Un ave queda atrapada en una red dispuesta en el parque del Pilar. En segundos, Juan Fernández, técnico de investigación en  el IREC, la toma con cuidado y la guarda en una bolsa. Raúl Cuadrado, investigador postdoctoral, la pesa, toma muestras para hacer una PCR y también recoge sangre. Por último, Francisco  Ruiz toma nota de la especie, de su peso y marca cada muestra. Los tres conforman en Ciudad Real el equipo del proyecto Zoocalm, una iniciativa pionera en la región y que busca conocer la presencia de una veintena de enfermedades de interés en la fauna que habita en los parques de Castilla-La Mancha. Un proyecto que arranca en Ciudad Real capital, que se extenderá por otros cinco municipios de la región, y que en los próximos años empezará a mostrar resultados. 

«El objetivo es averiguar en qué situación están los patógenos que son causantes de enfermedades  zoonósicas, en ambientes urbanos de Castilla-La Mancha», explicó Ruiz y así saber «el riesgo que hay para las personas» por la existencia de «animales silvestres que viven con nosotros». En este sentido, ahora se analizan aves y estos días se observarán murciélagos, ratas y también mascotas. Además, se está pidiendo la colaboración ciudadana, a través de hospitales y centros de salud, para que quien lo desee pueda donar sangre y saber la circulación de algunos virus, que solo se pueden conocer por esa vía. 

La idea es hacer este análisis en tres tipos de localidades de la región. «Ciudad Real y Toledo, como capitales y con una población eminentemente urbana que se dedica al sector servicio;  Alcázar de San Juan y Mora, como municipios con un tamaño intermedio, con un sector industria-servicios-campo más mixto; y luego dos localidades, de tamaño medio, Malagón y Los Navalucillos, en lo que el sector de las poblaciones se dedica eminentemente al campo». Todas son localidades de la región porque esta investigación está financiada por la Agencia de Investigación e innovación de Castilla-La Mancha (Innocam). 

investigar para conocer qué hay en los parquesinvestigar para conocer qué hay en los parques – Foto: Tomás Fernández de MoyaGripe aviar; fiebre del Nilo Occidental; virus usutu; virus bagaza, «que no está claro si puede ser zoonótico»; virus de la hepatitis E, que «se mirará en mamíferos sobre todo»; filovirus, que se observará en murciélagos; coronavirus o lyssavirus, como el de la rabia, son algunos de los que se buscan. Así como bacterias, como la Coxiella burnetii, que es la causante de la fiebre Q; campylobacter, que suele ser la causa de la diarrea; o salmonella.

Se buscan estos patógenos con el objetivo de conocer si hay circulación o no y hacer un análisis exhaustivo ante la posibilidad de que en unos años estas enfermedades tengan una mayor presencia. De ahí que este estudio busque saber cuál es la situación a día de hoy y ver si en un futuro realmente hay un aumento. «Hay que estar alerta», explica el investigador del IREC, quien señala que «si no hubiéramos hecho ningún estudio no tendríamos ni idea» de la situación que existe en la actualidad. 

«Lo que se está haciendo es saber por dónde circulan los virus para prevenir casos», igual que ocurre, por ejemplo, con los mosquitos que causan la fiebre del Nilo o las garrapatas de Crimea Congo. «Saber dónde puede haber más presencia» de estos vectores para que en el momento que «se asocie con el riesgo de transmisión de una enfermedad se pueda hacer un tratamiento efectivo en su lucha». 

investigar para conocer qué hay en los parquesinvestigar para conocer qué hay en los parques – Foto: Tomás Fernández de MoyaConocer el riesgo. Ruiz recuerda que en Ciudad Real, por ejemplo, no ha habido casos de fiebre del Nilo occidental, aunque haya habido un brote en caballos en 2013 y otro caso aislado en el 2024. «¿Por qué no hay casos? Pues probablemente porque no haya la cantidad de mosquitos o la circulación del virus necesaria», pero esta frase dicha en condicional no sirve para conocer en detalle lo que está ocurriendo. «Necesitamos saber por qué para conocer el momento en que haya un cambio en la situación». Si en el futuro hay «más mosquitos, más aves infectadas» se podría dar la voz de alarma y avanzar un posible «riesgo».

Por este motivo, señala la importancia de conocer cuál es el estado de unos animales silvestres que «nadie controla». «Los pájaros salen a las afueras de la ciudad a una granja, interaccionan con otros o vienen en la migración», después de largas distancias, luego se relacionan con animales domésticos o con los objetos que se dejan en las terrazas. «Necesitamos saber la situación de partida que tenemos y si hay riesgo, para ser eficientes a la hora de gestionarlo».