El alcalde de Louisville, Craig Greenberg, ha confirmado este miércoles que ascienden a doce las víctimas mortales del accidente del avión de UPS que se estrelló el martes tras despegar del aeropuerto Muhammad Ali, en Kentucky. “Me entristece profundamente informar que el número de fallecidos ha ascendido a doce, y aún hay varias personas desaparecidas”, ha escrito en X, donde ha prometido que las autoridades seguirán “brindando recursos y apoyo a todas las personas afectadas por este doloroso suceso”.

Entre las víctimas figura un niño, según adelantó el gobernador del estado, Andy Beshear, que ha lamentado que “todos se han ido demasiado pronto”. “Es imposible describir la devastación causada por el fatal accidente aéreo de ayer”, añadió, asegurando tener “el corazón roto” y comprometiéndose a permanecer “al lado de las víctimas”.

El fatal accidente aéreo se produjo cuando el aparato, un MD-11 de 34 años con destino a Honolulu, acabó impactando contra unas instalaciones de la propia compañía UPS, lo que provocó un incendio de grandes dimensiones. La aeronave cubría la ruta entre Kentucky y Hawái con tres tripulantes a bordo y los depósitos llenos de combustible para un vuelo de más de ocho horas

Halladas las cajas negras

Los investigadores ya han localizado las dos cajas negras —el registrador de vuelo y el de voz de cabina— entre los restos calcinados del avión. Ambos dispositivos, diseñados para resistir impactos y temperaturas extremas, “parecen intactos”, ha confirmado Todd Inman, miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). “Nos sentimos confiados en que, una vez en nuestro laboratorio de Washington, podremos obtener una lectura completa de los datos, y eso nos ayudará a entender qué ocurrió”, ha explicado a la agencia Reuters.

Según Inman, una gran llamarada se originó en el ala izquierda poco antes de que uno de los tres motores se desprendiera durante la carrera de despegue. El avión logró elevarse unos metros, pero acabó sobrepasando la valla perimetral y chocó contra varias estructuras situadas fuera del recinto aeroportuario. La colisión desencadenó una cadena de explosiones e incendios que se extendieron unos 800 metros a lo largo de un corredor industrial, afectando a una planta de reciclaje de petróleo que acabó estallando.

El impacto y los posteriores incendios obligaron a cerrar el aeropuerto durante toda la noche y paralizaron temporalmente el centro logístico global de UPS (conocido como Worldport), que gestiona miles de vuelos de mercancías cada día. La compañía reanudó sus operaciones el miércoles por la noche y confía en “retomar el ritmo normal” de entregas este jueves, según un portavoz.

Emergencia estatal: en busca de las causas

El gobernador Beshear ha declarado el estado de emergencia en Kentucky para acelerar el envío de recursos y asistencia a la zona del siniestro. Nueve de los doce fallecidos se encontraban en tierra, además de los tres tripulantes del avión, de acuerdo con el último balance oficial.

Al menos once personas resultaron heridas —varias de ellas de gravedad— y unas 200 participaron en las tareas de extinción y rescate, con medio centenar de camiones desplegados para contener las llamas. El humo negro era visible a kilómetros de distancia, aunque Beshear confirmó que un centro de convenciones, un restaurante y una planta de Ford cercana escaparon de los incendios.

El aeropuerto internacional de Louisville ha reabierto al tráfico aéreo este miércoles, aunque la pista en la que se produjo el accidente permanecerá cerrada durante al menos diez días.

La NTSB ha señalado que, por el momento, no existen indicios que relacionen el accidente con el cierre parcial del Gobierno federal, que en las últimas semanas ha afectado al sistema de control aéreo. La torre de Louisville “estaba completamente dotada” de personal, ha precisado Inman.

Expertos en seguridad aérea han apuntado que la investigación se centrará en el motor que se incendió y se desprendió del ala. “El avión está diseñado para volar incluso con un motor fuera de servicio, pero debemos analizar el efecto que tuvo la pérdida de ese motor en el resto de la estructura”, ha explicado el especialista Anthony Brickhouse.

Boeing, propietaria del programa MD-11 tras la fusión con McDonnell Douglas en 1997, y GE Aerospace, fabricante de los motores, han ofrecido su colaboración a la investigación. La NTSB publicará un informe preliminar en un plazo de 30 días, aunque la investigación completa podría prolongarse entre 12 y 24 meses.

Se trata del primer accidente mortal de un avión de carga de UPS desde agosto de 2013, cuando un Airbus de la compañía se estrelló durante la maniobra de aterrizaje en Birmingham (Alabama), causando la muerte de los dos pilotos.