¿Se puede resumir Gaza, todo el horror, en una sola fotografía? El certamen World Press Photo 2025 lo ha hecho, y no es una imagen tomada en los escombros de la franja palestina sino en un hospital de Doha (Qatar). Es la foto de Mahmud Ajjour, un niño a quien un bombardeo israelí arrancó un brazo y mutiló el otro cuando huía con su familia en Ciudad de Gaza en marzo del 2024. La autora galardonada es la también gazatí Samar Abu Elouf, varias veces premiada anteriormente y que también fue evacuada, en su caso por el medio con el cual colaboraba, el The New York Times.  La fotoreportera ha sido invitada a Barcelona para la inauguración de la exposición del WPPh en el Centre de Cultura Contemporània (CCCB), del 7 de noviembre al 14 de diciembre.

-Mahmud Ajjour, nueve años es una foto intensamente dramática que al mismo tiempo desprende belleza, de algún modo es como un monumento.

-Sí, es una buena reflexión. La he recibido de otras personas. Aunque es una foto simple, que se tomó en unos minutos, quizás es por la luz, y también porque es una foto sincera que pone de manifiesto el gran sufrimiento de Mahmud.

Mahmoud Ajjour, de nueve años

SAMAR 

ABU ELOUF/WORLD PRESS PHOTO 25

-¿Cómo está Mahmud?

-Vive en el mismo complejo residencial donde reciben tratamiento palestinos heridos en Doha. Mahmud es una persona fuerte, resistente, intenta adaptarse y emplear sus pies para su vida diaria. No se rinde.

-¿Qué busca como fotógrafa?

-Dar a conocer la historia de los gazatíes a todo el mundo. Encontré una oportunidad en esta foto para comunicar el sufrimiento de mi pueblo a todo el mundo. Yo llevo quince años trabajando como fotoperiodista en Gaza y nunca se ha subrayado nuestro trabajo y se le ha dado importancia como en la última guerra.

-Gaza es, sin duda, el lugar del mundo con más fotoperiodistas por kilómetro cuadrado…

-¡Ja, Ja! Sí, es cierto. Lamentablemente, porque no hay oportunidades de trabajo y porque, tristemente, todo lo que hay son acontecimientos de guerra, y cada uno intenta reflejarlo a su manera.

-¿Cuál es la suya?

-Yo trato las cosas desde un ángulo, una perspectiva humana, no me gusta la política, yo quiero dar a conocer la vida de la gente. Hacía muchas fotos ya antes de la guerra. En las fotos yo relejo la pregunta de todo el mundo en Gaza: por qué estamos viviendo esta situación, qué hemos hecho para merecer este castigo constante. Queremos vivir como todo el mundo.

-¿Cómo se trabaja con tantos compañeros alrededor?

-Nos complementamos, nos apoyamos mutuamente, todos estamos relatando la misma historia, cada uno a su manera. Por eso nos apoyamos. No hay ninguna competencia, todos tenemos el mismo objetivo, dar a conocer la realidad.

Más de 250 han sido asesinados…

-Mariam Abu Dagga era amiga mía… [Miriam Abu Dagga, de la agencia AP, murió en el bombardeo del hospital Al Nasser el pasado 25 de agosto con otros cuatro periodistas y un total de veinte personas]

-¿Trabajar con medios extranjeros ha sido muy complicado en estas circunstancias?

-Esta última guerra ha recibido un foco mediático mucho más amplio que las anteriores. En mi caso, con el The New York Times todo lo que hacía lo publicaban. Pero cuando hacían la transferencia, tenía miedo de que se bloquearan los honorarios porque el banco palestino sufría,  la mayoría de las sucursales en Gaza fueron bombardeadas. Si quiero hacer una transferencia a mi familia es complicadísimo.

Samar Abu Elouf, durante la Marcha del Retorno, en Gaza

Samar Abu Elouf, durante la Marcha del Retorno, en Gaza

SAMAR ABU ELOUF

-¿Cómo empezó?

-Empecé de una forma difícil, no tenía recursos para contar una cámara ni tenía el apoyo de mi familia para ser fotoperiodista. En los primeros cuatro años pedía cámaras prestadas a otros periodistas, hacía las fotos y devolvía la cámara. Justo antes de la  guerra del 2014 había comprado una cámara a plazos y desafortunadamente durante la guerra me rompieron la cámara. Después, una delegación alemana estaba reunida con jóvenes y cuando se enteraron de lo que me había pasado me apoyaron brindándome una cámara nueva. Y esta es la cámara que me acompañó en los últimos diez años. Una Canon Mark 3.

-Hay una foto famosa de usted en la que aparece, durante la Marcha del Retorno en Gaza, en el 2018, con una cacerola en la cabeza a falta de casco y una bolsa de plástico simulando un chaleco antibalas porque no podía permitirse comprarlos. ¿Le avergüenza ahora esa imagen?

-¡Ja, ja! Ninguna vergüenza. Estoy orgullosa de todo lo que he hecho, porque cada logro que he alcanzado es consecuencia de un gran sudor y un gran trabajo. El primer objeto que cogí al salir de Gaza fue la cacerola y la bolsa. Tiene valor para mí, porque empecé de la nada, soy autodidacta y todo lo que he logrado me enorgullece mucho.

-¿Cómo está su familia, ahora en Gaza?

-La situación es muy difícil, han perdido todo, no tienen casa, alimentos, medicinas… Viven muertos de miedo. Esta es la situación de mi familia. Fueron desplazados por bombardeos unas cuantas veces… Volveré si dios quiere.