Desde que pisó suelo argentino el miércoles, Dua Lipa (30) revolucionó a la ciudad de Buenos Aires. Confesa admiradora del público, la cultura y la gastronomía local, la cantante británica decidió deleitarse con lo mejor de estas tierras antes de su esperada presentación del viernes en el estadio de River Plate, que repetirá este sábado antes de continuar con su Radical Optimism Tour en Chile.
Dua Lipa cautivó al público argentino durante su primer show en River. Este sábado será su segunda y última fecha en el país, antes de continuar con su gira en ChileGonzalo Lopez
Ni el frío ni la lluvia aminoraron las ganas o impidieron que sus fans estuvieran listos para disfrutar de una noche a puro electropop. Cuando el reloj marcó las 21.25, las luces del Monumental se apagaron y la euforia del público comenzó a encender la noche. Mientras las pantallas mostraban imágenes de olas de mar, la gente alzaba sus celulares con las cámara encendidas, listas para capturar el momento exacto en el que la artista saliera a escena. El clamor de las plateas se hizo sentir a cada minuto que transcurría y se tornó más intenso cuando los músicos ingresaron al escenario. Faltaba cada vez menos. Las luces azules avisaban que la fiesta estaba por empezar. “Dale Dua”, la aclamaban entre el público. Y así, envuelta en una nube de humo mientras entonaba los primeros versos de “Training Season” hizo su entrada triunfal, enfundada en un escultural body plateado.
Dua Lipa abrió su show con “Training season”. Video: DF Entertainment
“¡Buenos Aires!“, exclamó en un momento de la canción, a la vez que recorría el escenario de un lado al otro, escoltada por una docena de bailarines. Las luces cambiaron a un rojo intenso a tono con la sensual coreografía y los fuegos artificiales que sobrevolaban el estadio.
La artista británica trajo su Radical Optimism Tour con una docena de bailarines en escena, impactantes vestuarios, luces y efectos visuales
Para “End of an Era”, la cantante se paseó por el escenario envuelta en alas de plumas que sus bailarines llevaban al compás de la música. “Buenos Aires, make some noise” dijo para elevar el fervor de su audiencia. “Break my Heart”, uno de los hits de su anterior álbum, Future nostalgia, logró ese cometido mientras ella conquistaba a los presentes con su encantadora sonrisa y alzaba las manos en el aire en búsqueda de más gritos ensordecedores, esos que suelen embelesar a los artistas extranjeros. “¿Están listos?“, lanzó a modo de arenga antes de “One Kiss”, su aclamada colaboración con Calvin Harris, que cerró la primera tanda.
Dua Lipa dio su primer show en River. Video: DF Entertainment
El segundo acto inició con “Watcha Doing” y una coreografía con tintes eróticos sentada en una silla. El cambio de vestuario la mostró con un conjunto negro semitransparente complementado con medias de red, bucaneras y guantes, todo a puro brillo. Para “Levitating”, otro de sus grandes éxitos, volvieron los fuegos artificiales. El público la ovacionó hacia el final del tema y el “Olé, olé, olé, Dua, Dua” resonó en el estadio.
Fue entonces que llegó uno de los momentos de máxima entrega de la artista para con sus fans. Hay quienes podrían llamarlo demagogia, pero lo cierto es que la británica se acercó al vallado que la separaba del campo y, en español, comenzó a saludar a sus fans y a sacarse selfies con ellos. “Hola, ¿cómo estás?“, saludó a una chica que se llamaba Claudia. ”¿La estás pasando bien? ¿Quieres sacarte una foto?“, continuó, poniendo en práctica su fluido español. Mientras ella se manejaba con suma calma, del otro lado los gritos eran ensordecedores. Así continuó su recorrido, hablando y fotografiándose. A un seguidor le firmó un autógrafo en el brazo, y a otra chica le pidió prestada su bufanda. ”¿Me veo bien?“, preguntó a la audiencia enloquecida. ”Muchas gracias. Voy a continuar con mi show [esa frase la pronunció en inglés]. Los quiero mucho».
