que complican el diseño del tratamiento y desarrollan con mayor frecuencia efectos secundarios”, ha señalado Raúl Córdoba. Por ello, considera fundamental “la colaboración interdisciplinar con la geriatría, para evaluar la fragilidad antes de la quimioterapia; con los cardiólogos, para prevenir complicaciones cardiovasculares; y con los neurólogos, dado que algunos fármacos pueden inducir neuropatías que afecten a la funcionalidad y calidad de vida”.
Los ponentes coincidieron en que la edad cronológica no debe ser el único criterio para decidir el tratamiento. La evaluación geriátrica integral y la coordinación entre especialidades son claves para optimizar los resultados.
“Los pacientes senior con linfoma de Hodgkin tienen peores resultados en salud porque presentan un microambiente inmunológico más supresor, toleran peor los tratamientos y, a menudo, están infradiagnosticados por el sesgo de la edad”, ha afirmado Córdoba.
En la misma línea, Eva Domingo ha subrayado que el abordaje conjunto de distintas especialidades “ayuda a la toma de decisiones terapéuticas, a la prehabilitación del paciente y al seguimiento de las toxicidades, algo especialmente importante en mayores polimedicados o con múltiples patologías”.
“El envejecimiento de la población es uno de los mayores retos del sistema sanitario. Reunir a especialistas de diferentes ámbitos nos permite avanzar hacia una medicina más integrada y humana, capaz de responder a las necesidades reales de los pacientes”, ha destacado Marta Grande, responsable médica de Oncología de Takeda España.