[Este artículo contiene SPOILERS de la segunda temporada de ‘RESPIRA’]

Pablo Alborán nos tiene enamorados. «¿A quién no?», nos llegan desde aquí tus ojos en blanco al leernos. Pero deja que nos explicamos, pues una cosa es caer rendidos ante el cantante (cosa que llevamos haciendo desde siempre) y otra descubrir gracias a Respira, la serie de médicos de Netflix, que el malagueño es capaz de seguir haciéndonos sentir mil cosas por dentro a través de una pantalla y convirtiéndose en otra persona.

Los fans de los doctores del Joaquín Sorolla esperaban con ansias el 31 de octubre para saber cómo continuaban todos esos dramas amorosos, laborales y familiares que nos presentaron en la primera temporada. Los fans de Alborán, lo hacían para descubrir esta nueva faceta del intérprete. Y aquellos seguidores de ambos, estaban de enhorabuena: no muy a menudo los astros se alinean de esta manera.

Fue verle aparecer por primera vez y lo supimos: el artista no solo iba a integrarse como uno más entre este cast espectacular donde encontramos nombres como Blanca Suárez, Manu Ríos, Najwa Nimri y Aitana Sánchez-Gijón, sino que, además, lo iba a hacer dándonos momentazos dignos de recordar. Y como aquí en CINEMANÍA nos encantan las listas, no hemos podido resistirnos a enumerar los mejores.

La primera aparición

«¡Eh! ¿Dónde está Pablo?», exclamamos cuando empezaron a rodar los primeros créditos y el actor todavía no había aparecido. Pero, por suerte, no tuvimos que esperar mucho. Netflix tenía preparada una presentación por todo lo alto en el segundo episodio: sin esperarlo, de azul, con mascarilla, preparado para operar y haciendo alarde de esa personalidad tan encantadora y un poco pillina que, a lo largo de la temporada, hemos ido descubriendo en el doctor Balanzategui, apareció por fin Alborán.

Salvando vidas

Pero el nuevo cirujano del Joaquín Sorolla no ha llegado solo para poner el mundo de Quique patas arriba. Detrás de esa reputación de ligón que lo acompaña por todo el hospital, hay un muy buen doctor que, aunque parece que solo se preocupa por tener un cochazo, pone siempre la seguridad del paciente por encima de todo, incluso con una demanda que podría arruinarle la vida de por medio si interviene en la operación. ¡Qué adrenalina esa conversación con Pilar!

«Quique, te voy a besar»

El momento que estábamos esperando desde que quedó claro que Quique iba a acabar cayendo rendido a los pies del personaje de Alborán no podía haber sido más divertido y natural. Un doctor como Balanzategui no se anda con rodeos, ni dentro ni fuera de quirófano, y ese «Quique, te voy a besar» es la prueba de ello. Jon nos ha robado el corazón, pero nos hace especial ilusión ver a Quique feliz.

Buscando el aspergillus

Entre tanto drama se agradecen momentos de desconexión, y uno de los mejores es esa conversación en quirófano que tienen ambos personajes cuando Quique está convencido de que hay un brote de aspergillus y decide por su cuenta hacer la prueba que lo demuestre. La escena, a caballo entre una disculpa por un mal comentario y un momento adorablemente ridículo, es una de nuestras favoritas.

La gran sorpresa

Y es que si su relación es tan complicado en parte es porque ¡sorpresa! Jon tiene una familia y es padre de una niña. La faceta familiar de Balanzategui es uno de los grandes plot twist que Netflix tenía bajo la manga y, aunque nos hizo dudar por un momento de las buenas intenciones del doctor, descubrir la verdad sobre su situación solo hizo que nos gustase todavía más su personaje.

Por encima de todo, un buen padre

Como suele pasar en Respira, el final no ha sido el cuento de hadas que nos gustaría para esta pareja. Pero, aunque nos duela que su relación con Quique acabe mal por culpa de un (gravísimo) error, nos gustó mucho ver, por un lado, a Alborán en su escena más dramática hasta el momento, y por otro, que si le toca elegir, Balanzategui siempre pondrá a su hija por delante de cualquiera. Solo nos quedamos con más ganas de verle todavía más.