Deberes hechos a dos jornadas para el final. Como los buenos estudiantes. El Dreamland Gran Canaria doblegó en casa al KK Spartak en un partido en el que demostró problemas ofensivos, pero gracias a un último empujón donde enseñó carácter cerró el triunfo, así como su billete para el Round of 16 de la Basketball Champions League. Esta clasificación llegó después de que el Benfica ganase su partido ante el Le Mans en Portugal y abriese a los amarillos la puerta de la siguiente ronda, donde parecen destinados a encontrarse con La Laguna Tenerife.
Un Tobey sin fallo lanza a un Granca sólido
La partitura amarilla comenzó tocando las notas correctas en su ataque. Wong y Tobey lanzaron al Granca de inicio, pero el problema apareció atrás. El acierto del KK Spartak y la presencia en la zona de Shevon Thompson diluían un poco el increíble arranque de Mike Tobey, que anotó sus primeros 11 puntos sin fallo (17-12).
Lakovic, que volvió a apostar por Kuath como descarte, rotó a su equipo con ligereza, buscando no perder esa chispa inicial con la que había arrancado su conjunto. Esa vitalidad se mantuvo, con algún momento de atasco ofensivo, pero sin una incidencia preocupante, más allá de la pujanza de un rival que no dio ni un paso atrás.
Eso sí, un último estirón de los grancanarios, con un gran Pelos ejerciendo labores de pívot en el esquema y acariciando la red con sus triples desde las esquinas —su especialidad—, puso la máxima del partido justo antes del final del primer acto (28-18).
Atasco generalizado amarillo
No obstante, tras el receso sí que hubo algo más de dudas por parte de un Gran Canaria que tuvo que solicitar un tiempo muerto para agitar la coctelera en ataque. Los claretianos no encontraron ventajas, y fueron los tiros libres los que aliviaron la sequía. Mientras tanto, el Spartak tampoco logró encontrar vías para acercarse en el marcador de forma peligrosa.
La primera canasta en juego de los locales llegó a cuatro minutos de terminar la primera parte, obra de Tobey. Había que empezar a coger algo más de calor y rebotear con más firmeza para poder correr, ya que los insulares habían sido capaces de hacerlo con mucho criterio para sumar puntos fáciles que ahora no estaban llegando.
Jaka Lakovic buscó soluciones, movió el banco e hizo probaturas con su quinteto sin dar con la tecla; el acierto, paupérrimo desde la larga distancia en este periodo, complicó la tarea (39-30).
Con ese panorama, la escuadra amarilla se marchó al vestuario con la vista nublada; a los errores en el triple y los problemas para capturar rechaces con fuerza se sumaron algunos tiros libres que no cayeron dentro. El ataque de los isleños cortocircuitó, aunque la defensa sobre Olivier Hanlan (2 puntos en la primera mitad) sí que estaba funcionando (42-33).
El Spartak llama a la puerta
Después de pasar por el vestuario, dos recuperaciones de balón y dos alley-oops seguidos insuflaron aire al plantel claretiano. Poco a poco, el parcial creció a pesar de estar peleados con el tiro exterior; cuando el Granca podía correr, era capaz de quitarse de encima todo el peso de los errores en el triple. Asimismo, el nivel defensivo se mantuvo constante, aunque los rebotes seguían siendo un dolor de muelas.
La distancia entre los locales y el equipo serbio no descendió (52-39) y siempre oscilaba en torno a las mismas cifras. Eso suponía una ayuda considerable, viendo cómo se estaba desarrollando el partido. Pero un parcial de 0-7, con Shevon Thompson perforando con calidad la zona grancanaria, trajo consigo de nuevo la incertidumbre. Y Jaka Lakovic lo tuvo que volver a parar.
El descontrol tomó cuerpo en un Gran Canaria al que las malas sensaciones en ataque le estaban jugando una mala pasada también en su toma de decisiones, algo que impedía imponerse y romper el choque. El Spartak ya estaba ahí (54-49).
Un último empujón a base de coraje
Había que rebajar la rebelión de los serbios como se pudiera porque, de lo contrario, el billete directo al Round of 16 de la BCL podía llegar a dilatarse más en el tiempo. Por eso, los insulares intentaron darle al encuentro esa dosis de rock que metiese también a la grada.
Un triple de Wong, el único de los locales desde el primer cuarto, avivó el fuego, aupado también por los errores de un Spartak que, a la hora de la verdad, no apretó las tuercas que debía. Por fin, la buena defensa se combinó con un acierto, ahora sí, del nivel que necesita un equipo como el Granca, que aspira a llegar lejos en todas las competiciones. Brussino, en tres ocasiones y ya sintiendo el picorcito, y Albicy cambiaron el panorama, así como el porcentaje de un equipo que encontró acomodo en el barro; no hubo concesiones atrás y los triples entraron. El esfuerzo y el sacrificio colectivo dieron sus frutos.
Con el partido ya roto, Lakovic puso en pista a Maniema y Heinonen, aunque a éste último solo lo sacó un par de segundos, para completar una noche que pudo ponerse cuesta arriba, pero que acabó con final feliz y con la tranquilidad de estar ya clasificados para la siguiente fase (77-62).
Tras casi dos cuartos de bajo acierto y con muchos problemas para encontrar ventajas, el Dreamland Gran Canaria desató una tormenta en los últimos diez minutos que bien vale sellar un primer objetivo. Aun así, la mejoría todavía no se ve por completo, y esto no acaba aquí, ya que en apenas unos días llega la primera prueba de fuego para el proyecto: visitar al Breogán para aclarar un poco el camino a la Copa. Mientras tanto, habrá que saborear una clasificación europea que cuyo regalo es, por ahora, un derbi canario inédito a nivel continental a modo de bienvenida.
Suscríbete para seguir leyendo