En un momento de la noche, la cantante se tomó el tiempo para acercarse a sus fans: charló con ellos y se sacó varias selfies con el público que estaba ubicado en el campo
Con el agregado de un blazer negro de brillos y una boa de plumas que la ayudaron a protegerse del frío, la artista siguió con “These Walls”, una de sus canciones favoritas, de esas que le permiten lucir la potencia de su voz, lejos de los intentos coreográficos que les exigen a las artistas pop y que Dua Lipa incorporó con el devenir de su trayectoria escénica.
“Muchas gracias, Buenos Aires. Me encanta estar aquí; no podía esperar a estar aquí”, dijo nuevamente enfundada en su sonrisa cautivante. “Muchas, muchas gracias. Esto es un gran sueño para mí”, agregó, algo emocionada por el fervor de su público. “Muchas gracias por darme esta experiencia. En todo el mundo, cada noche canto una canción diferente, una canción del lugar donde estoy. Aquí aprendí que la música rock es muy importante en la Argentina. Conocí está canción. Si la conocen, canten conmigo. Esto es ‘De música ligera’”, fueron sus palabras, siempre en español, antes de interpretar el clásico de Soda Stereo, también en su idioma original, que hizo delirar hasta a los asistentes casuales. Con “Maria” dio por concluido el tercer set.
Dua Lipa cantó «De música ligera», de Soda Stereo. Video: Joaco Olivos
“Atención Buenos Aires”, se leía en las pantallas grandes en letras de colores. “Buenas noches a todos. Inhalen, exhalen. Muevan esas caderas. Pasaron tres años, ¿están listos para un entrenamiento conmigo?”, decía la voz en off de la cantante mientras sus bailarines parecían preparar al público para una clase de gimnasia a todo ritmo, que fue más que bienvenida en un momento de la noche en el que el frío ya calaba los huesos. Entonces, Dua Lipa apareció en el escenario con un body de ensueño rojo carmesí y puso a bailar a todos al ritmo de “Physical”. El bloque house, en el que la estrella pop simulaba estar en medio de la pista de baile de un boliche, se completó con “Electricity”, “Hallucinate” e “Illusion”.
Un nuevo interludio con la batería como protagonista le permitió a la cantante realizar otro cambio de vestuario. Esta vez salió a escena lista para cualquier red carpet con un vestido negro, también con brillos, adornado con una falda de flecos y guantes largos. “Falling forever” abrió el cuarto set, mucho más íntimo y calmo que los anteriores. Sola frente al micrófono, sin su ensamble de bailarines, Dua Lipa sacó a relucir su voz y siguió con “Happy for you”.
La figura de un cowboy en pantalla anunciaba que “Love again” sería el siguiente tema. Una vez más, la artista se adueñó de la pasarela que atravesaba el campo con destellos de fuego a su paso. Cuando llegó al otro extremo, el que se enfrentaba con el campo trasero y la platea Sívori, sus bailarines le colocaron un tapado y ella volvió a arengar al público con sus manos, implorando por un nivel de euforia cada vez mayor.
“Guau, Buenos Aires. ¡Qué hermosa noche! Muchas gracias por su amor, su alegría y su apoyo. Soy muy agradecida. Los quiero mucho», expresó, esta vez en inglés. “Para la siguiente canción me gustaría que encendieran las luces”, pidió para “Anything for love”. Y, claro, los flashes de los celulares iluminaron por completo el Monumental.
“¡Qué sueño es estar acá con todos ustedes! Gracias por estar a mi lado en cada paso de mi camino. Amo Buenos Aires. No puedo creer lo que ven mis ojos cuando salgo al escenario. Estoy muy conmovida por todo el esfuerzo que han hecho para estar acá. Sus atuendos, todo. Amo, amo, amo», volvió a agradecer en un perfecto español. “Be the One”, uno de los hitazos que le abrieron paso en la industria, fue el cierre antes del último set.
Al grito de “Buenos Aires”, Dua Lipa regresó para los bises, esta vez enfundada en un deslumbrante body dorado con un collar a tono que llevaba el logo Chanel. “New rules”, un interludio con “Dance the Night”, de la banda sonora de la película Barbie, “Don’t Start Now” y “Houdini” no solo marcaron el ritmo final de la fiesta encabezada por la cantante británica, sino que además fueron los momentos de máxima euforia entre el público. Porque aunque pasen los años, los tours y haya nuevos discos, los hits siguen marcando el pulso de los fanáticos.