El ciclismo moderno vive en una paradoja constante: se corre más rápido, se entrena con más ciencia, se controla cada vatio y sin embargo, la elección del calendario sigue siendo un arte casi humano, de sensaciones, ambición y gestión del desgaste. Apenas cae el telón de la temporada, el pelotón ya murmura lo mismo: ¿Dónde estará Pogacar? ¿Roglic volverá a LaVuelta? ¿Qué hará Remco? ¿Vingegaard por fin al Giro? La foto para 2026 —todavía sin anuncios oficiales— empieza a dibujarse.

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Pogacar, en una entrevista reciente con MARCA en Andorra, dejó una reflexión que marca el enfoque sobre LaVuelta: “No lo sé. Los Mundiales están en Canadá y encajan bien con las carreras canadienses, pero todavía queda mucho para decidir el calendario. Siempre hay una oportunidad para estar ahí” Además, en la misma charla con este medio, volvió a subrayar que 2026 será un año con dos grandes centros emocionales: el Mundial y el Europeo en casa. LaVuelta no queda cerrada… pero sí pasa a depender de su estado, de la gestión del cansancio y de cómo fluya la temporada. Nada es definitivo, aunque el esloveno ya sabe que no puede vaciar el depósito en todas partes. El Tour aún es innegociable. Pese a que el padre de Remco dijo que puede que no acuda a Francia.

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Roglic, por su parte, colocó su intención con la franqueza de quien ya ha vivido todas las batallas. En Singapur avanzó para MARCA su plan: “Es un poco injusto hablar sobre el programa para el próximo año, es demasiado temprano. Solo quiero tener un descanso, pensar bien sobre el tema y decidir qué hacer. Pero sí, sería bastante genial estar en la salida de LaVuelta. Si pudiera elegir ganar LaVuelta, ya lo haría, pero eso está lejos, no es tan sencillo. Está claro que es un desafío.” 

Y este fin de semana en Saitama volvió a reforzarlo delante del micro de la ‘M’ roja. LaVuelta es algo más que una carrera para él: es un lugar al que volver.

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En el caso de Remco Evenepoel, el aterrizaje en Red Bull marca una nueva narrativa. El plan es claro: Tour como núcleo de todo. Allí fue podio en su debut y quiere volver a ese debate de tú a tú frente a Pogacar y Vingegaard. Giro o Vuelta podrán entrar después según cómo se procese julio, pero el centro gravitatorio de su temporada será Francia, y su figura será uno de los grandes ejes de atención mediática de 2026.

Vingegaard lleva tiempo coqueteando con la idea del Giro. En Japón dejó para MARCA una frase emocional: «si sólo pudiera ganar una carrera más  en mi carrera, sería el Giro». Un deseo íntimo que convive con la realidad del Tour, donde se mide con Pogacar y donde se escribe hoy la historia del ciclismo. 

Aun así, el danés rebajó expectativas con serenidad cuando MARCA le preguntó en Saitama: “No puedo comentar nada por ahora. No hemos decidido qué vamos a hacer el próximo año. Es algo que tenemos que hablar y discutir con el equipo. Luego haremos un plan y veremos qué carreras hacemos” El corazón tira hacia Italia, pero el tablero se moverá en la sala de reuniones del equipo. Con todo, reconoce que le va mejor «el doblete Tour y Vuelta porque, aunque llegas cansado a octubre, después del Tour casi no tienes que entrenar para estar en LaVuelta».

Otros grandes nombres

En España, Movistar estructura su puzzle con lógica y continuidad. CianUijtdebroeks ya expresó que le gustaría un Giro-Vuelta, progresión natural hacia mayores responsabilidades. Y Enric Mas, aunque aún no lo ha anunciado, apunta a su guion conocido: Tour-Vuelta, el territorio en el que mejor se maneja, donde su competitividad madura encuentra sentido. Mikel Landa, ahora líder del Soudal tras el adiós de Evenepoel, comentó que le gustaría regresar al Giro, donde siempre ha recogido lo mejor y también lo más duro.

2026 se perfila como una temporada de relatos cruzados: Pogacar mirando al arcoíris y al amarillo, Roglic escuchando otra vez la llamada de una Vuelta que se perdió en 2024, Remco relanzándose en el Tour con nuevo escudo, Vingegaard soñando con Italia sin olvidar Francia, y Movistar tejiendo el equilibrio entre presente y futuro con sus dos ‘gallos’. Los calendarios se están escribiendo. Las carreras, esas de verdad, llegarán después.