Desde las colecciones misioneras de Pío XI hasta la nueva sección dedicada a Asia, el museo etnológico Anima Mundi de los Museos Vaticanos mantiene vivo el mensaje universal de paz, diálogo y fraternidad de la Exposición de 1925

Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano

Testigos del encuentro, la paz y la reciprocidad intercultural. A lo largo de treinta y un pabellones se expusieron cien mil objetos procedentes de todas partes del mundo para la Exposición Misionera de 1925. Cien años después, ese evento se celebra los días 5 y 6 de noviembre con un congreso internacional de estudios en la Universidad IULM, la Pontificia Universidad Urbaniana y los Museos Vaticanos.

La Exposición Misionera de 1925

La Exposición Misionera de 1925

Dar a conocer las misiones católicas y las tradiciones locales

Promovida por Pío XI con motivo del Jubileo, la Exposición tenía el doble objetivo de ilustrar la difusión capilar de las misiones católicas en el mundo y dar a conocer las tradiciones culturales, artísticas y espirituales de los diferentes pueblos.

La Exposición Misionera de 1925

La Exposición Misionera de 1925

Más de un millón de visitantes

La Exposición Misionera Vaticana «fue un evento muy importante, impulsado por un Papa ilustrado, abierto y curioso», afirma Nadia Fiussello, conservadora del departamento de Colecciones Etnológicas Anima Mundi de los Museos Vaticanos. La idea era contar las tierras de misión, pero también y sobre todo «la vida de las personas a través de los objetos y los diversos aspectos de su vida cotidiana, tanto culturales como religiosos».

Inaugurada el 21 de diciembre de 1924, concluyó el 10 de enero de 1926, registrando más de un millón de visitantes y un notable éxito de público y crítica.

Las descripciones de los misioneros

Los objetos o sus reproducciones en miniatura, realizadas cuando por razones de espacio no era posible transportar los originales, llegaron al Vaticano en enormes cajas de madera. Iban acompañados de descripciones redactadas por los misioneros. En estas notas se refleja la sensibilidad propia de cada orden o congregación misionera.  Hay quienes destacaron aspectos intelectuales más que culturales o relacionados con la vida cotidiana, como los hábitos alimenticios o sanitarios.

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Agostino Gemelli y el Pabellón de Medicina

«A diferencia de las grandes exposiciones universales europeas, Pío XI quiso que se contara la historia y la vida cotidiana de estos pueblos», añade Fiussello, compartiendo una anécdota de especial interés: «El Papa Ratti encargó a Agostino Gemelli que se dedicara al Pabellón de Medicina, del que se conservan muchos objetos».

El objetivo era ilustrar «qué remedios utilizaban los distintos pueblos o los propios misioneros para curar enfermedades como la fiebre amarilla. El uso de la medicina no química, hoy en día muy actual, está documentado, por ejemplo, en la tradición china.

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

El tercer lenguaje

Las obras de la Exposición, que en su mayor parte se incorporaron en 1926 al Museo Etnológico Vaticano, hoy denominado Anima Mundi, hablan lo que Fiussello define como un tercer lenguaje. Un lenguaje de síntesis: que no se refiere ni a los misioneros occidentales ni a las culturas de origen.

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

La misión es encuentro

«El nuestro es un museo diferente a todos los museos etnológicos del resto del mundo: de hecho, nació como un museo misionero. Hay muchísimos objetos católicos y cristianos que dan testimonio del encuentro con los pueblos. Los misioneros introdujeron a nivel figurativo las imágenes de Cristo, de la Virgen o de los santos, pero estas fueron asimiladas por las culturas locales, que las transformaron utilizando iconografías autóctonas».

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

De Letrán a los Museos Vaticanos

El nacimiento del Museo Etnológico Vaticano fue sancionado por Pío XI con el Motu Proprio Quoniam tam praeclara del 12 de noviembre de 1926. Su creación fue confiada al padre Wilhelm Schmidt. Inicialmente instalado en San Juan de Letrán, el museo acogió unas ochenta mil obras procedentes de la Exposición Misionera del año anterior. En 1976, por voluntad de Pablo VI, bajo la supervisión del padre Jozef Penkowski, fue trasladado al interior de los Museos Vaticanos.

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

Las obras expuestas en la nueva sección Asia del Museo Anima Mundi

El nuevo Anima Mundi

En los últimos años, con una colección que ha crecido gracias a las continuas donaciones recibidas de los papas durante las audiencias o los viajes apostólicos, ha sufrido transformaciones radicales: «La exposición de los años setenta incluía muchos objetos a la vista, que corrían el riesgo de deteriorarse al estar continuamente expuestos al contacto de los visitantes. Hoy en día – explica Nadia Fiussello – nuestros almacenes están a la vista, justo encima del museo, donde los objetos se exponen detrás de cristales completamente transparentes», lo que favorece una experiencia inmersiva.

El Museo Anima Mundi

El Museo Anima Mundi

La sección Asia

Tras las secciones dedicadas a Oceanía, América y África, estos días se abre al público la primera parte de Asia, dedicada a Japón y Corea. «Hemos terminado casi por completo la instalación del Bosque de Buda y, gracias a un control constante del clima y al minucioso trabajo de los restauradores del Laboratorio Polimatérico, también está lista la vitrina de las lacas».

El Laboratorio Polimatérico de los Museos Vaticanos

El Laboratorio Polimatérico de los Museos Vaticanos

Embajadores de paz

Los objetos procedentes de todos los rincones del mundo siguen hablando y contando tradiciones seculares de pueblos lejanos desde hace cien años: «Estas piezas son embajadoras», concluye la conservadora de Anima Mundi, recordando cómo la relación con los países de origen ha permitido aprender las metodologías correctas de restauración.

El contacto con los pueblos de origen también ha brindado la oportunidad de comprender si se debe exponer o no un objeto al público, en función de su valor cultural y religioso. «Nuestro museo no es solo un contenedor, sino una realidad en constante evolución, en continuo contacto con los pueblos de origen, con el objetivo de promover un mundo de paz y fraternidad».