Soy vecino de Barcelona y quiero denunciar la peligrosa costumbre de muchos ciclistas que circulan en sentido contrario por los carriles bici. Este comportamiento se repite a diario en calles como Aragó, Londres, València o Berlin, y pone en riesgo tanto a peatones como a otros ciclistas.

No es un caso aislado: es una práctica generalizada que parece haberse normalizado ante la falta de control. Fomentar la bicicleta como medio de transporte está muy bien, pero también es imprescindible garantizar que se use de forma segura y respetuosa.

Al Ayuntamiento de Barcelona y a la Guardia Urbana les pido más vigilancia, sanciones y campañas educativas. La movilidad sostenible no debe ser sinónimo de caos ni de impunidad.