La galería Distrito 001 presenta Fuego y Silencio, una exposición que explora el universo interior de Ciria y traza un juego entre lo conceptual y la experimentación
A través de un recorrido que confronta tres de sus series mediante símbolos, geometrías y caos pictórico, la obra de José Manuel Ciria, uno de los referentes contemporáneos y abstractos de la pintura española, es una suerte de explosión del color en capas, gestos y brochazos.
“Cada trazo es una huella y cada accidente, una memoria”, así describe el artista su experiencia creativa, el proceso y la proyección de las ideas en el soporte físico, la tensión entre el orden y el caos. En un despliegue de una decena de obras -la mayoría de gran formato– los lienzos atraviesan su trayectoria de los últimos años, con guiños a sus creaciones más clásicas e investigaciones iconográficas que remiten a las entrañas de la pintura misma.
Sin embargo, no todo es gesto y color: tras ellos, algunas obras esconden fondos figurativos, trazos a lápiz, una espontaneidad casi meditada, un sinfín de sacudidas, pinceladas enérgicas y contradicciones.
Desde la reminiscencia a su clásica Máscaras de la mirada, pasando por Procesos o Psicopompos, el alma de sus pinturas reside en la búsqueda de la autenticidad y en la interpretación del espectador, en la apuesta por la capacidad parlante de la pintura sin necesidad alguna de palabras, explicaciones ni intermediarios.
Sus obras consolidan un lenguaje propio y se alimentan de las tensiones de la experiencia y la creatividad humana: la geometría y la mancha, lo emocional y lo racional, la disciplina y el azar, la calma y el caos. Son una experiencia física, un acercamiento a la pureza de la pintura, un manifiesto de persistencia en un océano caracterizado por la volatilidad de las imágenes contemporáneas.
Fuego y silencio, que puede visitarse en la galería Distrito 001 ubicada en Goya 44 hasta el 10 de diciembre, es una experiencia en la que uno debe sumergirse al completo para sentir y comprender, para dialogar con el lienzo y participar de la obra en sí misma, generar una nueva tensión; una dicotomía entre el objeto artístico y el espectador.
A través de esta muestra, José Manuel Ciria ha terminado de consagrar su constante reflexión sobre el acto pictórico y la experimentación con sus obras como huella, testimonio y símbolo de transformación y permanencia.