Durante años, el blanco y el gris se han convertido en los grandes aliados del interiorismo contemporáneo. Minimalismo, serenidad, pureza… Son los adjetivos que solemos asociar a estos tonos neutros que, sin embargo, no siempre transmiten la emoción que una casa necesita. Esto es algo que ha provocado un cambio de imagen en los hogares de muchas personas en los últimos meses. Pero no han sido las únicas: los profesionales del sector son quienes nos están acercando a esta nueva forma de entender los interiores.
El diseñador valenciano Sigfrido Serra lo tiene claro: la vida no puede contarse en una escala de grises. «Luz tienen, sí, pero de hospital; y personalidad, la justa para pasar desapercibidas», confiesa con ironía. En su estudio, el color no es un mero adorno, es el lenguaje que define la identidad de cada proyecto. El interiorista concibe los espacios como obras vivas, en las que los matices, las texturas y la luz se entrelazan para narrar la historia de quienes los habitan.
Hemos hablado con él para que comparta con nosotros su visión sobre por qué las casas blancas y grises pueden resultar emocionalmente planas, cómo introducir el color sin miedo y qué combinaciones funcionan siempre. Una guía sincera, práctica y con mucho color (en todos los sentidos) para entender por qué los espacios de Sigfrido Serra nunca pasan desapercibidos.
Una conversación sobre color y carácter en los interiores, con Sigfrido Serra

Foto: Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes Interiorismo: Sigfrido Serra
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¿Qué limitaciones les ves a nivel emocional, lumínico y de personalidad a las casas blancas y grises?
Es verdad que el gusto es muy relativo, pero que son un criterio impuesto por la sociedad, eso sí es verdad. Luz tienen, sí, pero de hospital; y personalidad, la justa para pasar desapercibidas.
¿Por qué no aceptas proyectos si el color no va a ser protagonista? ¿Qué aporta el color a la habitabilidad diaria?
Nunca diría que no a un proyecto, aunque el color no aparezca en las primeras premisas, pero siempre intento incorporarlo: da personalidad, calidez y emoción. Sin color, sería como cocinar sin sal: la base está, pero falta lo que da sabor. Entendiendo el color como cualquier matiz a partir de la falta de él.
¿Por dónde empezar (paredes, textiles, carpinterías), cuánto arriesgar, cómo equilibrar saturaciones?
Lo mejor es empezar con un lienzo en blanco, como un artista al iniciar su obra. A partir de ahí, comenzar con pinceladas hasta acabar la obra artística.

Foto: Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes Interiorismo: Sigfrido Serra
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¿Qué colores nunca pondrías en ciertas superficies y cuáles siempre te funcionan?
Me atrevo con cualquier color, en cualquier sitio. Pero mis seguros son los verdes, azules y terrosos: nunca fallan.
Tres paletas “seguras, pero con alma” para salón, cocina y dormitorio (con códigos o descriptores claros)
- Salón: Blanco lino + borgoña + verde pistacho (armonía y distinción)
- Cocina: Terracota + horchata + beige (funcionalidad)
- Dormitorio: Negro + blanco + azul Klein (relax y profundidad)
¿Cómo mantener la coherencia cromática cuando hay mucha luz cambiante o mezcla de lámparas cálidas/frías?
Con la luz solar cambiante, recomiendo mantener una misma paleta cromática: así el efecto será coherente. Si mezclamos lámparas de distintas temperaturas, mejor contrastar con tonos cálidos o fríos según corresponda.
Sin lugar a duda la luz es mágica, siempre digo que es un material más de la obra y es capaz de engañar al ojo o destacar cualquier elemento dentro de los espacios. Confieso que soy fan absoluto de la luz bien empleada.