Una exigua mención a las víctimas, una mención al rey, una forma de dimitir sin llegar a explicitarlo del todo… desde este lunes el discurso de Carlos Mazón para anunciar su marcha como president de la Comunidad Valenciana ha dado para mucho análisis, de los que no está saliendo precisamente bien parado.

Imelda Rodríguez Escanciano, experta en Comunicación Estratégica, Imagen Pública y Reputación, ha analizado exhaustivamente la comparecencia y ha compartido sus conclusiones en una publicación de LinkedIn en la que la califica como «un error estratégico político y comunicativo».

«Un discurso debe estar hecho -y transmitido- con corazón, con cabeza y con olfato. Y contado con toda la autenticidad posible. De lo contrario, no funciona», introduce.

Según Rodríguez, fue «una oportunidad perdida para mostrar compasión a las víctimas» y para «ordenar la situación: «Pero ha optado por súper victimizarse. Y lo que ha conseguido es acentuar la crisis, algo que parecía imposible. Su discurso es un acto de frialdad que agudiza su nefasta imagen política». 

Como argumenta la especialista, su «storytelling», o relato que trataba de hacer calar, era el de «vencer al dragón», siendo éste el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en lugar de humanizar su imagen.

Rodríguez aprovecha para señalar cinco errores comunicativos básicos, a su juicio, del discurso que dio Mazón, «partiendo del hecho de que es una intervención a destiempo, algo fundamental en estrategia política y comunicativa».

El primero de ellos que es «un buen discurso debe ser concreto y claro«. Sin embargo, al no aclarar bien los términos de su dimisión lo que logró es que se siguiera especulando sobre «lo que va a ocurrir y cuándo va a ocurrir». Es decir, «ruido».

Aparte de esa victimización ya comentada, la experta subraya que «la apertura de un speech es clave», por lo que comenzara hablando de Felipe VI distraía la atención y generaba «emociones contrariadas hacia su figura».

«Hay contradicciones permanentes, como el hecho de comparecer para asumir responsabilidades y utilizar la intervención para eludirlas (mostrando un tono ofensivo y defensivo)», recalca Rodríguez, que cierra su enumeración con que Mazón minimizó «de forma exacerbada» sus fallos.

En su opinión, al este discurso «le falta compasión», algo que para ella, junto a la empatía, es clave, como desarrolla en otro artículo.